Huracán Milton, un antes y un después | Por: David Uzcátegui

 

David Uzcátegui

Mientras escribimos estas líneas, el huracán Milton avanza ferozmente hacia la costa oeste de Florida, recordándonos la necesidad urgente de estar preparados para enfrentar grandes catástrofes. Aún no conocemos el nivel de daños que dejará, pero las predicciones no son nada alentadoras.

Este evento meteorológico ha intensificado su fuerza, alcanzando vientos de hasta 180 millas por hora. Frente a esta situación crítica, surgen numerosas preguntas: ¿Está la humanidad preparada para enfrentar catástrofes climáticas cada vez más frecuentes y potentes? ¿Cómo deben actuar los distintos niveles de gobierno? ¿Cómo debe ser educada la ciudadanía? ¿De dónde provendrán los recursos para atender reconstrucciones cada vez más frecuentes y costosas? ¿Es real el cambio climático? De ser así, ¿cómo lo enfrentamos?

Pero primero, lo más importante es la urgencia de preservar la vida propia y la de los seres queridos. Las autoridades han emitido órdenes de evacuación para muchas áreas en la trayectoria proyectada del huracán, haciendo hincapié en la necesidad de que los residentes abandonen sus hogares para proteger sus vidas.

Sin embargo, y para asombro de muchos, se reporta una peligrosa tendencia a ignorar estas advertencias, ya sea por subestimar el poder del fenómeno o por la falsa sensación de seguridad que algunos sienten en sus hogares.

Es importante destacar que las ciudades no han tenido tiempo de limpiar el desastre del reciente huracán Helene, que dejó más de 200 fallecidos. Las autoridades han advertido que los escombros, dispersos por todas partes, pueden actuar como proyectiles bajo los potentes vientos de Milton. Incluso algunos periodistas han expresado temor de salir a reportar debido a este riesgo.

La realidad es que quienes eligen quedarse se exponen a peligros letales. Además de fuertes vientos, se pronostica que este monstruo meteorológico traerá tormentas y marejadas ciclónicas capaces de inundar rápidamente las áreas costeras, lo que representa un alto riesgo –incluso de muerte– para quienes decidan quedarse.

Otro problema es la especulación con productos básicos, como agua embotellada, baterías y otros suministros de emergencia. La demanda de estos productos incrementa drásticamente, lo que da pie a la especulación. Aunque existen leyes que regulan los precios, muchas personas se ven obligadas a pagar más por recursos esenciales, agravando la situación y exponiendo a los más vulnerables a mayores dificultades para garantizar su seguridad.

Milton también destaca un problema mayor: el cambio climático. Según diversos científicos entrevistados recientemente, las aguas más cálidas del Golfo de México han proporcionado la potencia necesaria para que el fenómeno se intensifique rápidamente hasta convertirse en un huracán de categoría 5.

El investigador de huracanes Phil Klotzbach explicó que las condiciones que alimentaron a Milton —altas temperaturas en el agua y vientos favorables en la atmósfera— son las que permiten que una tormenta alcance su máximo potencial destructivo. Con el calentamiento global, estas condiciones se están volviendo más comunes.

Según la NASA, los huracanes muestran un patrón de intensificación rápida y destructiva, debido en gran parte al calentamiento de las aguas oceánicas. A medida que aumentan las temperaturas globales, los océanos absorben más calor, lo cual se convierte en un combustible perfecto para huracanes más potentes y frecuentes.

Lo cierto es que, con la creciente frecuencia e intensidad de los huracanes, los costos de los seguros de vivienda en Florida están aumentando, especialmente en las áreas costeras de alto riesgo. Las aseguradoras consideran el historial de tormentas, el aumento del nivel del mar y la amenaza de inundaciones al establecer primas más elevadas.

Este aumento de precios representa un obstáculo económico para muchas familias y empresas, haciendo que la protección contra desastres sea un lujo que no todos pueden permitirse. A medida que más áreas se vuelven propensas a estos desastres, la asequibilidad de seguros podría forzar a muchas personas a reconsiderar dónde vivir para poder proteger sus bienes.

Florida está en el centro de la mirada global. Esta crisis exige una reevaluación de las políticas de construcción, de seguridad y de energía en el estado. Edificaciones más resistentes, sistemas de evacuación más eficaces y redes energéticas sostenibles son esenciales para el futuro.

La colaboración entre las autoridades, la comunidad y el sector privado es fundamental para crear sociedades capaces de enfrentar catástrofes naturales que parecen empeorar. La pregunta no es si debemos adaptarnos, sino cuán rápidamente estamos dispuestos a hacerlo para proteger nuestras vidas frente a estos retos inevitables.

 

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