Homenaje al Libertador (1819 – 2018): Diario de Bucaramanga

Jesús Eduardo Barrios

 

En el año 1928, el Libertador Simón Bolívar se encontraba en la ciudad de Bucaramanga, Colombia, acompañado de su Estado Mayor. Son días dramáticos y conflictivos, días de intriga y traición, de enfrentamiento político entre las diversas facciones que tanto temía el Libertador. En donde se decide, en la Convención de Ocaña, el futuro de las naciones bolivarianas, de la Gran Colombia, nacida en Angostura. Pero también son días de reflexión en los que el Libertador recuerda distintos aspectos de su vida. El diario es el relato de ese periodo por el Coronel y Edecán Luis Perú de Lacroix entre los meses de marzo y junio de ese año cuando estuvo en compañía del Libertador en la ciudad colombiana, mientras se desarrollaba la gran convención nacional.

Como un homenaje al Padre de la Patria, he tomado algunos extractos, para realizar este informe, especialmente aspectos humanos, que de forma amena narra Perú de Lacroix.

Según el autor el Libertador recordaba que la guerra independentista había sido muy violenta, penosa, peligrosa y sangrienta, especialmente la campaña de 1814. Debido a que los ejércitos españoles eran como la hidra de la fábula, siempre renacientes por la ferocidad de Boves, Ceballos y Yánez y otros despiadados. Todo era una especie de vorágine de destrucción y muerte.

De acuerdo con Perú de Lacroix, el Libertador hablaba de los generales de la independencia señalando que: “Sucre es Caballero en todo, es la cabeza más organizada de Colombia; es metódico y capaz de las más altas concepciones; es el mejor general de la república y su primer hombre de estado. Le siguen el general Mariano Montilla y el General Rafael Urdaneta”.

En cuanto a la educación, afirmaba Bolívar: “La mala educación apaga todo sentimiento de honor, de delicadeza y de dignidad, facilita el contagio de las malas costumbres y de todos los vicios”.

Con respecto a la cultura del Libertador, afirma Perú de Lacroix, que el autor favorito del Padre de la Patria era Voltaire. En él se encuentra todo -decía- estilo, grandes y profundos pensamientos, filosofía, crítica fina y diversión. Conocía todos los buenos autores franceses, tenía un conocimiento general de la literatura italiana e inglesa y era muy versado en la narrativa española.

Indica así mismo, el edecán, que el Libertador era amante de la verdad, de la heroicidad, del honor, de las consideraciones sociales y de la moral pública, detestaba la calumnia y despreciaba todo lo que era opuesto a tan grandes y nobles sentimientos. A lo largo del diario también se hace referencia al rechazo que sentía el Libertador por la pasión del juego “el cual aumenta las necesidades, corrompe al hombre de bien, es causa de muchos robos, de seducciones, de traiciones y de asesinatos”. Refiere el redactor que el Libertador no fumaba ni permitía que se fumara en su presencia; no hacía uso de aguardiente u otros licores fuertes. Solo en la comidas, tomaba vino o champaña en pequeñas cantidades.
Narra también, Perú de Lacroix, que el Libertador “ganando una partida de naipes se pone muy chanceador y se mofa con gracia de sus contrarios”. También le gustaba jugar billar con ambas manos y lo mismo hacía con el florete, con el sable o con la espada.

Igualmente, se indica en el texto, el Libertador siempre les contaba a sus acompañantes que de las grandes capitales europeas la que más le había gustado era París, en cuya ciudad se recibió como maestro de la masonería. De la cual se había retirado, años más tarde, para no ganarse el odio del clero y de los frailes.

En el año 2013, el Diario de Bucaramanga fue llevado al cine, como largometraje de ficción, protagonizado por el excelente actor Simón Pestana.

Nota: Todos los datos fueron tomados de Perú de Lacroix, 1987. *Exsociedad Bolivariana de Venezuela.

 

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