Guillermo Ramos / Por Luis Huz Ojeda

Sentido de Historia

Guillermo Antonio Ramos López, más de tres décadas laborando en las instalaciones del terminal aéreo de Carvajal para la línea aérea –Aeropostal Venezolana-, le bridaron la oportunidad de tratar y conocer Presidentes de la República, artistas del cine y la televisión e infinidad de personalidades de la vida pública nacional e internacional

 

 

 

En el caserío -Sicoque- espacio geográfico adscrito al Departamento Escuque casi amanece, son casi las cinco de la mañana del 10 de marzo de 1931, y entre canto de gallos y trino de paraulata sobreviene el alumbramiento del tercero de ocho hijos: Pedro Manuel, María del Carmen, José Pantaleón, José Jesús, José Eustoquio, Josefa María, Paula Encarnación concebidos de la unión matrimonial entre Petra María López y Abdón María Ramos a quien colocan el nombre de Guillermo Antonio.

 

 

El Marfil

 

-El Marfil-, pequeña aldea en las afueras de -El Baño-, hoy parroquia anexo al municipio autónomo Motatán, es donde vive su infancia y juventud al asentar sus padres ahí morada, en una cálida y acogedora vivienda levantada en puntales, caña brava, paredes de barro, techo de palma y piso de tierra, engalanada por un jardín encantado, cubierto por distintos tonos del verde y múltiples colores de las flores, sitiada en un bosque silvestre que recrean árboles madereros en los que trepaban saltarinas ardillas, saltaban y trinaban multiplicidad de bulliciosos loros, pájaros y guacharacas ante el asomo de otros animales: báquiros, cachicamos lapas, venados… En derredor un espacioso conuco familiar sembrado de matas de aguacate, naranjas, pan de año, auyama, café, cambures, guanábana, maíz, yuca; al centro una pequeña y variada población de aves de corral, gallinas y gallos, gallinetas, patos, pavos; sin faltar dos mulas de carga y perros de caza; aquí en este encantador ambiente natural transcurren infancia y adolescencia de Memo y sus hermanos, donde conviven los afectos, la amistad, nobleza, respeto, amor al trabajo, apego a la agricultura, calor humano, con íntegro convencimiento católico. Cautivados entre asistir a la escuela, efectuar las tareas agrícolas y asistir a misa mañanera los domingos.

 

 

Llegada a Aeropostal

 

Siendo todavía un adolescente por propuesta paterna a un amigo de la familia, don Alberto Maldonado lo traslada desde -El Marfil- hasta la ciudad de Valera, con el propósito de colocarlo en un trabajo estable. Posterior a su llegada a la urbe de las Siete Colinas, en el año 1946, se articula de inmediato al personal de la oficina de control de pasajeros, equipaje, despacho de vuelo y venta de boletos de la línea Aeropostal Venezolana, que funcionaba en lo interno del Aeropuerto de Valera mostrando amabilidad, carácter, compromiso, afinado de iniciativa, puntualidad, seriedad, camaradería con sus compañeros de faena, y en el trato diario con asiduos, y visitantes al aeródromo.

 

 

Desempeño

 

Guillermo “Memo” Antonio Ramos López memoriza y relata: “Por mi condición de ser nuevo dentro del personal de Aeropostal, al comienzo me correspondió bregar duro al pagar mi noviciado en el proceso de mi formación laboral, Hice las veces de receptor, cargador, despachador de equipajes y encomiendas, trabajo de atención, concentración, fuerza, responsabilidad, uno no podía equivocarse, oficio que asumí e identifique con tanta responsabilidad y eficiencia, que sin querer de inmediato atraje la atención de mis superiores quienes a los pocos meses evaluaron mi desempeño e instinto por aprender y superarme que empecé a ser ascendido hasta llegar a despachador de vuelo, cargo que en 1978 al momento de mi jubilación luego de 32 años de labores ininterrumpidos en la empresa aun ostentaba”.

 

 

Un poco de historia

 

La infraestructura que en su momento lucía el Aeropuerto de Valera es una de las escasas edificaciones existentes en el interior del país, diseñada por el padre de la arquitectura moderna durante el Siglo XX, el maestro Carlos Raúl Villanueva. Su construcción se inició en el año 1941 durante el mandato constitucional de Isaías Medina Angarita, siendo inaugurado y puesto en servicio en 1946 en el gobierno provisional de Rómulo Betancourt.

A principios del año 1945, en pleno proceso de cimentación de la pista de aterrizaje, esta todavía no había sido concluida, menos asfaltada, en horas de la tarde, se produce el aterrizaje del primer avión piloteado por el Capitán Guillermo Pacanins, quien traía instrucciones de trasladar hasta el hospital militar de la ciudad de Caracas al General Federico Araujo, quien sufría deterioros de salud siendo este el primer aterrizaje y el primer despegue de este aeropuerto desde y para los cielos del planeta. Luego de la puesta en operatividad de este terminal aéreo, en esa misma pista descendían y arrancaban muchos vuelos, llegando a realizarse hasta 14 operaciones diarias, en aviones: Allison Turbo Hélice, Viscao 440 Motores a Pistón, Avro 748 Motores Turbo Hélice, Boeing 737, DC 9, DC 9-30, DC 9-50, con capacidad para transportar desde 45 a 120 pasajeros, todos propiedad de las empresas de transporte aéreo comercial: Aeropostal que logra movilizar una media de hasta 2200 pasajeros al mes y Avensa llegó a prestar servicio mensualmente hasta a 2100 usuarios. En sus hangares pernoctaban 22 aviones pequeños, las aeronaves que pisaban suelo carvajalense contaban con el servicio de abastecimiento de combustible, gasolina de avión 100-octanos proveído por la transnacional de los hidrocarburos la Creole Petroleum Corporation. Dentro del perímetro del aeropuerto, funcionó la escuela de aviación civil -Miguel Rodríguez- administrada por el Capitán Helean Otero, quien junto a otros expertos aviadores contribuyó desde esta entidad a la formación de gran cantidad profesionales de la aeronáutica civil de la nación. Recuerdo que la jefatura del aeropuerto fue ejercida entre otros por José –Cheché- Frías; Andrés Stormes; Julio Briceño; Luis Miliani; A. Vargas; José Miguel Pimentel y Américo Montilla quienes en sus funciones, siempre hicieron predominar el cumplimiento de la Ley Orgánica de Aviación Civil y su Reglamento. Destacando en las labores de control aéreo los héroes anónimos: técnicos: Carlos Rojas, Manuel Rivera, José Ignacio Guzmán, Pedro Juárez Bolívar, quienes a diario aplicaban sus conocimientos y experiencias para guiar a los aviadores y usuarios del transporte aéreo a destino seguro.

Contábamos con un distinguido restaurante administrado por Marcelino de Jesús Delfín Castillo y su esposa Irma Peñaloza de Delfín, quienes ofertaban a la clientela un agradable ambiente musical, exquisitos platos de comida nacional e internacional, al igual que variada comida rápida, delicateses en dulces y tortas caseras, bebidas espirituosas locales, nacionales y de otras procedencias. Todo el personal que laborábamos en la estación, usuarios y visitantes contábamos con un servicio de transporte terrestre de calidad, económico, eficiente, seguro que brindaban los conductores de carros libres, afiliados en las distintas líneas que operaron durante muchos años a las horas de salida y llegada de los vuelos: Chevrolet, Dodge, Mercury, Zulia. Teniendo a elección arrendar un vehículo marca Volkswagen, en la filial de la Corporación Venezolana del Motor, operativa por el señor Julio Hidalgo.

 

 

Bendición divina

 

“Dios, el Niño Jesús de Escuque, Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción me proporcionaron la oportunidad de conocer y en algunas ocasiones hasta compartir con algunos Presidentes de la República: Marcos Pérez Jiménez, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campíns, Jaime Lusinchi. Artistas del cine y la televisión de la estatura y calidad histriónica y musical de Libertad Lamarque, Pedro infante, Daniel Santos, Luis María Billo Frómeta y la Orquesta “Billo´s Caracas Boy”, Renato Capriles y “Los Melódicos”. Científicos, deportistas, diputados, senadores, magistrados, gobernadores, presidentes de Concejos Municipales y prelados, e infinita lista de personalidades de la vida pública nacional e internacional en más de tres décadas al servicio de la Línea Aeropostal en las instalaciones del Terminal Aéreo aquí en Carvajal”.

 

 

Amor eterno

 

Constituye una sólida familia, con el único amor de su vida, una hermosa princesa oriunda de Las Aguaditas de San Lázaro, María del Rosario Ojeda García con quien procrea hijos: Magali Josefina, Nelly Coromoto, Petra María y Carlos Eduardo. Nietos: María Alejandra, María del Rosario, Gilberto de Jesús, Guillermo Antonio, María Gabriela, Daniel Salvador, Patricia Angelina, David Alejandro, María Angélica, Carlos Eduardo y Guillermo Antonio. Bisnietos: Valeria Alejandra, Samanta Carolina, Nicole, Grecia Alejandra. Formados todos con principios y valores morales, educados y preparados para ser beneficiosos, comedidos, útiles a la familia, la sociedad, el país.

 

 

El deporte

 

De lunes a domingo, todos los días antes de despuntar el sol Guillermo “Memo” Antonio Ramos López, despega desde su residencia, ubicada en la casa Nº 76, al final de la avenida La Hoyada, vía Colón, La Cejita, sale rumbo hacia las áreas de vialidad y estacionamiento del Aeropuerto Antonio Nicolás Briceño donde se ejercita antes de entrenar caminata. Especialidad deportiva que desde hace 36 años practica puntualmente sin finalidad competitiva junto a Rosario, su hija Magaly, amigos de ambos sexos y distintas edades. Al transcurrir del tiempo esta acción está convertida en hábito recreativo de vida sana.

 

*Cronista oficial del Municipio San Rafael de Carvajal

 

 

Salir de la versión móvil