Este 21 de abril, como cada tercer domingo de este mes, se celebra el Día del Padrino y de la Madrina. Aunque en Venezuela es poco celebrada, en diversos países del mundo esta festividad tiene como propósito reivindicar la figura de los padrinos y madrinas.
Son personas que se comprometen a contribuir en el establecimiento de las bases morales de sus ahijados, para que tengan buen desempeño en la vida.
La figura de los padrinos y madrinas está asociada a actividades religiosas en el cristianismo. Por eso se les escoge paran los sacramentos del bautismo, la confirmación y el matrimonio.
Padrinos y madrinas de bautismo
En el caso del bautismo, los padres escogen tanto un padrino como una madrina. Ellos deben asistir al niño a la hora de recibir el sagrado sacramento en la iglesia, por parte del sacerdote.
Tradicionalmente la escogencia se hace entre familiares y amigos, en quienes se tenga plena confianza sobre el papel que jugarán en la vida de los niños. De hecho, son quienes remplazarán a los padres en la crianza del niño, en el caso que estos llegaran a fallecer, tal como se les indica el día del bautismo.
En la confirmación, el ahijado solo debe llevar un padrino o una madrina, que lo acompañará cuando el obispo realice la ceremonia del sacramento donde recibe dones especiales del Espíritu Santo.
En el caso del matrimonio, de nuevo van dos personas acompañando a los novios en el altar, una madrina y un padrino. Por lo general la novia escoge a la madrina y el novio el padrino entre sus familiares y amistades. No obstante en países como España, la tradición indica que estos deben ser los padres.
Todos tenemos en un lugar especial de nuestros hogares, la foto de nuestro bautismo o el de nuestros hijos. Esto evidencia la importancia que se le da a este sacramento que incluye la presencia de padrinos y madrinas.
El respeto que infundan estas figuras
Por lo general, los padrinos son vistos como los segundos padres, por lo que se espera que influyan de manera positiva en el desarrollo del niño, desde la infancia hasta la adultez.
Se asume como un compromiso que, sin ser obligatorio, se cumple más allá de la iglesia y se ha vuelto una tradición familiar.
Los ahijados deben respetar a sus padrinos, precisamente por el hecho de ser considerados como unos segundos padres, que siempre deben estar presentes en sus vidas.
Se dedica un día especial del año para reconocer el papel fundamental que juegan los padrinos y madrinas en la vida de sus ahijados; el cariño la protección y el apoyo que les brindan, así como para fortalecer el cariño entre ambos.