LOS MUROS DE LA MEMORIA (II)
En esta segunda entrega sobre el Centro de Historia de Trujillo, debemos decir que es necesario luchar por preservar lugares como este, ellos representan nuestro sentido de historia y pertenencia. Son sitios de indudable valor y legado de nuestros antepasados, representando la memoria del tiempo heroico, que sirve de ejemplo para preservar nuestra identidad como trujillanos. Por eso es necesario rescatarlos y resguardarlos.
Este emblemático lugar es motivo de orgullo y admiración para todos los trujillanos, puesto que en esta casa se escribió gran parte de la historia de nuestro país. La imponente estructura arquitectónica ubicada en el corazón trujillano, y en el cual se podía conseguir con lo relacionado con la época independentista, guardaba los detalles de la historia de nuestro país y que sus paredes cuentan lo que marcó una huella imborrable en la ciudad de Trujillo.
Como ya hemos dicho, el Centro de Historia fue la casa de habitación del General Cruz Carrillo en los años iniciales de la República en el siglo XIX, y fue allí en donde el libertador suscribió la proclama de Guerra a Muerte el 15 de junio de 1813, y se redactó el tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, suscrito en Santa Ana en 1821. El Centro de Historia del Estado Trujillo albergó en su seno el museo Cristóbal Mendoza, el cual fue fundado el 1930, en el cual se encontraba una amplia gama de objetos históricos auténticos de la época de la independencia pertenecientes a ilustres próceres venezolanos, en los pasillos de este lugar se podían observar algunas piezas emblemáticas, entre ellas la réplica de la proclama de Guerra a Muerte.
Desde que se fundó la Casa de Historia, ésta ha tenido tres importantes directores entre los cuales podemos nombrar al doctor Andrés Lomelli Rosario, el doctor Marcos Rubén Carrillo y la doctora Diana Rengifo de Briceño, entre otros notables que la supieron dirigir con altives.
Sus grandes salones
En el salón principal de esta casa fue en donde Bolívar firmó la proclama de Guerra a Muerte, en este salón se ubicó la colección de cuadros de diferentes próceres trujillanos entre los cuales se encuentran el del General Cruz Carrillo, el doctor Cristóbal Mendoza, Antonio Nicolás Briceño y el Padre Rosario. Al lado está ubicado el salón de los Escudos, en el mismo, se habían instalado los cuadros del pintor Iván Belsky, quien a través de sus pinturas ilustró el momento en que Bolívar firma la proclama de Guerra a Muerte, igualmente el cuadro que recoge el momento en que se firmaron los Tratados de Armisticio al igual que el abrazo de Bolívar y Morillo el 27 de Noviembre de 1820 en Santa Ana, en este mismo lugar se exhibía una copia de la proclama de Guerra a Muerte, y el cuadro de la Batalla de Niquitao.
Otro de los salones importantes de esta casa es el salón Mario Briceño Iragorry, el cual contó con una exquisita cantidad de libros pertenecientes a este admirable hombre que dejó enseñanzas a todos los trujillanos, en el mismo salón se localizaba la primera imprenta que funcionó en el estado la cual fue llevada por Don Juan Bautista Carrillo Guerra en el año 1864, igualmente las medallas, reconocimientos, periódicos, escritos pertenecientes a Iragorry al igual que un álbum de fotos del estado Trujillo.
El salón Mario Briceño Iragorry fue uno de los preferidos por todos los trujillanos, el mismo recogía un momento para leer temas relacionados con la historia de nuestro país, es por ello que le era reconocida como la gran sala de la lectura.
En el salón José Antonio Páez, también llamado salón de las Armas, se estructuró para guardar toda la armadura de la Independencia. Allí se localizaban las escopetas de algunos ilustres guerreros de nuestro país, de igual manera espadas, arcos y flechas, este cubículo se dividió con el salón Juan Bautista Carrillo Guerra, el cual se abrió en honor al ilustre trujillano y es ambientado con la colección independentista, entre ellas llaves y candados, así como también cerraduras, clavos, y embudos, etc.
La gran casona de la historia trujillana ha sido escenario de un museo dentro de la misma llamado Cristóbal Mendoza, en el cual se mostraba a todos los visitantes los objetos pertenecientes a los primeros pobladores de estas tierras, el lugar llegó a contar con una colección de bastones de honorables trujillanos entre los que figuran los de Mario Briceño Iragorry y el de Juan Bautista Carrillo Guerra, el Libro de Oro, el cual recoge firmas e impresiones de algunas figuras importantes del país, este salón guardaba en su sala los cuadros de personalidades del Estado y de fachadas del Trujillo de antaño entre eso, la antigua iglesia matriz.
El dormitorio principal que habitó Simón Bolívar, además de la cama, igualmente contó con la silla que formó parte del mobiliario, un baúl, y algunos retratos de santos, este sitio ha sido uno de los más visitados por propios y extraños con gran sentido de pertenencia.
En el salón Cruz Carrillo, siempre resaltó una réplica de la espada del Libertador, así como también la partitura original del Himno del estado Trujillo, igualmente allí se podía localizar los fragmentos del sarcófago de Bolívar y el escudo de la familia Cruz Carrillo. Este salón se engalanaba con el cuadro de la fundación de Trujillo, en donde se observa la llegada de Diego García de Paredes el 9 de octubre de 1557.
Esta importante casa ha recogido la historia tanto del Estado como de Venezuela, la cual es de suma importancia recordar y mantenerla presente puesto que sólo de esta manera podremos valorar y querer más a nuestra entidad, ya que debe representar un gran motivo de orgullo y admiración para todos los venezolanos y por ende de los trujillanos.
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Elvins Humberto González
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