La danza y el ballet, maravillas del espíritu que alimentan el espacio de ondinas, transparencias, equilibrio, armonías, que en el girar de la mujer, en la rotación de la bailarina, crea figura de ensueños, movimientos poéticos, levitación sobre aguas, cielos y praderas; esos oficios de plastificación de figuras, mensajes, sueños, tras la música y el movimiento, hace muchos años, dejado de ser especias de férreas pertenencias para metrópolis, ciudades, grandes poblaciones, ya que por virtud de nuevos valores tomaron un giro de un abierto y hermoso contenido popular.
Según las añejas crónicas, el ballet pertenecía antes a un círculo elitismo, a minorías que se abanicaban de orgullo y vanidad al comentar en provincia la representación de Cascanueces o El Lago de los Cisnes. Igual suerte corría la danza, siempre la danza para los privilegiados de cierta cultura.
Pero con el tiempo todo cambió. Estas manifestaciones artísticas lograron penetrar al alma popular, a todos los estratos sociales, a todas las esferas y círculos sociales. Ejemplo de ello lo evidenciamos con el movimiento que se gestó en Valera hace más de 50 años.
Y es que la danza y el ballet para complementar las manifestaciones del espíritu aposentadas en la urbe de las Siete Colinas, fue floreciendo en esta ciudad como manojo de flores primaverales por virtud de una mujer que se entregó en cuerpo, alma y corazón a edificar un movimientos que de a poco y con mucho esfuerzo y sacrificio fue tomando notoriedad y estatus, un ser que entregó su talento en favor de la formación de excelentes discípulos que posteriormente fueron consolidando el legado que dejó, hablamos de la señora GLADYS MOTA, Hoy Historias de Vida le recuerda al conmemorarse 40 años de su fallecimiento.
Sembró el amor por la Danza
Gladys Alicia Gutiérrez de Mota, nacida el 18 de diciembre de 1952, la tercera de tres hermanos del matrimonio formado entre Heriberto Gutiérrez y Margarita Ruiz, fue una valerana con la fibra fiel heredera del arte cuica, quien se ligó a los paisajes y al frescor. Y por esa levedad, ese rumor musical del viento que baja de las montañas y colinas que rodean la ciudad, sintió la comunicación y la inspiración de hacer flotar desde niña su cuerpo, ahondándose en su intimidad el pensamiento de llegar a ser bailarina, meta que tras labores arduas, estudios, abnegación y sacrificio coronaría como premio a su constancia y perseverancia. Con el pasar de los años todo ese aprendizaje lo transformó en clase magistrales para la enseñanza de la danza en su amada ciudad de Valera. La danza se convirtió en algo novedoso en el sentir popular de nuestra tierra, y Gladys Mota fue su pionera.
A 40años de su ausencia, la memoria de la ciudad rememora la cantidad de veces que supo acompañar a las grandes veladas por la cultura popular.
De Gladys Mota se recuerda su empeño y perseverancia por difundir las creaciones artísticas de nuestro pueblo hacia los sectores más desposeídos y olvidados de nuestra región.
Sin ayuda ni apoyo, se dedicó a sembrar en la juventud el amor por las danzas y el folklor, y lo logró. Hoy son muchos los que siguieron su ejemplo, pero lamentablemente se marchó, en el momento en que más se necesitaba su solidaridad humana.
Fue una verdadera artista de vocación, y lo más importante no guardaba el arte para sí. Por eso fue que a lo largo de su vida dejó una gran cantidad de alumnos que fielmente han seguido sus pasos. Compartía sus conocimientos sin mezquindad, porque en el fondo era tan niña como esas niñas a quienes enseñaba.
A pesar de sus innumerables éxitos artísticos nunca se vio en ella rasgos de prepotencia y soberbia; al contrario, fue humilde, sencilla, comunicativa y sobre todo valiente.
Gladys Mota demostró su valentía cuando le tocó denunciar que en nuestro estado los gobernantes tenían abandonada a la cultura popular. Mujer valiente para quitarle la máscara a tanto politiquero y demagogo que engañan a nuestro pueblo. Valiente para luchar como mujer en una sociedad injusta y deshumanizada. Fue valiente para luchar a brazo partido por un noble ideal; la construcción del Complejo Cultural para Valera.
Gladys Mota se formó en el Grupo Escolar “Eloísa Fonseca” donde cursó la primaria; luego se fue a Caracas, ingresa en el Colegio Fermín Toro para culminar la secundaria, allí además realiza estudios de danza y folklore con destacados profesores venezolano. Luego de cinco años residenciada en Caracas regresa a su tierra y comenzó a desarrollar una intensa actividad en favor del arte trujillano, su gran objetivo era conseguir para Trujillo un Complejo Cultural que albergara todas las manifestaciones artísticas populares.
En ese año de 1969, cuando Gladys Mota retorna a Valera lo hace acompañada de la profesora Ana de Marchandi, quien era la profesora de música del Grupo Escolar “Eloísa Fonseca”, donde comenzó su actividades como instructora de danza y ballet en un local ubicado en la calle 9 entre avenidas 10 y 11.
De Gladys Mota, una mujer criada y formada entre La Ciénega, Las Delicias y Lasso de La Vega, jamás se podrá olvidar su extraordinaria solidaridad humana, el amor por los más débiles y humildes, jamás se olvidará la belleza espiritual que para siempre sembró en nuestro pueblo. En el año de 1981 fue designada por la Cámara Junior Caribay como “La Mujer Trujillana del Año”, una distinción que se le otorga gracia al trabajo dedicado y tesonero que realizó en favor de las artes populares.
Mujer de grandes ideales
Gladys Mota sabía que el trabajo que comenzó en 1969 con la cátedra de Danza en la Escuela de Música Laudelino Mejía, tarde o temprano tendría su recompensa, sabía que esa lucha contante por sus sueños, proyectos y metas se cristalizarían. Su espíritu positivo, su palabra de estímulo, se convirtieron en parte de sus ideales con los cuales sus discípulos continuaron su legado en diferentes frentes, pero con el mismo objetivo: hacer que la danza y el folklore se convirtiera en esencia viva de este pueblo.
Factor de inspiración
Es indiscutible que el estado Trujillo, y específicamente la ciudad de Valera, es una cuna de extraordinarios talentos de ese movimiento cultural. Haciendo un breve repaso, podemos mencionar nombres como los de: Auris Berrios, Marisol Urbina, Marly Bastidas, Jesús Duran, Ernesto Goliat, Eglé Toro, Rosario Moreno, Edis Colmenares, Yelitza Barrera, Luis Urbina, Blanca Richax, Ilda Canyemi, Maribel Carreño, Lina Briceño, Mayra Pacheco, Liliana Antequera, Luisa Plaza, Mariluz Torres y Dayana Colmenares, entre muchos más, todos bajo la tutela de la gran maestra, Gladys Mota, de quien aprendieron el amor por el arte y la danza.
Pero la producción a nivel de agrupaciones ha sido muy nutrida y fructífera y Gladys Mota fue factor de inspiración, entre ellos tenemos a: Danza Valera fundada en 1981 por Jesús Durán y Auris Berrios, igualmente contamos con Danzas Caribay que conduce muy acertadamente Maribel Urbina desde el 13 de mayo de 1983, lo propio hace Luis Urbina con Danzas Fundet que se registra el 29 de octubre de 1993. También se cuenta con Danzas Marlenismar, Lina Academia, Marian Ballet, Danzas San Antonio, Red de Danza del Ministerio de Educación. Esos son alguno de los que hace mantienen activos, pero son muchos más y que se propagan por el resto de los municipios del Estado, convirtiendo a la entidad en una gran referencia de esta actividad cultural.
Soñaba con grandes proyectos
Uno de los grandes proyectos que tenía Gladys Mota y por el cual trabajaba previo a su muerte, era la creación de la Escuela de Danza, Ballet y Folklore popular, una idea que le quitaba el sueño, por el cual se desvivía y que le daba fuerza en su empeño de convertir a Valera en un gran enciente del arte cultural a través del ballet y la daza.
La profesora Gladys Mota fue una persona humanista e integral. Mujer trabajadora en beneficio de la cultura, siempre le recuerda y se le mantiene presente. Fue guía para muchos.
Gladys Alicia Gutiérrez de Márquez (30), conocida en los sectores culturales de Trujillo y del país como Gladys Mota, fue ultimada de dos disparos en el abdomen por su esposo, Carlos Ramón Márquez Betancourt (22), en hecho acaecido en horas de la madrugada del sábado 4 de abril de 1982 en el apartamento donde ambos vivían en Las Mesetas de Morón. Este crimen causó consternación en la ciudad. Gladys dirigía la Escuela de Ballet y Danza que llevaba su nombre y cumplió además una gran actividad como bailarina desde muy corta edad, incluso formando parte del elenco de Yolanda Moreno. Según la versión policial que manejó el hecho, en horas de la madrugada, Márquez Betancourt llegó al apartamento donde se originó una discusión. El hombre sacó un revólver disparando contra la profesora y luego se suicidó de un tiro en la sien. Centenares de personas acudieron a su sepelio. En la plaza Bolívar la Federación de Centro Culturales en conjunto con los distintos grupos artísticos, y el pueblo en general le rindieron honores.
De su primer matrimonio procreó tres hijos: José Antonio, Luis y Gioconda. Ese 4 de abril de 1982, la ciudad de Valera perdía a una gran hija, a un ser que con apenas 30 años tenía toda una vida llena de sueños por cristalizar.
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Elvins Humberto González
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