Pero la crisis es aún más redimensionada en Junín del Táchira, porque de acuerdo a la denuncia de Walter Chacón el alcalde de esa localidad Ángel Márquez, ha creado un “antro de corrupción”
La crisis de la gasolina la impuso el gobierno nacional en el estado Táchira a partir del año 2002 y a pesar de los controles que se inventó desde chip, racionamiento, pico y placa y hasta el carnet de la patria como exigencia para surtir combustible y controlar el contrabando que pasa por la frontera zona muy custodiado por las fuerzas de seguridad, nada ha resultado y la situación se agudizó este 2019 a escalas incontrolables.
Es una región del país petrolero, pero el gobierno nacional ni mira al Táchira, menos con el tema del combustible donde quien tiene un trabajo, estudia o cumple alguna ocupación ya ve imposible comprar la gasolina en las estaciones de servicio, cada uno de los controles los ha alejado más del derecho ciudadano y deben recurrir sin otro remedio al mercado negro del combustible para poder movilizarse.
Hasta 6 salarios por medio tanque
La pimpina de gasolina de 20 litros se cotiza en este momento en el Táchira entre 20 a 40 mil pesos colombianos, que al cambio a dólar, equivale a 8 y 16 dólares americanos; lo que es igual a pagar entre 3 a 6 salarios mínimos en Venezuela. Eso explica porque el parque automotor ha mermado y no se consigue trasporte público.
Los que trabajan van al mercado negro
“En el mercado negro se encuentra combustible todos los litros que quiera. En las estacione de servicio no hay combustible y donde hay las colas son interminables y controlado de 30 a 40 litros que es lo que están surtiendo en las estaciones de servicio y pagado en pesos inclusive para poder surtir en algunas estaciones de servicio”, afirma el diputado de la Asamblea Nacional Franklyn Duarte.
Afirma el parlamentario tachirense que sigue peor la crisis y lo pudo confirmar en un recorrido que hizo por la ciudad de San Cristóbal, donde en las calles que no hay cola no se ven vehículos, pero en el resto de la ciudad el colapso es evidente de ciudadanos que tienen 5 y más días en la cola sin esperanza cierta de comprar gasolina.
“Recorrimos estaciones de servicio donde no ha llegado combustible desde hace varios días, la gente nos comenta que están comprando la pimpina de gasolina en 20, 30 y hasta 50 mil pesos colombianos debido a que si hacen la cola no pueden llegar a sus sitios de trabajo o buscar la forma de subsistir que tiene cada tachirense y se ven obligados a repagar el combustible en el país petrolero”.
Duarte le pide a los señores del Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- que controlan la gasolina en el Táchira, que le den una respuesta al tachirense, “o fue que empezaron a meter presos con falsos positivos para ellos agarrarse el negocio de la gasolina y pasarla directamente a Colombia”, dijo.
En Rubio deben pagar al alcalde solo por el censo
Mientras que Walter Chacón quien vive en el fronterizo municipio de Junín, específicamente en su capital Rubio señala que en esa zona la situación es peor, “nos vemos obligados los que no tenemos chip o no estamos metidos en el censo a comprar la gasolina en el mercado negro en 30 mil y 40 mil pesos en Rubio”.
Asegura que en el municipio Junín es casi imposible surtir de gasolina porque “existían 7 estaciones de servicio y el régimen eliminó 4, llevó una para el transporte público y dos para la colectividad. En el municipio viven 180 mil habitantes y solo dos estaciones de servicio”.
Pero la crisis es aún más redimensionada en Junín del Táchira, porque de acuerdo a la denuncia de Walter Chacón el alcalde de esa localidad Ángel Márquez, ha creado un “antro de corrupción”, sostiene que en las estaciones de servicio donde llega eventualmente combustible se creó un censo desde la alcaldía para poder tener opción de surtir, pero solo por inscribirse en esa lista tienen que pagar 20 o 30 mil pesos colombiano, señaló.
“No entendemos cómo esto sucede en un país petrolero, pero es parte de la políticas erradas que aplica el régimen con sus alcaldes y sus gobernadores”.
“Quienes vivimos en la frontera no podemos acceder a una estación de servicio normal, común y corriente”, asegura José Gregorio Roa, quien como miles de tachirenses para tener combustible debe ir al mercado negro, “y tenemos que pagar entre 20, 30 y 40 mil pesos porque las colas son inmensas y lamentablemente los funcionarios que se encuentran en esas bombas prefieren llenarse los bolsillos que surtir al pueblo”.