Idúwali, gracias al bosque

Para hacerle frente a la deforestación, en la capital del estado Amazonas en Venezuela, Puerto Ayacucho, una joven indígena Baré anima a su comunidad a plantar un bosque nativo de árboles de guamas, caucho, cacao y copoazú. Con esta iniciativa, el grupo también espera producir dulces para el sostenimiento de sus familias.

Historia Iduwali Gracias Al Bosque by Agenda Propia

 

Kenia Martínez pertenece a una familia de mujeres indígenas Baré y desde pequeña compartía con su abuela y su madre el amor por la siembra. Cuando niña, cuatro décadas atrás, solía disfrutar de las jornadas de cultivo en el patio de su casa, en San Carlos de Río Negro, municipio Río Negro, al sur del estado Amazonas.

Esa experiencia de cultivar en familia, su carisma y el amor por la naturaleza, la llevaron a prepararse para dar a conocer las bondades del Amazonas, aún cuando en la universidad se formó para ser ingeniera de sistemas.

Mientras estaba estudiando, Kenia se preguntaba por qué en otros lugares de su país no se conocían las frutas o los platillos autóctonos de su región. Entonces, comenzó a prepararse en cursos de chocolatería, en donde, por ejemplo, se utilizaba el fruto copoazú, también conocido como chocolate blanco, para fusionar sabores de la región. Durante el proceso, y por las limitaciones que enfrentaba para acceder a los insumos que necesitaba, esta mujer emprendedora vio la necesidad de retomar la siembra para comenzar a cosechar sus propios productos.

Fue así como, desde el año 2021, Kenia empezó a liderar a un grupo de personas empeñadas, como ella, en crear, cerca de Puerto Ayacucho, una réplica del bosque. Desde entonces, hombres y mujeres de los pueblos Huottöja y Jivi la acompañan en su andar.

 

Kenia y su equipo utilizan conocimientos ancestrales para la preparación del abono, incluso los residuos de la quema.
Foto: Yency Dacosta Camico.

 

Su proyecto se ubica en la periferia de la ciudad, en el sector 57, en donde hay varias comunidades Huottöja, Jivi y Yekuana. “Es una zona muy bonita, tiene muchos pájaros, animales”, cuenta Kenia, aunque dice que poco a poco se ha ido poblando –en la capital del Amazonas venezolano casi no hay bosques–, por lo que el sonido de la selva suele venir acompañado del que produce la tala de madera.

 

Niños y niñas visitan la zona para aprender sobre la siembra y compartir en comunidad, rodeados de naturaleza.
Foto: Yency Dacosta Camico.

 

En marzo de 2023, la organización no gubernamental SOS Orinoco reveló que en los últimos 20 años desaparecieron 790.500 hectáreas boscosas en la Amazonía venezolana, especialmente, en los estados Bolívar y Amazonas. La ONG asegura que los factores que más aceleran la pérdida de bosque son los incendios, la minería, la agricultura y las construcciones.

Esta imagen aérea muestra la magnitud del área quemada en el conuco. La mayoría de las matas de guama fue consumida por las llamas.
Foto: Julio César Vargas.

 

Aunque durante la sequía, en marzo de 2023, un incendio forestal provocado quemó más de la mitad del plantío, Kenia, una mujer llena de amor y entusiasmo, confía en que, con la llegada de las lluvias, volverán a sembrar. Anhelan producir mermeladas, bombones, galletas, en lugar de ir a la mina o talar árboles y así retribuir a la tierra un poco de lo mucho que de ella reciben. Sus chocolates se llaman Idúwali, que en lengua baré significa “muy bueno” o “gracias”.

 


Nota. La serie documental “Conuco de historias indígenas en resistencia. Un viaje sonoro por la Amazonía venezolana” nació de un proceso de cocreación de periodistas y comunicadores indígenas y no indígenas de Venezuela y Colombia, parte de la Red Tejiendo Historias. La coordinación editorial estuvo a cargo del medio independiente Agenda Propia.

 

 

 

 

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