Impunidad por cuestiones de territorio mantiene libres a los jefes paramilitares

BOG07 - CÚCUTA (COLOMBIA), 21/01/08.- Militares venezolanos patrullan hoy, 21 de enero de 2008, la frontera con Colombia en donde se confiscaron camiones con alimentos de contrabando, como parte de un plan anunciado por el presidente venezolano, Hugo Chávez, para evitar que salgan alimentos y gasolina subsidiados y entren de contrabando al territorio colombiano. A su vez, el Gobierno de Colombia anunció que no militarizará su frontera y aseguró que la situación en la zona limítrofe es normal. EFE/Efraín Patiño

José”, vive temeroso, con los nervios de punta, la angustia y los sobresaltos lo agobian desde hace varios meses, como consecuencia de la pérdida de tres de sus seres queridos durante hechos de violencia ocurridos en la zona de frontera. Un primo, un cuñado y un hermano, forman parte de la lista que el espiral de violencia ha dejado en el eje fronterizo San Antonio del Táchira – Ureña, y en el cual también figuran los nombres de algunos conocidos.

Sabe que cayeron durante una serie de eventos que aparecen relacionados con la guerra que por motivos territoriales, mantienen en ambos lados de la frontera integrantes de grupos generadores de violencia; pero prefiere mantener silencio a manera de precaución.

Tres fallecidos

“José” aceptó conversar sobre su situación a pedido de un familiar; pero exigió mantener su identidad en el anonimato. Escogió ese nombre para ocultar su verdadera identidad y dijo que su familia está compuesta por gente de bien, trabajadora, sin problemas con la justicia, a excepción de tres o cuatro que decidieron incursionar en el contrabando, a pequeña escala, porque no cuentan con dinero para hacer grandes inversiones.

Explicó que a su hermano y al cuñado los mataron hace dos meses en la  zona de  “La Parada”, en territorio colombiano, a donde fueron para entregar una mercancía; en tanto que a su primo lo ajusticiaron en la invasión “Mi pequeña Barinas”, donde todos andan con el credo en la boca por las constantes balaceras y los sicariatos, donde muchas personas han muerto.

“Esta zona cuenta con trochas que desembocan directamente en el río Táchira, por donde resulta fácil cruzar la frontera”, comentó. Por ese motivo, tiene un una gran actividad por parte de diversos factores, entre los cuales están paramilitares, guerrilleros y delincuencia organizada que pretenden dominar los negocios del contrabando, tráfico de drogas, extorsiones y otros delitos. “Por eso ocurren fuertes enfrentamientos entre bandas y cada una intenta eliminar a sus rivales sin importar los medios”.

“Mis parientes estaban relacionados con un grupo y sus rivales los mataron por venganza”, clamó más adelante “José”, al explicar que desea dejar la frontera, pensando en la seguridad de los suyos; pero la situación económica no se lo permite.  Aquí no hay a seguridad, ni nada, y uno no sabe cuándo lo van a matar, porque está en medio de todo eso”, argumentó para concluir.

Paramilitar detenido

En el barrio Bonilla de Ureña,  fue asesinado en vía pública, un joven de 19 años de edad, identificado como John Valecillos, vecino del sector, y quien dejó de existir en el mismo lugar de los hechos a causa de heridas de bala.

El General de División José Noguera Silva, director de la Policía del estado Táchira, dijo que una comisión que desarrollaba labores de patrullaje por la zona, fue atraída por las detonaciones y al llegar al lugar, cerca de Traki, observaron que un hombre disparaba contra otro que yacía sobre el pavimento. El sujeto también disparó a los uniformados y estos se vieron obligados a repeler el ataque con sus armas de reglamento, hiriendo al sospechoso que finalmente fue capturado. Lo identificó como Edgar Gutiérrez Carreño, colombiano de 19 años de edad, con residencia en el vecino país, concretamente en la ciudad de Cúcuta. Se sabe que cruzó la frontera para cometer el crimen. En su poder fue hallada una pistola de alta potencia, marca Glock, calibre 9 milímetros.

El jefe policial calificó al sospechoso como presunto paramilitar, perteneciente al “Clan del Golfo”, antes conocido como “Clan Usuga” o “Urabeños”, que dirige el “Comandante Cepillo”, uno de los poderosos jefes paramilitares de la frontera, que permanece detenido en la Cárcel Modelo de Cúcuta.

Noguera Silva, se cuidó de no hacer mayores comentarios sobre la situación de frontera y aclaró que se trata de un problema de soberanía que resulta competencia de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y que la Policía del estado ayuda a fortalecer los operativos de prevención dentro de los parámetros de cooperación que se deben mantener en un área de bastante conflictividad, y donde es necesario el trabajo en conjunto con la Fuerzas Armada.

Sobre la información que pudiera haber aportado el supuesto sicario detenido en Ureña, el General Noguera también se mantuvo hermético y dijo que eso forma parte de la investigación.

Extraterritoriedad

El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, es otra de las instituciones que está compenetrada con el trabajo en el área de frontera. De hecho, es a este organismo que compete conocer de los casos de homicidios, extorsiones y otros delitos cometidos por miembros de lo que califican como “grupos generadores de violencia”.

Un funcionario que no reveló su identidad, por no estar autorizado a declarar, habló sobre la versión del enfrentamiento entre grupos por el dominio de la zona y las actividades al margen de la ley. Destaca la guerra entre grupos paramilitares, y contra la guerrilla o viceversa, y dijo que uno los aspectos  que contribuye a la impunidad es la extraterritoriedad, porque operan desde territorio colombiano, donde planifican sus operaciones.

Utilizando a su favor el factor sorpresa, simplemente cruzan la frontera y tras cometer los hechos, inmediatamente retornan a su país, limitando el accionar de las autoridades venezolanas. Así ha ocurrido con muchos casos de homicidio y en los ataques con granadas a personas e instituciones particulares.

Explicó para finalizar, que la investigación policial ha sido eficiente y  positiva, con resultados reales que han llevado a practicar detenciones o enfrentamientos donde algunos de los irregulares han sido dados de baja. Muchos de estos delincuentes están plenamente identificados, con nombres y apellido, lugar de residencia y otros detalles; pero siguen libres, sin ser detenidos, porque se encuentran en territorio colombiano, donde la Policía venezolana no puede operar.

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