LOS MUROS DE LA MEMORIA (I)
Elvins Humberto González
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A 64 años (13-06-58) de funcionamiento arriba en este 2022 la casa donde se realizó la Proclama Guerra a Muerte del Libertador y, que conocía como Centro de Historia. En otrora, entrar en este antiguo inmueble, limpio y bien conservado, significaba un encuentro con la gesta independentista no vivida por nosotros, pero sentida.
Desde su fachada, con su acera adornada de finos ladrillos, hasta el último rincón, se respiraba ese aire indescriptible de los años y las vivencias que impregnaron los hombres luchadores que allí pasaron noches y días organizando las acciones republicanas.
La puerta grande de la entrada, así como la pequeña con un arco en su parte superior, nos ofrecen acercamiento a la historia. Siempre fue hermoso convivir con aquellas piezas, objetos, escritos y retratos de nuestra época independentista y colonial. Cada cosa en su lugar. Todo con su leyenda a quien perteneció.
La administración del doctor Mario Briceño Perozo (fundador) resolvió el año 58 restaurar la vieja casona de los Roth, donde ya funcionaba el Ateneo de Trujillo para el año 1942. El inmueble, sería destinado a instituciones de carácter histórico.
Es el Dr. Luis La Corte, después de la fina y dedicada restauración quien ordenó la dotación de un cónsono y lujoso mobiliario, orgullo de todos los trujillanos.
Los muros de la memoria
Don Jacobo Antonio Roth, escribió el Dr. Marcos Rubén Carrillo, ex Presidente del Centro de Historia, llegó a Trujillo procedente de La Guaira y Caracas. El ilustre empresario había hecho una buena fortuna y venía a tierras trujllanas confiado de ampliar sus negocios. Se avecindó en esta ciudad y se casó con Doña Teresa Briceño. Roth figura entre los fundadores de Motatán y llegó al grado de alférez real en la colonia y presidió más tarde la Junta Superior de Trujillo. Don Jacobo compró en ese entonces un viejo solar con una pequeña vivienda de dos habitaciones, techada con paja y tabiques de bahareque, situada en la segunda cuadra de la Raza Mayor (Plaza Bolívar) en plena calle Real de la ciudad de Trujillo (avenida Independencia). La transformó en una de las más prestigiosas mansiones del siglo XIX, señala Marcos Rubén Carrillo en su libro «La Casa de la Guerra a Muerte».
Las cuatro visitas de Bolívar
El Libertador se hospedó en esta casona en cuatro oportunidades, la primera vez; a su llegada de Carmania el 14 de junio de 1813 luego firmar la Proclama de Guerra a Muerte, la segunda ocasión; con motivo de la firma de los tratados de Armisticio y Regularización, pasando luego a Santa Ana para la entrevista con el General español Pablo Morillo; después volvió a hospedarse en esa vieja habitación en marzo de 1821 al momento de escenificar el encuentro con el Obispo Rafael Lasso de La Vega a la entrada de la Catedral de Trujillo y por última vez Bolívar se hospedó allí en agosto de 1821 camino a Maracaibo y a la Campaña del Sur.
Muchos años han pasado sobre este antiguo inmueble. Innumerables han sido las huellas dejadas en sus pisos, sus techos, sus paredes. El ambiente histórico reinante allí empapa a cualquier visitante. En su momento de esplendor se exhibían objetos invalorables del Trujillo de todos los tiempos: dioses de arcilla con ensalmos y hechizos de Musabá, bastones de piedra, plata y oro, dinteles del convento Regina Angelorum. También llegó a contar con: un sólido portón de la Iglesia la Candelaria, instrumentos de labranza, trabajo, transporte, utilizados por nuestros hermanos de esa época colonial. Allí podíamos observar la cama donde durmió Bolívar con algún mobiliario donado; la mesa que sirvió para la firma del Decreto de Guerra a Muerte, la cama y baúles, otras pertenencias del General trujillano Cruz Carrillo designado por Bolívar como Gobernador Militar y Político de la Provincia de Trujillo; el salón de armas antiguas; la biblioteca «24 de Julio», la vitrina de próceres y personalidades; monedas, objetos e instrumentos coloniales, salón de la hemeroteca y publicaciones, antigua cocina local; valiosos cuadros y obras que recogían la firma de los tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra, dialogo sobre Santa Ana, batalla de Niquitao, y Agua de Obispos, entrevista de Bolívar con el Obispo Lasso de La Vega y una colección de bustos de próceres trujillanos entre ellos: Barbarita de la Torre, Miguel Chipia, etc, y viejas armaduras, colecciones de dinero, todos clasificados y bajo llave para los visitantes, así mismo obras pictóricas donde se plasman antiguas construcciones de la época del Convento Regina Angelorum, o el Franciscanos, campo de la batalla de Niquitao, y mucho más.
El Centro de Historia editaba sus respectivos boletines, el mismo se imprimía en los Talleres de la Imprenta del Estado, se publicaban trabajos documentados sobre la acción, vida y obra de próceres y personalidades.
Miles de personas, eran visitantes asiduos de este honorable recinto, donde se guardaba dignamente una parte de la gesta liberadora de Venezuela, forjada por trujillanos y otros heridos de la escena independiente. Sus paredes guardaban los más grande recuerdos de la identidad regional.