FUERZA ESPIRITUAL (III)
Antecedentes
La Casa de Dios, como presencia de la Iglesia, ha sido la arquitectura decisoria en la formación de aldeas, villas, pueblos y ciudades de Venezuela. La organización social está marcada profundamente por la acción del párroco que preside la modesta capilla en los inicios de cualquier comunidad. Las ciudades son la representación de cuanto lleva el hombre en su espíritu. Su fe, un fondo teológico y moral. Su cultura, una visión personal y colectiva de la vida. Valera es producto de esa prehistoria que llevaban los hombres que la pensaron, la proyectaron y la llevaron a cabo lentamente a través de los siglos, todo producto biológico y social de la cultura europea, mediterránea, árabe y española: lo que se llama la cultura hispánica. Valera no es producto espontáneo, como la mayoría de los pueblos venezolanos vertidos por La Conquista.
Valera nace durante los estertores de La Colonia, cuando el país está sofocado por la guerra de Independencia, donde ya hay un hiato entre estas tierras americanas y las Cortes de Castilla y Aragón. Cuando Gabriel Briceño de la Torre, un hombre de origen godo, hacendado y rico, ligado a los principales apellidos de los mantuanos locales, le solicita tierras a Doña Mercedes Díaz de Terán, dueña de la hacienda Santa Rita que ocupa el centro de la terraza, rodeada de otras haciendas y trapiches, le presenta un proyecto de pueblo a fundar y le explica las maravillas de que Dios presida tal fundación, si hay espacios para fabricar la capillita que se erigió en 1818, donde oficiara la primera misa el padre Manuel Fajardo según nos relató Don Luis González en entrevista de junio de 2018 para DLA.
Doña Mercedes Díaz era una mujer analfabeta. Murió en 1814. Pero sus hijos -diez en total- conocían el proyecto de ciudad de Don Gabriel Briceño de la Torre, hijo del doctor Antonio Nicolás Briceño, avecindados en Mendoza. El territorio de Valera es jurisdicción de Escuque.
Capillas oratorias
El “sitio” de Valera como se le llamó a esta comunidad de haciendas cuando fuera parte de la encomienda de Marcos Valera, tuvo en 1783 una capillita en el fundo San José, propiedad de los Briceño, donde una vez al año allí se celebraba misa, cuando bajaba de Escuque o Mendoza el cura para llevar a cabo los oficios a los que asistían los trabajadores y sus familias de las haciendas de cacao, caña, tabaco, café y añil de las vecindades inmediatas. Esa capilla la registra en sus libros de memorias el Obispo Mariano Martí, una gran crónica del país, producto de sus viajes por la Venezuela adentro dando cuenta del crecimiento de los fieles, del progreso de los pueblos y de los problemas de los párrocos en sus entornos, en la que también narra la «historia secreta» del cuerpo social vecino de la que no escapan las liviandades del cura de la parroquia
Un oratorio fue construido en Agua Clara, al lado de Carmania, por la familia Espinoza en 1848 que bendijo el Obispo de Mérida. También, en 1914, el Papa autorizó otro oratorio en la hacienda del caudillo local José Manuel Baptista, llamada La Esperanza, padre del doctor y general Leopoldo Baptista. La Valera de hoy, en pleno siglo XXI, cuenta con más de cuarenta iglesias entre La Puerta, al sur y San Luis, al norte.
El templo San Juan Bautista
Es el ícono e identidad del gentilicio de la ciudad de las Siete Colinas. Es la iglesia más alta de todos los Andes venezolanos.
Su edificación de estilo gótico se le debe a su diseñador, sacerdote jesuita Luis Yogorza. Posee unas torres gemelas similares a la catedral de Colonia que se elevan a 47 metros de altura. En sus naves laterales y en el ábside se pueden admirar 62 vitrales hechos en Munich, Alemania, traídos después de la II Guerra Mundial. Constituye el emblema iconográfico más resaltante de la ciudad Bicentenaria.
La primera capilla que se construye en Valera según los registros dejados por el Padre Juan de Dios Andrade, en la esquina sureste de la Plaza Bolívar, sobre las 100 varas donadas por Doña Mercedes Díaz, dicha capilla es costeada y dotada por Gabriel Briceño de La Torres, esa capilla de palma, piso y paredes de tierra bruta fue devorada por un incendio en 1819. Para 1820 cuando el Obispo Lasso de La Vega establece y funda la Parroquia San Juan Bautista de Valera y traza lo limites jurisdiccionales iglesia San Juan Bautista, nombra como primer párroco al Presbítero Dr. Manuel Fajardo quien comienza centrarse en una nueva capilla. En 1820 comienza construirse una capilla mejor estructura y de una sola torre que se inaugura en 1873 por el padre Zollio Troconis Vicario de Escuque. El Padre Enrique María Castro párroco entre 1878 y 1885 le hace varias reformas. Para el año 1926 el Pbro. Escolástico Duque asume la Parroquia y realizo trabajo que no fueron bien visto, por eso esa capilla duró hasta 1927 cuando la derriba el padre Guillermo Parra, y comienza a edificar el majestuoso templo que hoy día es el gran icono de la ciudad de Valera. La iglesia que se levanta es de estilo gótico, y se afirma que es una copia de otra levantada en Sabana Grande de Caracas. En 1933 el padre José Humberto Contreras asume el testigo y la culmina, de gran belleza.
Lo gótico como trascendencia
La palabra gótico responde a connotaciones de godo, noble, ilustre. La élite. Fue también una lengua germánica que hablaron los godos. Lo gótico en arte se desarrolla en la Europa Occidental por evolución del arte romántico a partir del siglo XII y alcanza su cumbre durante el Renacimiento. En la arquitectura gótica se tiene como elementos principales a la bóveda de crucería, el arco apuntado y el contrarresto de bóvedas y arcos independientes del espesor de los muros. Se procura dar mayor amplitud e iluminación a los edificios, y en especial a las iglesias que son presionadas por el desarrollo de la vida social y cultural. Se busca más altura, y menos espesor en los muros, esbeltez en las columnas y del arco apuntado en ojiva, donde sobresalen los adornos de las vidrieras policromas en los que se destacan los ventanales y rosetones y a fin de multiplicar de fulguraciones la vida interior del templo.
El arte gótico tiende a ennoblecer lo alto. Arriba se suponen los dominios de Dios. Las alturas dan la idea de lo trascendente: el sol, los astros, la inmensidad de los cielos donde reposa la majestad del Altísimo. Lo contrario es la tierra, el lodo, los restos, desperdicios, lo vacuo y, más abajo, el infierno donde purga el hombre sus albedríos y flaquezas.
La Plaza Mayor
La Iglesia San Juan Bautista de Valera impresiona por su figura dominadora del entorno: La Plaza Mayor, que fuera mercado durante la vida colonial, en cuyo alrededor se establecen las casas de gobierno, la cárcel, el cuartel, las mansiones de los ricos y los hijodalgos. En torno al templo y a la piara se instituye lo que se llama la cuadrícula histórica, que es el centro de la ciudad en torno a la que gira la vida política y social de los pueblos. Sitio de encuentros y reencuentros. En todas las plazas venezolanas está la presencia de Bolívar y en su vecindad la Casa de Dios, donde el hombre se encuentra con Él para confiarle sus cuitas, solicitarle, contrito, consejo, además de rogarle ayudas y milagros.
El cooperativismo olvidado
Por esa Iglesia San Juan, el Bautista y también el que nos dejara el Apocalipsis, han pasado sacerdotes de notable espesor moral y cívico, como Parra, Contreras y Andrade, quien librara nobles jornadas por la democracia el 19 de enero de 1958 con su «rogativa por la libertad» llamada Abajo Cadenas. Del padre José Humberto Contreras no se pueden olvidar sus experiencias cooperativistas, las primeras en el país, entre 1938 y 1950, cuando construye urbanizaciones, levanta la Casa del Obrero, la Sopa del Niño, la Escuela de Niñas, un colegio de primaria y bachillerato en esa Valera lejana que hoy nadie recuerda. Contreras fue, sin la menor duda, un adelantado de la teología de la liberación cuando, por su riesgo y cuenta, asumió la opción por los pobres de la que hablaran en 1962 los Concilios de Puebla y de Medellín, cuando el Papa critica a una Iglesia dormida y en los brazos de los ricos y de los poderosos porque ha olvidado las pastorales de Jesús, sin la menor duda, de naturaleza socialista, que no es otra cosa que el compartir, ver al «otro» con el que nos hemos de solidarizar en la búsqueda de la armonía.
Sociedad civil como aliada
Cuando en 1927 el Padre Guillermo Parra toma la decisión de demoler la vieja iglesia enfrentaba un gran reto, para lograr enfrentarlo se aferró a la fe y a la bondad de la colectividad, acudió a la comunidad en busca de apoyo mortal y económico, su plegaria tuvo receptividad. Sería la sociedad civil el gran aliado del cura zuliano que llegó a Valera para hacer historia en nuestra iglesia. Es por eso que edificación de nuestro icono fue una empresa colectiva en la cual participa toda la comunidad. Fueron muchas personas las que se encarga de promover, organizar, impulsar las actividades. Entre ellas las hay nombres como los de: Dalia de Mejía, María de Briceño, Ana de Tejera, Josefa de Scrochi, Josefa de Oliva, Josefa de Yepes Coronado, Rosa Madrid, Delia de Terán, Dolores E. de Briceño, Victoria E. de Briceño, María y Ángela Álvarez de Lugo, Josefina Gallegos, Josefa Cleotilde Espinoza, María H. Martini, Débora Martini, Dolores y Nícida Villegas, hermanas Cornieles, hermanas Ramírez, María Tadeo Romero, Barbarita Sierra, Margarita Montilla, Betina y Dalia Montiel, Josefa de Sierra, Débora de Salinas, Julia, Dolores y Evangelina Quintero, Gabriela de Mejía, señoritas Mejía, señoritas Cifuentes, Josefa Mejía, Emma Rivas, Esperanza Oliveros, María Ramos, Cleofe Briceño, hermanas Balestrini.
Datos de interés
La Iglesia San Juan Bautista de Valera impresiona por su figura dominadora del entorno. Su arquitectura gótica está en la fachada y en las naves como se estilaba en los antiguos templos, y esto la hace muy atractiva porque la esbeltez de sus columnas es impresionante.
19
Su altura interior es de 19 metros en los sitios más elevados, por 20 de anchura y 40 de largo
45
Las torres tienen una altura de 45 metros. En la fachada y las naves están los detalles de la arquitectura gótica, como se estilaba en los antiguos templos de Auvergne, en Francia, donde tal estilo cobró un esplendor en Europa entre los siglos XI y XJX.
Santuario Diocesano desde 2021
Desde el 24 de junio de 2021, día de San Juan Bautista, Patrono de la ciudad de Valera, se escribe como otra fecha histórica para la ciudad y sus ciudadanos.
Ese día cumpliendo con la voluntad que había dejado expreso el fallecido Obispo Monseñor Castor Oswaldo Azuaje, la elevación del Templo San Juan Bautista de Valera a Santuario Diocesano, según lo expuesto por el Padre Walkelys Araujo, Párroco de la Parroquia San Juan Bautista. Der esa manera se procedió a cumplir con la promesa realizada por el Obispo Azuaje a través de un decreto del cual se dio a conocer en el año 2019.
EL TEMPLO Y SUS PÁRROCOS
Por más de 200 años el trabajo realizado por distintos Párrocos que han estado al frente del Templo San Juan Bautista de Valera, siempre han velado por la creación de espacios, escenarios, desarrollos y estrategias para llegar a todos, generando así inmensas posibilidades de participación e interacción que los convirtió en una fuerza viva y cálida dentro de la comunidad católica de la ciudad de Valera.
El historia de los Párrocos de la parroquia San Juan Bautista de Valera se inicia cuando el Obispos Rafael Lasso de La Vega eleva a Valera como Parroquia Eclesiástica en 1820, designa como primer párroco a presbítero Dr. Manuel Fajardo quien fue el encargado de levantar el nuevo templo de Valera en 1873, Miguel A. Castro se instala en la parroquia entre 1878 y 1885 cuando llega José de Jesús Romero hasta 1907, le seguiría el Vicario doctor Miguel Antonio Mejía quien para 1910 es el responsable de erigir una nueva torre de varios niveles para el templo.
En 1926 es designado como párroco el presbítero Escolástico Duque y solo dura dos meses en el cargo debido a una desastrosa gestión. El presbítero doctor Guillermo Parra llega como salvador y comienza el trabajo del tempo San Juan Bautista que conocemos hoy día. El doctor Parra se mantiene con una gran acción y gestión excelente hasta 1934 cuando le entrega la testigo a monseñor José Humberto Contreras, encargado de culminar el Templo además de ser el más influyente en el desarrollo de la ciudad. El Padre Contreras le entrega el mando en 1953 al presbítero Juan de Dios Andrade el cual encontró un templo culminado y en enfocó en su puertas y embellecimiento. En 1962 el Padre Andrade es sustituido por monseñor Heberto Godoy hasta 2009 cuando fallece, en su logar entra el Padre Felipe Torres para darle continuidad al legado de monseñor Godoy.
En la actualidad el templo San Juan Bautista cuenta como Párroco al Padre Walkelys Araujo quien ha encaminado la iglesia en favor de sus feligreses y de toda a la comunidad.
Ha sido una basta y rica historia, donde cada uno de ellos ha sembrado en favor de mantener una parroquia en concordancia con la ciudad que tiene a su iglesia como su gran referente icónico.
(Referencias principal: Don Luis González-Entrevista 2018, Raúl Díaz Castañeda-Libro de Valera 1970 y Valera Dos Siglos, 2020, P. Juan de Dios Andrade-El Templo de San Juan Bautista, 1978)
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Elvins Humberto González
Graficas: Edgar Alviso
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