Por: Luis A. Villarreal P.
Tal y como se veía venir —y lo estábamos advirtiendo— la propuesta de activación del referendo revocatorio, consagrado en la Constitución, ya estaba siendo promovida por un grupo de personas pertenecientes a la asociación denominada Mover, cuyos representantes que más destacan son Nicmer Evans y César Pérez Vivas, también se involucra en la ‘viabilidad jurídica y política’ del mismo, entre otros, al conocido dirigente Nelson Chitty La Roche que estos años ha estado de bajo perfil.
Pero esta iniciativa, que aunque lucha con los lapsos establecidos para su proceso, no es sino un arrear de voluntades, individuales y partidistas, que no terminan de entender lo básico —aparte de su asidero constitucional en relación al Estatuto de Transición— en relación a la incoherencia política, y de las posibilidades que este intento podría tener frente a los que se aferran al poder, que no sólo hablan de las elecciones del 2024 —¡no qué va! nada de eso— sino que tienen planes hacia el 2030.
Solo se sienten confiados —dichos proponentes— en el enorme deseo de los venezolanos de librarnos del gobierno fallido que nos hunde día tras día; también del optimismo que quedó en la atmósfera por los resultados en Barinas, lo que pudiera dar muchas lecturas sin tildarlas de especulaciones.
Y es que ni se acuerdan de otras acciones y eventos convertidos en decepción, un fracaso en el intento —como el primer proceso de revocatorio 2016 iniciado contra el presidente cuestionado—, ni que habiendo ganado tanto la consulta de la no modificación constitucional 2007, y otras elecciones, eso no fue respetado porque se han omitido normas constitucionales interpretadas al gusto y modo de quienes han sojuzgado; desestimando además, que tampoco se pudo hacer nada dentro de las competencias y autonomía de ley con los entes ganados como la AN 2015, gobernaciones y alcaldías.
Estos promotores del referendo han puesto en incomodidad y corre corre a otros partidos y dirigentes de las fuerzas vivas, que hace tiempo tienen sus razones para no estar de acuerdo con estas ganas de hacer de quienes para nada importan los resultados. Ya mismo están cuestionando al CNE de adoptar un cronograma irrealizable. ¿?
Pero, los renuentes al revocatorio —por tener sobradas razones—, desde hace tiempo, parecen como entregados a la espera de una contienda presidencial para el 2024; y eso se puede sospechar cuando asistieron a unas mal llamadas ‘megaelecciones’ sin estar convencidos de la unidad, solo por no perder la ocasión de ‘hacer política’ electoral o de mostrar el talante ‘democrático’ de Venezuela ante el mundo, para beneficio de…
Es lamentable ver cómo echan mano del revocatorio —artículo 72 de la Constitución— poniendo en contradicción a quienes afecta el automático reconocimiento de la presidencia cuestionada solicitando tal evento. Para colmo uno de ellos es el propio Guaidó, quién condorísticamente ‘al menos’, luego de hablar de un plebiscito, se ha decantado al decir que el revocatorio debe ser materia del diálogo en México.
Entendemos, que estos ‘férreos opositores’, no saben hacer otra cosa que dejarse llevar por la corriente. Entonces, ¿Quiénes son los líderes?
Se supone, que aunque ya el CNE ha dado luz verde al proceso de recolección de firmas, ya obligados los demás ‘dirigentes’ irán fijando posición al respecto; supongamos que para tratar de hacer de este intento un acto de carácter ‘aglutinadamente’ nacional, mientras se resuelven otros aspectos en el túnel de la inseguridad y parcialidad que ofrecen los entes reguladores CNE y TSJ, principalmente.
El excandidato a la Gobernación del estado Miranda, David Uzcátegui, hace un llamado a la Oposición a objeto de realizar una ‘plenaria’ para «decidir entre todos” si participar o no en el revocatorio contra Maduro. En su cuenta Twitter, dijo: “Hagamos una gran plenaria y entre todos tomemos esa decisión. No más división. Pensemos en el futuro de todos los venezolanos”.
Advirtiendo que participar en el revocatorio es asunto de unidad, acotó: “No unos por un lado y otros por otro. Aprendamos de lo sucedido el 21 de noviembre”.
Y no es desdeñable comentar las declaraciones del detestado por el oficialismo venezolano, James Story, encargado de negocios del gobierno de EUA para Venezuela, quien en forma de ultimátum exhortó al inquilino de Miraflores a que continúe el diálogo con la oposición —en México— ya que esta “oportunidad no estará para siempre”. Insistió en que podrían reducirse las sanciones solo si hay progreso en la referida mesa de negociaciones. Además, precisó:
“Las partes interesadas pueden discutir la reducción de las sanciones o la asistencia humanitaria con un progreso significativamente irreversible hacia la democracia…».
Bueno, el G4, que monopoliza la representación de la Oposición, debe movilizarse sin tanto secretismo en relación a lo que «oficialmente» hay que hacer frente a estos dos temas: la continuación del diálogo, y para qué; y la propuesta del revocatorio que los pone en tres y dos, como sucedió para el 21N, ambos aspectos que reclaman eficiencia por parte del partidismo que negocia y vota.