Madrid, 17 mar (EFE).- Una huelga de transportistas, organizada por un grupo minoritario, según el Gobierno, alcanzó este jueves su cuarta jornada en España y llevó a las autoridades a desplegar más de 23. 000 agentes para garantizar el suministro alimentario, ante el riesgo de desabastecimiento.
Sectores como el de la fruta, la leche y los pescados se quejan por la dificultad que tienen para que sus productos, perecederos, lleguen a los consumidores.
Por ello, el Gobierno desplegó hoy en todo el país 23.500 agentes entre policías, guardias civiles y policías regionales para garantizar el transporte, frente a la presión, en ocasiones con violencia, por parte de los piquetes de huelguistas, que tratan de impedir que otros camioneros que no siguen la protesta, lleven los productos a su destino.
Además, los agentes también están proporcionando seguridad a las plataformas logísticas de toda España y actuando en todos los puntos de la red vial donde se producen incidentes.
Tanto desde la patronal agroalimentaeria como desde la los supermercados hacen un llamamiento a que cesen los actos de violencia, ya que tanto ganaderos y agricultores como el comercio de alimentación están afectados por este paro.
El desabastecimiento de leche y de productos lácteos se está notando ya en los lineales de los supermercados y desde la industria láctea anunciaron que hoy comenzarán a parar la mayoría de las fábricas por la dificultad en el tránsito de camiones por las carreteras para transportar la leche desde las granjas a sus instalaciones.
También el sector pesquero exigió acabar con las «coacciones» y «acciones violentas» que se están produciendo contra los transportistas que no secundan la huelga, ya que hay cientos de toneladas de pescado bloqueadas en los puertos y lonjas.
Pero la imagen más gráfica del desabastecimiento se ve en los grandes mercados mayoristas, como Mercamadrid, el más grande de España, que en una semana acumula un 50 % menos de descargas.
En el de Barcelona, Mercabarna, el paro está afectando especialmente a los productos procedentes del sur de España como las hortalizas y frutas de temporada, y alimentos frescos como el pescado del norte del país, que está teniendo dificultad para llegar.
En principio, esta protesta, que en realidad no es una huelga, como insisten los sindicatos, sino un paro patronal, fue convocada la Plataforma para la Defensa del Transporte de Mercancías por Carretera, minoritaria en el sector, para protestar por el encarecimiento del precio del combustible, que se ha acelerado desde la invasión rusa de Ucrania.
Sin embargo, la protesta degeneró y, según el Gobierno, detrás de todo se encuentra «un grupo minoritario que usa la coacción y la violencia para que el abastecimiento no sea normal» e insisten en que el Ejecutivo no aceptará «ningún chantaje» ni el «boicot» de una minoría de transportistas, a los que definen como «un grupo de ultras», aunque la organización convocante negaron hoy cualquier vinculación con la ultraderecha.