Gabriel Montenegro
Usar mascarillas o el llamado “tapaboca” reduce la carga viral del Covid-19 u otros virus a los que estaríamos expuestos y, de contagiarnos, la manifestación de la enfermedad sería más leve o inclusive asintomática, por lo cual su uso es muy importante aunque muchos escépticos no lo crean; esto lo aseguran los médicos y especialistas en neumonología más expertos del mundo .
Este argumento es generalizado de parte de las autoridades sanitarias y gobernantes quienes con sobrada razón recomiendan y/o imponen el uso de mascarillas es que evitan que las personas infectadas propaguen el coronavirus.
La conciencia comienza por nosotros mismos
No es igual exponernos libremente sin protección, que la exposición directa al coronavirus, ya que esto acarrea consecuencias muy graves, por lo que tener a la mano nuestra mascarilla podría generar una inmunidad a nivel comunitario y reducir la propagación mientras se desarrolla por fin una vacuna contra el virus.
En vista del rechazo al uso de mascarillas de algunos grupos y personas no solo en el estado Trujillo, sino a nivel nacional, se han producido nuevos rebrotes, lo que conduciría de nuevo al gobierno nacional a tomar medidas drásticas, como el imponer de nuevo el confinamiento y retornar a la molesta implementación del 7×7 por nadie deseada, especialmente en esta fecha de festividad navideña.
Desde Diario de Los Andes, hacemos de nuevo el llamado a quienes salen a realizar sus diligencias sin utilizar este valioso implemento de seguridad de la manera adecuada. En muchas ocasiones, nosotros, quienes andamos en las calles de nuestras ciudades realizando nuestro trabajo periodístico y otros relativos a cuestiones de tipo personal, nos percatamos de este fenómeno, el cual es repetitivo de manera muy peligrosa.
Muchas personas, particularmente jóvenes no le “paran” al uso de la mascarilla; incluso vemos a grupos de muchachos y muchachas destapados de manera desinteresada a pesar del llamado de las autoridades sanitarias.
Hay gente que a estas alturas todavía no cree que exista o se haya propagado el virus del Covid-19, incluso dudan hasta de las cifras mundiales de contagio y los guarismos donde se muestra una alta tasa de decesos por este letal mal. Qué equivocados están, el Covid-19 no es ningún juego, existe realmente y de paso se ha llevado con su “guadaña siniestra” a muchos seres queridos de una importante cantidad de familias.
Decesos en los países vecinos
En los países donde muchos venezolanos han salido a buscar nuevos derroteros, las cifras de muertes y contagios son alarmantes, como en los casos de Ecuador, Perú y Brasil, donde las estadísticas superan abiertamente a otras naciones como Paraguay, Colombia, Bolivia y Venezuela, donde también hemos tenido un número moderado de casos asintómaticos, de positivos y de fallecidos por el mal.
A Dios gracias en nuestra patria, desde que se detectaron los primeros casos en Suramérica el pasado mes de marzo del presente año 2020 se tomó medidas urgentes muy efectivas, como la esterilización y fumigación con el hipoclorito en las regiones donde fueron referidos los primeros infectados, además del confinamiento general de la población, el cual no gustó a muchos, pero evitó, y hay que reconocerlo, una catástrofe de grandes proporciones.
Los primeros casos fueron anunciados en estados como Zulia, Táchira, Distrito Capital y la frontera con Brasil, sumándose la totalidad de regiones de manera paulatina, aunque con una menor incidencia proporcional.
Los Trujillanos tenemos que aprender de esas experiencias, y en esta etapa de flexibilización, en vez de salir desaforados a actual con negligencia e irresponsabilidad, tenemos que ser celosos y cuidadosos de nuestra integridad física y la de nuestros congéneres.
A diario observamos en las colas de los bancos y las tiendas de compra-venta a muchas personas con el tapaboca bajo su barbilla, otros no lo usan, mientras hay otro grupo que se aglomera sin siquiera portar la fulana mascarilla y además no se guarda el distanciamiento exigido.
No se trata de crear o fomentar paranoia alguna en la población, o en dado caso exagerar con las medidas de protección a cumplirse, pero sí es nuestro propósito llamar la atención al colectivo regional, para que no caigamos en la ingenuidad de ser caldo de cultivo para un rebrote de proporciones inimaginables.
La respuesta es una sola, además de lavarnos las manos y utilizar esterilizantes y antisépticos como el alcohol y el jabón, no debe faltar bien colocada la muy rechazada mascarilla que es al final el implemento ideal para que luego no tengamos que lamentarnos de nuestra propia desidia y negligencia personal. ¡Conciencia y prevención! es la consigna.
Gráficas Onésimo Caracas.