Ilusiones políticas

 

En la situación actual venezolana, frente a un gobierno autoritario, arbitrario, sectario, corrupto, ignorante, incapaz e indolente, existe la ilusión de unificar a quienes se le oponen, como la vía segura para derrotarlo y de esa manera comenzar a salir de la crisis profunda en que nos encontramos. Los calificativos utilizados para caracterizar al equipo gobernante no fueron escritos a manera de insultos, como usualmente lo hacen algunos cuando se refieren al régimen.

No se trata de una forma de ofenderlo ni mucho menos de mentarle la madre. En absoluto. Cada adjetivo corresponde a una característica particular del gobierno actual, que puede ser contrastada con la realidad existente y con la pasada, incluso más atrás de la primera Presidencia de Maduro.

Unir a todos los venezolanos de buena voluntad, para salir de la plaga actual, parece en principio una tesis lógica, y realmente lo es. Sólo que estamos hablando de unir a los venezolanos de “buena voluntad”, por lo que no participarían en esta alianza quienes no sean de “buena voluntad”. Pero, para no caer en la discusión de quienes son los buenos y quienes los malos, diré como el camarada Mao que se debe tratar de unir a “todos los susceptibles de ser unidos”.

Mao lo pidió en el momento de constituir el frente político militar anti japonés, que lucharía contra estos invasores, y de hecho se logró la unidad entre el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino) dirigido por Chiang Kai-shek y el Partido Comunista Chino, en esos momentos enfrentados militarmente.

Suspendieron las hostilidades y, luego de la derrota japonesa al final de la Segunda Guerra Mundial, se reanudó el conflicto que terminó con el triunfo del Partido Comunista Chino y el refugio de los nacionalistas en la isla de Formosa, hoy Taiwán. Se logró unir a los “susceptibles de ser unidos”, pues el Kuomintang y los comunistas eran ambos nacionalistas y enfrentaban las pretensiones de dominación imperial de Japón. En nuestro caso, mucho menos dramático, no todos los que se oponen al régimen de Maduro son “susceptibles” de ser unidos, pues dentro de ellos hay quienes son partidarios de una invasión extranjera, como fórmula para derrotarlo, mientras que para otros esa posición es totalmente inaceptable. Esta diferencia los hace, como se dijo, “no susceptibles” de ser unidos.

Para los primeros la salida es violenta, para los segundos es pacífica. Para los primeros la intervención extranjera es deseable y necesaria, para los segundos es indeseable y contraproducente. Para los primeros los asuntos del país pueden resolverse en EE.UU y otras latitudes, para los segundos se deben resolver en Venezuela y por los venezolanos. Los primeros violentan la Constitución vigente, los segundos actúan dentro del marco constitucional. Es meridianamente claro de estas diferencias que ambos grupos no pueden unirse, no son susceptibles de ser unidos y por tanto no habrá un frente opositor al gobierno de Maduro, a menos que uno de los grupos renuncie a sus posiciones y asuma totalmente las del otro.

Otra posibilidad, en el caso de la elección Presidencial, es que aparezca un extraño a los actualmente actuantes, una persona no involucrada en la conflictividad habida, un forastero, un “outsider”, para usar el anglicismo que todos entienden, y que este personaje sea asumido por todo el mundo como candidato presidencial. Esta última posibilidad tampoco es fácil de conseguir, pues el “outsider” tendría que tener posición sobre los asuntos antes señalados como impedimentos serios de la unidad de toda la oposición.

 

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