Elvins Humberto González
Los hermanos colombianos siempre han estado entre nosotros, bien de transeúntes o como residentes. Desde la época independentista los colombianos fueron nuestros aliados, conformaron en gran número los ejércitos que comandó Simón Bolívar, no solo como soldados sino como brillantes oficiales, de valor y arrojo, cuyos nombres están escritos en letras doradas en la historia patria venezolana. Y no hay que olvidar, que nuestro Libertador buscó que tanto venezolanos como colombianos, fuesen de una sola nacionalidad, en su sueño de la Gran Colombia. Los colombianos vinieron a nuestro país, a contribuir con su esfuerzo y su trabajo al desarrollo de los pueblos y regiones donde han sentado su vida. Aquí también en nuestro Estado, en Valera nuestra ciudad, muchos de estos «hermanos de patria y sentimiento bolivariano», han aportado todo lo que puedan dar, para hacer más próspero a Trujillo y Valera, a todo este pedazo de geografía andina. La colonia colombiana registrada en Valera, o mejor en el estado Trujillo, es bastante abundante. Hay hombres y mujeres muy destacados en oficios y profesiones muy importantes, y en representación de ellos, Valera llegó a contar hasta hace un par de semanas con un gran trabajador, un luchador, un gran dirigente deportivo en especial del fútbol, un ser humano extraordinario, un hombre bondadoso, excelente vecino, esposo y padre de valores y respeto, un gran amigo, Jorge Blanco, nacido en Bucaramanga-Colombia que por más de 60 años hizo de Valera su segunda patria, la cual amó hasta el último suspiro de vida el pasado seis de septiembre.
Jorge Blanco se vino muy joven a Venezuela. Nació en Cache, un pueblo pequeño inmediato a Bucaramanga. Llegó primeramente a San Cristóbal, muy joven, ofreciendo los servicios de aprendiz de mecánica.
Trabajó por algunos meses, pero un buen día, tomó sus pocas pertenencias y con algunos de los bolívares ganados en San Cristóbal, se trasladó a Mérida. Allá, estuvo por un tiempo más largo, pero un día escuchó hablar sobre Valera, y sin preguntar dónde estaba ubicada, se vino para acá, y por lo que se ve, aquí se compró la parcelita «del descanso eterno».
Llega a la ciudad de las Siete Colinas con la intención de mejorar su situación; además que se había cansado de ser un errante, según nos llegó a decir en alguna oportunidad en amenas conversas o entrevistas para Diario de Los Andes
Desde su arribo a Valera en esos años 60, se dedicó al trabajo serio y honesto. La mecánica siempre fue su fuerte. Aquí se enserió como solía decir, “…le puse esfuerzo a la idea de tener lo mío (Taller y Rectificadora Canaima), y lo logré a base de lucha y sacrificio, pues para tener una empresa propia, así sea muy modesta, siempre cuesta y hay que trabajar duro, brindar un buen servicio y sobre todo con mucha honestidad y seriedad…” (DLA, 2000).
Por 50 años estuvo al frente de su gran tesoro, Taller y Rectificadora Canaima, empresa que levantó con mucho sacrificio, y que para eso contó con apoyo según nos comentó en entrevista en 1999: “Corpoindustria me ayudó en la adquisición de la maquinaria, también el señor Orazio Di Rosa, a través del Banco Occidental de Descuento. Les agradezco mucho la confianza y el espaldarazo que me dieron.”
Un valerano más
Cuando se le preguntaba por su sentir sobre Valera, Jorge Blanco solo expresaba palabras de agradecimiento. “Por Valera siente un profundo agradecimiento, un amor que nació desde el primer día que pisé esta tierra, a los valeranos los considero mis amigos, mis hermanos. Aquí en Valera hay gente maravillosa que es difícil encontrar en otros lugares, es una ciudad pequeña pero grande en sentimientos y hospitalidad. Me he llevado bien con todos, porque me han respetado, me aprecian y yo les he retribuido con el mismo sentimiento… Magnífica, una ciudad paraíso, o bien podríamos decir, un pueblo grande porque en la Valera de antes nos conocíamos todos los que en ella vivíamos. Había un ambiente bohemio, hacíamos grandes parrandas, disfrutábamos mucho más de la ciudad, porque había personas de una gran educación, valores, respeto, seguridad y humildad. Se podía caminar a cualquier hora sin temor a ser atracado o molestado. Había respeto y consideración al ciudadano. Tengo grandes amigos”… (Fragmento entrevista DLA, 1999)
Valera le brindó a Don Jorge Blanco la oportunidad de procrear su familia. Aquí se casó con Doña Zenaida, con quien procreó tres hijos: Jorge, Norelis y Andreina, los dos mayores son médicos y la menor abogada.
El dirigente deportivo
A nivel deportivo Don Jorge fue parte de aquella camada de dirigentes que desde la década de los 70 le fueron dando una nueva dimensión al futbol valerano, un trabajo afinado, de mucha dedicación que semilla a semilla fueron cosechando excelentes frutos de una disciplina que comenzaba a despegar gracias a la constancia de un sin números de personas empeñados en cambiar la historia futbolística, con propósitos firmen, y que con planificación lo lograron, pues bien, Don Jorge Blanco formó parte de aquellos robles quienes le brindaron al fútbol de Valera nuevas perspectivas, estableciendo bases sólidas para el futuro que se avecinaba, que gracias a ese trabajo, ese futuro se tornó brillante en los años sucesivos.
A través de su divisa, Taller Canaima, una oncena fundada y con raíces en la urbanización Libertador, Plata Tres, cuna de exquisita camada futbolísticas que fueron convirtiéndose en figura bajo la orientación de Jorge Blanco. Fueron años donde el fútbol valerano se engalanaba con equipo de la talla de un Valera Don Bosco, Deportivo América, Platense, Alianza, Las Palmas, Deportivo El Milagro, Salesianos, Santo Domingo, Carmania, Entrenadores Deportivos, Deportivo Valera, Club Italven, Plata 1, Club Libertador, Millonarios, entre muchos más no menos importantes, los cuales les dieron brillantez al deporte valerano.
Lo dicho anteriormente y por mucho más, es que el deporte trujillano está lleno de figuras y personajes que siempre serán recordados en la actividad muscular. Uno de ellos es este hombre, Jorge Blanco, quien ha dejado escrito su nombre con letras doradas en la historia del deporte en nuestra región, marcando época con una excelencia en cada una de sus facetas.
En una oportunidad al ser consultado sobre el deporte de ayer con respecto al actual (2002), dijo que las épocas establecen la diferencia, porque antes el dinero valía más, los recursos alcanzaban y los deportistas se formaban prácticamente solos. En cambio ahora el apoyo económico no alcanza y los entrenadores abundan y muchas instituciones o clubes deportivos se fueron desinflando.
“Se perdió la mística del deporte y del deportista. Quienes participan ya no tienen el deseo de antes de ganar y superarse, el mercantilismo que se fue creando a mediados de los años 90 acabó con todo…”
Le recuerdan con agrado
Sin duda que entre el legado que ha dejado Don Jorge Blanco está el haber cosechado muchos amigos, los cuales seguramente le seguirán recordando con mucho agrado y le mantendrán siempre vigente. Entre ese universo, se encuentra Nelly Lozada, vecina y amiga personal de Jorge Blanco a quien describe así: “Jorge Blanco fue un inmigrante que llegó a nuestro país con intención de superarse y ayudar a su familia que quedaba atrás en su tierra natal, abrió Taller Canaima que le permitió conocer y ayudar a sus paisanos…fue pilar fundamental en la creación de la colonia colombiana…formó una maravillosa familia junto a su esposa Zenaida procrearon 3 hijos: Norelis, Jorge y Adriana… COMO AMIGO fue excelente, un ser con un corazón inmenso donde cabemos todos…generoso, siempre dispuesto ayudar a quien lo necesitara así no lo conociera…en otras palabras; amigo de sus amigos y de quien no lo era también.
En su pasar sé que fue maravillo, aunque no compartir mucho esa faceta con él, cuando yo llegué a la Asociación
Trujillana de Futbol en 1983 y él se retiró en el 84, quiso reaparecer en el 1989 (con su Canaima del alma) participó en un campeonato y lo entregó decepcionado del comportamiento de los jugadores (se caracterizó por conformar unos equipazos, siempre con jugadores casi todos de selecciones pero inactivos).”
José Paz Castillo otro de los excelentes dirigentes deportivos que ha tenido Trujillo en el fútbol y ciclismo, compartió muchos momentos con Jorge Blanco y de él guarda el mejor de los conceptos “Jorge fue dirigente y colaborador deportivo del cual todos debemos sentirnos orgullosos, fue un hombre que con su sencillez y humildad supo hacer un trabajo bien hecho. Yo compartí con él en el fútbol, deporte del cual era un apasionado y conocedor ampliamente, le dio un toque muy especial a la dirigencia del fútbol de los años 70 y 80 con rectitud y disciplina, pero igualmente le gustaba mucho el ciclismo, colaboró enormemente con la logística de las Vueltas a Trujillo a través de la Colonia Colombiana radicada en la ciudad. Fue un caballero en toda la extensión de la palabra, y de credibilidad enorme”.
Por su parte el comunicador social Rafael José Daboín, ex presidente de la Asociación de Fútbol lo recuerda como una persona de gran sensibilidad humana: “Era gran trabajador y colaborador del deporte en especial del fútbol, trabajador insigne y mejor amigo, facultades que Dios le concedió para que no pasara inadvertido por la vida, gran conversador. Fue un hombre de extraordinaria sensibilidad humana…tuve la satisfacción de contarme entre sus allegados y defender en la especialidad de balompié su respetada y recordada escuadra: Taller Canaima, honores a quien los ha ganado…”
Para José Ignacio Garcés (Chapa), la perdida de Jorge Blanco le ha sido muy dura ya que eran amigos y le consideraba como su familia, “La pérdida de Don Jorge nos ha pegado muy duro, una triste noticia que nos enlutó a todos, era un amigo de amigos, una persona de grandes sentimientos, muy bondadoso, con una alegría enorme y trabajador incasable que se desvivió por su familia. En lo personal lo considero como un padre.”
Bastante afligido se mostró el futbolista Edgar Salas “Perezjimenez” gloria deportiva regional, por el fallecimiento de Don Jorge Blanco, “Guardo en mi memoria gratos recuerdos de Jorge, y en mi corazón un gran sentimiento por él y por su familia. Más allá de lo que significó como dirigente deportivo, yo destaco su calidez y dotes como persona, él fue uno de esos seres humanos para los cuales hacen falta palabras para describirlos. Esa calidad como persona se perdía de vista, y eso se palpitaba en su entorno familiar. Fue un gran hombre.”
Tomás Semprún fue otro de los dirigentes del deporte trujillanos que compartió grandes e inolvidables momentos con Jorge Blanco. “Son muchas las cosas que pudiera hablar de Jorge y su vida como dirigente deportivo y como persona… son infinitos los recuerdos que se nos vienen a la mente de aquellos grandes y gloriosos momento que con Jorge compartimos tanto en el fútbol como en el ciclismo, en esos años nunca le escuchamos un reproche o alguna queja, siempre estaba dispuesto para apoyar cualquier iniciativa. Con su divisa Taller Canaima dejó un legado enorme en el fútbol regional. Personas como Jorge Blanco aunque ya no estén, nunca serán olvidadas, su calidad humana y ese sentido de pertenencia que expresaba por todo lo que tuviera que ver con Valera lo hacen ser especial y recodarlo de una manera especial como lo merece.”
CITA
«En Valera hay gente maravillosa que es difícil encontrar en otros lugares»
Jorge Blanco, DLA 1999
.
.