IMPORTANCIA DE ESCULPIR UNA MUNDIVISIÓN | Por: Ernesto Rodríguez

 

Una mundivisión es la manera integral con la que una persona ve e interpreta el mundo. No hace falta decir que hay mundivisiones pobres, simplistas y equivocadas, y hay mundivisiones más reflexionadas, elaboradas y acertadas. Tampoco hace falta decir que para esculpir una mundivisión, hay que esforzarse reflexionando  y leyendo una cantidad de obras importantes de la cultura universal. En efecto, una mundivisión tiene implicaciones para todas las facetas de la vida humana: ética, política, y en general todo tipo de actitudes ante la vida.

En tal sentido, una de las cosas más alarmantes que vivimos actualmente, es que muchos jóvenes (y muchos no tan jóvenes) no tienen ni el más mínimo interés por forjarse una mundivisión bien reflexionada, ni por leer nada. Por supuesto, los jóvenes que carecen de ese interés, son víctimas de una serie de factores: 1) El sistema escolar establecido no motiva al estudiante para que lea obras importantes de la cultura universal 2) No hay librerías, ni bibliotecas ni facilidades para adquirir libros 3) Actualmente la preocupación fundamental es cómo sobrevivir, lo cual no deja tiempo para la formación cultural 4) El internet y los teléfonos móviles han creado toda una ‘cultura de la pantalla’ que está desplazando a los libros, y hay estudios y evidencias de que crean ‘mentes superficiales’ como vimos en mi artículo publicado en este diario: ‘El internet puede crear mentes superficiales’ (13/03/21).

El asunto es muy grave porque desde los antiguos griegos ya se planteaba la importancia de reflexionar y desarrollar el intelecto. En efecto, Platón (427-347 A. de C.) en su obra: ‘Apología’ presenta a Sócrates (469-399 A. de C.) diciendo: “La vida no examinada no es digna de ser vivida” (sección 38 A). Igualmente Aristóteles (384-322 A. de C.) en su obra: ‘Ética a Nicómaco’ señala que las masas envilecidas: “prefieren una existencia bovina” mientras las personas cultivadas optan por una vida más elevada (Libro I, Cap. 5, 1095 b 15-1096 a 5). Más adelante dice: “Nadie escogería vivir con el nivel mental de un niño toda su vida, teniendo mucho del placer que agrada a un niño (…) Hay muchas cosas que escogeríamos aunque no proporcionen placer – como tener virtudes” (Libro X, Cap. 3, 1174 a 1-1174 a 6).

En efecto, siempre tenemos que esforzarnos por vivir de acuerdo a la manera en que pensemos, porque si no lo hacemos así, entonces corremos el riesgo de pensar de acuerdo a la manera en que vivamos. Puede parecer que es lo mismo “vivir como se piense” y “pensar como    se viva”, pero no es lo mismo. Porque cuando nos vemos obligados a vivir de una manera mediocre y sórdida, el riesgo es que terminemos acostumbrándonos a vivir de esa manera y también nos acostumbremos a tener nuestro cerebro ocupado todo el tiempo con lo mediocre, lo chabacano y lo sórdido.

El gran filósofo francés René Descartes (1596-1650) en su obra: ‘El Discurso del Método’ (1637) dice: “La lectura de buenos libros es como una conversación con los mejores hombres de siglos pasados” (Parte I). Recordemos también al gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881) que en su importante novela: ‘Los Hermanos Karamazov’ (1879-1880) presenta a Aliosha Karamazov, que es muy espiritual, dialogando con Mijail Rakitin sobre su hermano Iván Karamazov, que es un intelectual ateo y reflexiona mucho sobre cuestiones filosóficas. Rakitin insinúa que quizás Iván quiere obtener dinero, pero Aliosha le responde: “Tú no estimas a Iván. Iván no tiene sed de dinero (…) Iván mira más alto. No se dejaría seducir ni por miles de rublos (…) Él es uno de esos que no quieren millones sino una respuesta a sus preguntas” (Parte I, Libro II, Cap. 7). En la época actual cuando hay tanta corrupción, esto que plantea Dostoievski adquiere una gran pertinencia.

Por otra parte, leer obras es muy importante porque las investigaciones científicas evidencian que la inteligencia de una persona y su riqueza de vocabulario manifiestan una correlación de un 80 % (1). En efecto, cuanto más rico sea el vocabulario de una persona, más capacidad tendrá para analizar la realidad y expresar sus ideas.

Asimismo hay evidencias de que leer puede tener implicaciones para el mejoramiento moral de un joven. En el año 2013 los psicólogos David Comer Kidd y Emanuele Castano publicaron en la revista ‘Science’ resultados de estudios sobre la relación causal entre leer ficción literaria de gran calidad y la capacidad de asumir la perspectiva de otros. Encontraron que las personas que habían leído ese tipo de obras tenían una capacidad significativamente mayor para detectar las emociones de otras personas y para interpretar lo que otras personas estaban pensando. Esto tiene evidentes implicaciones para el mejoramiento moral, porque uno de los requisitos para que una persona tenga un buen comportamiento, es que sea capaz de ponerse siempre en el lugar de otras personas que puedan resultar beneficiadas o perjudicadas por sus acciones (2).

Por otro lado, podemos preguntarnos: ¿Adquirir cultura hace más feliz a una persona?…La respuesta no es sencilla. Cuanto más culta sea una persona, más sensibilidad tendrá ante las injusticias y las cosas malas que vea en su vida, y eso obviamente causa desdicha. No obstante, probablemente ninguna persona culta cambiaría su vida por la de un bobo feliz. Eso lo han planteado diversos autores muy acertadamente. Por ejemplo, el escritor francés Anatole France (1844-1924), que fue Premio Nobel de Literatura en 1921,  en su obra ‘El Jardín de Epicuro’ (1894) dice que aunque el disfrute de entender es un disfrute triste, “Esos que han tenido el gusto de entender nunca lo cambiarían por todas las alegrías frívolas y las esperanzas vacías de la turba vulgar”. Asimismo, el filósofo inglés John Stuart Mill (1806-1873), en su ensayo: ‘Utilitarismo’ (1861) dice: “ningún ser humano inteligente consentiría en ser un loco, ninguna persona instruida, en ser ignorante, ninguna persona con sentimientos y conciencia en ser egoísta e infame (…) Un ser de facultades más elevadas necesita más para ser feliz ; probablemente es capaz de sufrir más agudamente ; y, con toda seguridad, ofrece más puntos de acceso al sufrimiento que uno de tipo inferior ; pero a pesar de estas desventajas, nunca puede desear verdaderamente hundirse en lo que él considera un grado inferior de la existencia (…) Es mejor ser Sócrates insatisfecho, que un tonto satisfecho” (cap. 2).

Otro autor que ha descrito muy bien  este punto ha sido el gran escritor francés Voltaire (1694-1778) en su famosa narración: ‘Historia de un buen Brahmin’ (1759). Voltaire analiza el dilema : ¿Qué es preferible entre tener conciencia, cultura y sufrir…o ser un inconsciente, ignorante y feliz?. Voltaire lo narra en primera persona y cuenta que en uno de sus viajes encontró en la India a un viejo Brahmín que tenía sabiduría. Cerca de su casa, vivía una anciana muy devota, pobre e ignorante. Un día el Brahmín le dijo a Voltaire: “Quisiera no haber nacido (…) Estudio desde hace cuarenta años y son cuarenta años perdidos (…) A punto estoy a veces de caer en la desesperación, cuando pienso que después de mis investigaciones no sé ni de dónde vengo, ni lo que soy, ni adónde voy, ni lo que será de mí”. Voltaire comprendió que el Brahmín vivía atormentado por las interrogantes que se hacía en su vida y cuantas más luces había en su entendimiento, más sensibilidad había en su corazón y más desdichado era. Entonces Voltaire vio a la anciana vecina y le preguntó si alguna vez había sentido curiosidad por plantearse esas interrogantes, pero dice Voltaire que ella: “Ni siquiera comprendió la pregunta; no había reflexionado ni un solo momento de su vida sobre cualquiera de los puntos que atormentaban al Brahmín; creía de todo corazón en la metamorfosis de Visnú y con tal de tener algunas veces agua del Río Ganges para lavarse, ya se creía la más dichosa de las mujeres”.

Entonces Voltaire, admirado de la felicidad de aquella anciana, buscó al Brahmín y le dijo: “¿No os avergüenza sentiros desgraciado, mientras a vuestra puerta vive una vieja autómata, que no piensa en nada y vive feliz?”. El Brahmín le respondió a Voltaire: “Tenéis razón (…) Cien veces me he dicho que sería dichoso si fuera tan estúpido como mi vecina y, sin embargo, no quisiera esa felicidad”. Ante esa respuesta Voltaire reflexionó y se dio cuenta de que él: “tampoco hubiera querido ser dichoso a costa de ser imbécil”…¡Para finalizar… Hay sólidos motivos para forjarnos una mundivisión bien elaborada!. NOTAS: (1) Pag. 372 en Geoffrey F. Miller (2000) ‘The Mating Mind’ (2) Pags. 28-30 en Michael Shermer (2015) ‘The Moral Arc. How science and reason lead humanity toward truth, justice and freedom’.

 ernestorodri49@gmail.com

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