ARCOÍRIS DE ESPERANZA (II)
Hacer un recuento de estos 50 años del Núcleo Universitario “Rafael Rangel”, es evocar las luchas del pueblo trujillano, en forma mancomunada por lograr la extensión universitaria primero y luego que se pudiera convertir en la Universidad de Trujillo.
Todo esto se logró con el concurso de las más disímiles voluntades. Fue producto del esfuerzo unitario. De la voluntad de un pueblo por una causa justo. Así nació el Núcleo para convertirse en impulso del desarrollo regional y forjar los relevos necesarios para Trujillo.
Un año más, 50 ya, en el camino de la consolidación del Núcleo Universitario, significa la reafirmación de una obra fundamental que supo conquistar la comunidad trujillana, unida como nunca en pos de lo que en justicia le correspondía. Una realidad palpitante y esperanzadora, un aliento más para continuar por el largo camino que aún se debe transitar hasta consolidar la universidad que Trujillo necesite.
Cincuenta años es sólo un instante en la historia de una institución, y la del Núcleo, lamentablemente, no ha sido siempre fácil. Después de un comienzo alborozado y con el respaldo unánime de las más altas autoridades universitarias, vino un período que parecía interminable, en el cual la Universidad de Los Andes retrocedía en la política de consolidación y desarrollo de sus núcleos. Luego, al volver al rectorado el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, adalid infatigable del progreso y de las grandes causas y hecho por justicia hijo ilustre de esta tierra, el entusiasmo y la esperanza renacieron, fue el momento oportuno para elaborar el anteproyecto de una Ciudad Universitaria acorde con las aspiraciones de Trujillo y con los planes académicos concebidos por la Universidad, pero lamentable e inexplicablemente otra vez la adversidad hubo de atravesarse en el camino, y ante un anteproyecto hecho con visión de futuro y con la idea del esfuerzo mancomunado del Ministerio de Obras Públicas, del Ejecutivo del Estado y de la Universidad de Los Andes para hacerlo realidad en aquel momento, una serie de circunstancia atentó contra todo los proyectado, y que más que impulsar, lo que logró fue retardar el desarrollo universitario.
Pero esos contratiempos no pudieron, y no podían, destruir o siquiera detener una obra que es el producto de la voluntad de todo un pueblo y la respuesta a una indiscutible realidad. Luego de algunos nubarrones el horizonte de nuevo se despejó cuando la Universidad toma posesión de la totalidad de los terrenos de lo Hacienda El Prado, por encima de una cerca que dividía y que también preocupaba; y debió tomar posesión para salvaguardar lo que le corresponde y necesita para comenzar el desarrollo de las áreas verdes, principalmente en las colinas y las orillas del río, y así comenzar a construir un ambiente plenamente acogedor, un campus universitario similar al que se estaban desarrollando en otros estados del país y que sirvieron de ejemplo de lo que se debía hacer. Las construcciones definitivas no podían esperar más, pero antes deberían comenzar a elevarse los árboles y las flores, la Ciudad Universitario de Trujillo debía ser un alto centro de cultura y un claro ejemplo de armonía entre el hombre y la naturaleza.
Concepción de altura
Esta concepción de altura y con mira de largo alcance era más que necesaria especialmente en ese momento en que la educación superior venezolana atravesaba por una seria crisis.
En medio de esa crisis, en los primeros años del Nurr, el crecimiento acelerado no permitió el mejoramiento cualitativo y ante la necesidad de abrir las puertas a más y más estudiantes sin haber hecho las previsiones necesarias, el rendimiento disminuyó, la investigación se estancó y muchos proyectos quedaron relegado.
Volver a funcionar a cabalidad
Como tributo para aquella lucha titánica y unión de un pueblo por lograr la extensión del Nurr, hoy día cuando se llega 50 años, se debe trabajar por volver a funcionar a cabalidad, diatribas, el desinterés, la apatía y la desidia, deben ser desterrados porque el objeto debe volver a ser uno solo: hacer nuevamente grande a Trujillo a través de su Núcleo Universitario Rafael Rangel.
Hoy día, y aun con las dificultades existentes, el panorama es esperanzador y la comunidad trujillana debe seguir en pie de lucha detrás de la bandera del NURR como la Universidad de Trujillo, de una verdadera y gran Universidad que tiene el deber de interpretar y hacer realidad la voluntad del pueblo, y sobre esa materia universitaria, la voluntad de este pueblo ha sido claramente definida. El llamado es para que el ánimo y supervivencia no decaigan, sino que por el contrario vuelva a fortalecerse. Hay que recupera la idea que el NURR es la primera y más trascendental de todas las obras de Trujillo desde el siglo pasado… Continuará.
En nuestra próxima entrega, abordaremos la importancia historia e impulso dando por la Asociación de Estudiante Trujillanos en Mérida, agrupación que fue la génesis, de ellos salió la idea primaria, fueron ellos quienes dieron el primer gran paso en favor de conquistar la extensión de la Universidad de Los Andes para el estado Trujillo. Un aporte que la historia del Nurr ha dejado a un costado… Aquí se la contaremos.
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Elvins Humberto González
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