Las puertas de los templos se cerraron, las bancas que lucían repletas de feligreses están vacías, los santos ya no tienen tantas velas encendidas, no hay bautizos, confirmaciones, primeras comuniones, matrimonios, ni misas de entierro. Con la llegada del coronavirus a Venezuela, la iglesia católica cambió su ritmo y su forma de llegar a los fieles, de acuerdo a los estándares mundiales para evitar las aglomeraciones.
Así, las eucaristías que se celebraban hasta tres veces al día, sólo se hacen una vez, y se transmiten a través del parlante de la Iglesia. Los habitantes de la comunidad, la escuchan desde los balcones y puertas de sus viviendas.
Pero hay quienes han roto los esquemas tradicionales y han traspasado las barreras del internet y las redes sociales, así como las fallas de electricidad y conexión, para llegar a más comunidades sin romper los protocolos. Es el caso del sacerdote, Joel Escalante, párroco de la Iglesia El Buen Pastor de la localidad de Puente Real en la capital tachirense, quien junto al sacerdote Ricardo Ramírez, director regional de Caritas, decidió abrir grupos de whatssap antes de la Semana Santa para transmitir mediante audios los actos propios de esta fecha.
En paralelo, idearon transmitir la eucaristía a través del Instagram y de la cuenta de Youtube de la parroquia con el nombre de «Parroquia El Buen Pastor de Puente Real», llegando a más de 2000 personas desde diferentes países.
Siete grupos de whatsapp han abierto desde el viernes 3 de abril de 2020, de 256 integrantes cada uno, quienes tienen a su vez grupos alternos. En Miami hay 12 grupos, en Colombia 20 grupos y así en otros países. “Había gente hasta en Dubai siguiéndonos por los audios de Semana Santa, entonces hicimos otros grupos nuevos que se llaman civitas perseverancia, ahí enviamos la misa que se graba a las 7 de la mañana, cambiamos el horario por el problema de internet, y en la mañana si se puede cargar y llega a la gente, lo mismo el canal de Youtube de la Parroquia El Buen Pastor de Puente Real, y ahí está la misa de cada día, seguimos por Instagram (@caritasparroquialpuentereal IG y @edascaritas) y demás redes sociales”, relata Escalante.
Considera que en este momento se está propagando más el nombre de Cristo que el mismo coronavirus, porque varios sacerdotes están haciendo lo mismo. “Estamos encerrados pero la Iglesia está en salida, como lo dice el Papa Francisco”, afirmó.
Bancas con nombres
Al momento de celebrar la eucaristía, las bancas de la iglesia El Buen Pastor no están solas, pues tienen escritos más de 2000 nombres de habitantes del sector y de venezolanos que están en otras partes del mundo.
Cuando inició la cuarentena, el 16 de marzo de 2020, ambos sacerdotes se plantearon de qué forma podían atender a su comunidad, por lo que comenzaron solicitándoles a los feligreses sus nombres y apellidos para colocarlos en las bancas de la iglesia, que tienen una capacidad para 350 personas, pero que ha alcanzado más de 2.000 nombres.
“Nosotros en nuestra fe cristiana sabemos que las iglesias nunca están vacías, el ángel de la guarda de cada una de esas personas que vienen a misa ocupa su lugar cuando se celebra la eucaristía, y por eso la campaña fue pedirle que nos enviaran su nombre, el nombre de todas las personas que vienen a misa y se colocaron en todas las bancas de la iglesia, entonces en la celebración hacemos presentes a todas estas personas con su ángel de la guarda, porque es así”, relata Joel Escalante.
Jornadas solidarias
Antes de la llegada del coronavirus, distintas parroquias del Táchira y Venezuela se han encargado de atender a las personas en situación de calle o pobreza extrema, por medio de la entrega de alimentos. Este tipo de actividades fueron suspendidas para evitar la propagación del Covid, pero en Puente Real volvieron a retomarlas en vista de la necesidad ciudadana.
Un equipo de voluntarios se reúne los últimos sábados de cada mes, y junto a Cáritas parroquial y a amigos de la comunidad que colaboran con verduras, costilla, huesos y tripa, elaboran sopas solidarias para alimentar a más de 600 personas, que en una oportunidad se convirtió en una mega olla de 4.000 litros. El voluntariado se divide en varios equipos, con horarios distintos, para no violar las reglas sanitarias.
Durante los primeros meses iban el día anterior a las plazas, el Terminal de Pasajeros y los alrededores del Hospital Central de San Cristóbal a invitar a las jornadas, ya no es necesario, pues llegan solos. A través de Radio Natividad hacen la invitación y quienes lo necesitan, asisten.
“Puente Real realiza estas jornadas que atienden a tantísima gente en condición calle, y se nos ha sumado la gente que está pasando graves necesidades, porque no tienen gas, no tienen electricidad y vienen a comer a nuestra parroquia. Ya tenemos cinco años aproximadamente desde que se hizo la primera jornada, animados por los carismas que tiene la Iglesia de atender al indigente y a la gente que está más vulnerable a las necesidades que todos sabemos”, dijo Escalante.
Desde tempranas horas, a las afueras de la parroquia, se observan personas de todas las edades, con aspecto humilde y sencillo, esperando que culmine la preparación de los alimentos. No importa el sol y la lluvia, allí esperan. Anteriormente no sólo ofrecían alimentos, sino una ducha, peluquería, ropa, juegos de mesa y entretenimiento, pero por el virus, los atienden por las rejas.
“Lo mismo estamos haciendo con las actividades parroquiales, la iglesia permanece cerrada, los dos curas estamos ahora encerrados dando la misma, no entra absolutamente nadie y ni siquiera se están tomando las campanas, porque tenemos que cuidarnos y los primeros que tenemos que dar ejemplo en la ciudad somos los sacerdotes, atendiendo el llamado que hizo el señor Obispo, las normas de la Santa Sede y los protocolos de sanidad”.
Manos solidarias
Para impulsar estas actividades en bien de los demás, el padre Joel Escalante nombró como directores de Cáritas a Laura García y Jesús Araque, quienes están al frente de la preparación de los alimentos. Desde hace unos cinco años han realizado 34 jornadas de alimentación, que con el paso del tiempo se convirtieron en actividades de atención integral.
Para Laura esta labor la dignifica, no sabe expresar lo que siente al servir a Dios a través de los demás. “Solamente necesitamos manos y disposición, mentes abiertas a servir. Antes realizaba labores sociales por cuenta propia, pero con esta oportunidad nos hemos desplegado”.
Antes de servir los alimentos, los voluntarios junto a los sacerdotes realizan una breve oración y bendición.
Para Jesús Araque lo más gratificante es la sonrisa de la gente. “Nos sentimos bastante contentos con estas jornadas. Hacemos un llamado a la colectividad, a los vecinos, a las empresas, que se sumen a esta obra de Dios, que es para hacer misericordia”, acotó.
Sol Contreras es voluntaria de la parroquia desde hace dos años. Forma parte de la hermandad de Emaús y se unió a este trabajo motivada a servir a quien lo necesita. “Hay quienes necesitan una mano amiga y el amor que le podamos brindar. Siento mucha alegría en mi corazón, recibir las gracias que dan ellos, lo llena a uno de gas de volver a servir. Es gratificante ver con la alegría que se van”.
Óscar Camero estaba en la cola esperando un plato de sopa el pasado 30 de mayo. Tiene 62 años de edad, no cuenta con trabajo ni apoyo de sus hijos, por lo que a diario busca ayuda para poder alimentarse.
Vive en la localidad de La Ermita, y aunque tiene hermanos tampoco cuenta con apoyo. “Mi situación es malísima por eso vengo por aquí a comer, no tengo trabajo, solo lo de la pensión y alcanza para alimentarme un día. Aquí almuerzo y de ahí hasta mañana si consigo, si no consigo paso hambre también”.
Camero va a las distintas iglesias en donde dan el apoyo alimenticio, pero durante la cuarentena no había podido socorrerse. Como él, otros ciudadanos, quienes desean que existan más jornadas de este tipo para poder llevar algo caliente a sus estómagos vacíos.
Mariana Duque
@mariananduque