Son numerosos los precursores de nuestra historia, desde la Independencia de Venezuela, encabezados por Simón Bolívar, los fundadores de la democracia, entre ellos, Rómulo Betancourt, de la educación con Simón Rodríguez, entre otras áreas del acontecer nacional.
El periodismo también cuenta con hombres y mujeres que fueron protagonistas de ese impulso, crecimiento y consolidación de esa noble profesión fundamentalmente, en tierras trujillanas, entre quienes destacan, «dos grandes entre los grandes», oriundos de Motatán: Guillermo Montilla y Cornelio Viloria.
El interés del presente trabajo, además de refrescar las mentes de unos y a quienes no tuvieron el privilegio es conocer o recordar – más allá de su trayectoria profesional y gremial suficientemente narrada – el periodismo ejercido por Guillermo Montilla y Cornelio Viloria, desde el ámbito familiar, laboral, y de amistad
Guillermo Montilla, “la vida cuando se llama periodismo”
“Ser periodista es tener compromiso con los que sufren, es ser libres y escribir para seguir siendo libres”, esta fue la frase tomada por su hijo Leonardo Montilla, que describe lo que significó el ejercicio del periodismo de su padre, la dedicación y pasión de su existencia en estos caminos de la vida por los que le tocó transitar.
Venido a Valera desde la población de Motatán, emporio económico del momento en la región por la presencia del medio de transporte moderno ferrocarril. Construyó desde su personalidad los elementos fundamentales que sus valores le indicaban, una familia buena, una profesión de alto contenido social, una lucha permanente por la ciudad y sus instituciones, muchos amigos y otros no tan amigos.
Descubrió en el periodismo una manera de ser útil a su país
Así era Montilla, un hombre que descubrió en el periodismo incipiente del momento una manera de ser útil a su país y la que el consideró siempre su verdad, la búsqueda intensiva de la justicia social y una verdadera democracia. Pieza fundamental en la creación y consolidación del diarismo trujillano, al lado de otros grandes del periodismo trujillano.
Montilla un hombre que desde lo público fue controversial, polémico, sin temores, apegado a la verdad, regó siempre en su familia al lado de doña Olga, una familia de bien, un hogar de amores, donde el afecto, el cariño y la dignidad siempre estuvieron presentes
Como bien lo describe el poeta Raúl Díaz Castañeda: «Guillermo Montilla fue hombre de una sola cara; sin matices conciliadores, dado sin solapas, con diafanidad de prisma a la fría luz de lo más alto que alumbra y ciega». «Con la máquina de escribir bajo su brazo, duro de torcer, hirviendo los ojos en una llama verdosa, aguda como espada».
Eladio Muchacho: “Guillermo fue el arquitecto del periodismo trujillano”
Para abordar lo laboral, Eladio Muchacho Unda, se remontó al año 1969, cuando Diario de Los Andes comenzó en una conversación. Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes.
El economista Aníbal Miranda, era el profesor de desarrollo económico. Un día me comentó que se había enterado en Corpoandes de un conjunto de proyectos que mi hermano Chuchy tenía previstos para Trujillo. Preguntó si estaba previsto entre los proyectos un periódico para Trujillo.
Siembra de la semilla de Diario de Los Andes
Recuerdo que le dije que mi hermano estaría en Mérida la próxima semana y acordamos un encuentro para conversar. Conversamos y en esa conversación Aníbal sembró la semilla de Diario de Los Andes. Luego Chuchy fue gobernador en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.
En su equipo de gobierno estaban Aníbal Miranda, Francisco González Cruz, Ernesto Rosales, el doctor Bianco, y Gilberto Cañizales. Era talento, eficiencia y efectividad al servicio de la transformación de Trujillo.
El sectarismo adeco se atravesó y le exigían a Chuchy que esos cargos debían ocuparlos militantes de AD. Chuchy no aceptó la intolerable presión de los caciques locales de AD y renunció. Cuando se reincorporó a la actividad empresarial, Aníbal, Ernesto y Gilberto se integraron al equipo de trabajo de Muchacho Hermanos.
Jefe de Redacción del equipo inicial de Diario de Los Andes
Uno de los proyectos que consideramos fue un nuevo diario para Trujillo. Aníbal se encargó de elaborar el proyecto e iniciamos el contacto con proveedores de equipos y maquinarias para la impresión de un diario. El proyecto se presentó al EximBank de los Estados Unidos de Norteamérica que aprobó el financiamiento a cinco años con el aval de Muchacho Hermanos de Valera, C.A.
Concluido ese proceso se avanzó en la construcción y los contactos para formar el equipo inicial de Diario de Los Andes. Recuerdo que una tarde me informó Aníbal que había conversado con el periodista Guillermo Montilla que a su juicio debía ser el jefe de redacción.
Ya habíamos decidido que Aníbal Miranda sería el primer director de Diario de Los Andes. Me dijo Aníbal que era importante una conversación mía con Guillermo para compartir nuestras visiones de lo que debía ser Diario de Los Andes.
Relación de respeto; fundamental para Diario de Los Andes
Nunca había conversado con Guillermo, sabía que era uno de los líderes del periodismo trujillano, vinculado a los sectores de la izquierda local. Fue una conversación muy sincera y clara. Ese día nació una relación de respeto que fue fundamental para Diario de Los Andes. Guillermo fue el arquitecto del periodismo que empezamos a desarrollar en Trujillo desde Diario de Los Andes. Era un maestro exigente que pedía calidad y apego a los valores y principios del periodismo. Por razones de salud Guillermo se retiró, pero ya Diario de Los Andes era una referencia de buen periodismo.
Creación de una Cátedra libre “Guillermo Montilla”
Ha sido un acierto la creación de una Cátedra libre itinerante que llevará por nombre Guillermo Montilla, en honor a tan destacado periodista trujillano. Honra al IUTEMBI y a los periodistas que asistieron al evento «El periodismo y la era digital» el reconocimiento a Guillermo Montilla.
Cornelio Viloria “brilló con luz propia en el periodismo”
En cuanto a Cornelio Viloria, hizo lo propio Javier Viloria, cronista del municipio Motatán, quien expresó que su hermano fue un motatanense de raíz genuina, quien por más de 60 años se dedicó por entero al periodismo, en el cual brilló con luz propia. Se inició siendo aún adolescente y se convirtió en pionero del periodismo local.
A través de su larga trayectoria se distinguió por ejercer un periodismo de calidad; buceador de la crónica regional y nacional, testigo invaluable de los grandes hechos sociales, económicos, culturales y políticos del siglo pasado y presente que reflejó siempre con su pluma certera, clara, simple, profunda e implacable y gran calidez.
Cornelio implantó una escuela y estilo periodístico
Durante el ejercicio periodístico formó parte de Diario El Tiempo, en el cual se mantuvo al frente como subdirector hasta sus últimos días. Fue maestro de periodistas donde junto a Luis Gonzaga Matheus implantó una escuela y estilo; fue responsable directo del crecimiento y desarrollo de numerosos periodistas contemporáneos y de las nuevas generaciones.
Hablar de Cornelio Viloria es referirnos a una persona noble, buena y uno de los insignes trujillanos que supo ganarse un lugar en la historia. Desde que salió de su terruño natal, Motatán, marcó una pauta comunicacional.
Se caracterizó por su humildad.
Desde niño había soñado con ser radiodifusor
Estuvo arropado por grandes virtudes, fiel exponente de lo que es el saber asistir a los demás por encima de cualquier circunstancia. Su actitud ante los demás le valió la credibilidad que gozó en vida, una vida en la cual contó siempre con un amor irrestricto y lleno de mucho respeto de los trujillanos.
Desde niño había soñado con ser radiodifusor, se fue involucrando en la radio trujillana, era un enamorado de las ondas hertzianas, su talento se escuchó en distintas emisoras. Pero el gusanillo por montar una radio lo mantenía, volvió al ruedo por una concesión que vio cristalizado su sueño cuando saca al aire su emisora Optima 107.7 FM para su terruño Motatán.
Graterol Vargas: Cornelio fue una institución dentro de otra institución
Ryazard Kapuscinski decía” que para ejercer el periodismo ante todo hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.
El recuerdo que tenemos de Cornelio Viloria Morales o “Corvi” como le decíamos sus amigos era un reflejo de lo pregonado por Kapuscinki. Era buena gente, siempre prestado a tenderles una mano a sus colegas o a quien lo necesitara.
Su pasión fue el periodismo, el cual comenzó a ejercer desde los 17 años cuando arriba a Diario El Tiempo, proveniente de su lar nativo, Motatán, para corregir notas. Cornelio fue una institución dentro de otra institución, respondiendo a la confianza depositada primero por su fundador Luis Mazzari.
“Este es uno de los días más tristes de mi vida” me dijo Corvi cuando anunciaron el cierre de la edición impresa del diario “El Tiempo”. Parte de su existencia se la había dedicado al periódico, hasta su muerte el 4 de febrero de 2019.
“Hay algo real y cierto que siempre me unió a Cornelio”
Más que una anécdota, hay algo real y cierto que siempre me unió a Cornelio. En el año 1969 representé a Trujillo en un campeonato nacional de béisbol juvenil en San Felipe, estado Yaracuy. Clasificamos al play off y de esa hazaña hace 43 años más nunca otro elenco en esa categoría con puros chamos del patio ha ido tan lejos. Fue la época de Félix Rivas, Antonio Rodríguez, Hemeregildo Terán, Felix Albornoz, Manuel Maldonado, El Chivo Lozada, Hugo Carrero, entre otros.
Quería llegar a las Grandes Ligas, jaja, jamás ser un periodista, sin embargo, el hombre propone y Dios dispone. Eran mis días en la tapicería de Guillermo Briceño en la calle 7. Escribí a mano juego por juego hasta el último out lo acontecido en Yaracuy. Le hablé a Briceño la inquietud que tenía porque me publicaran esos garabatos en el único diario que había en Valera.
Al llegar a la redacción Corvi salió al encuentro de Guillermo. “Que pasó, qué pasó Guillermo”. Me presentó y le entregué el manuscrito, encargándose Viloria de pasarlo en máquina. Ese recorte lo tuve por muchos años hasta que lamentándolo mucho se extravió. Después Cornelio me invitó a escribir en deportes y nació “La columna de Jovar” (José Vargas)
En los 70 renuncia como periodista de deportes Rudy Linares. Cornelio me puso el ojo y me fue a buscar a la tapicería porque requería de alguien que le hiciera las notas. Ya estaba medio ducho en el oficio porque le había comprado una máquina de escribir al maestro Hermes Valecillos por 105 bolívares.
En El Tiempo fui adquiriendo experiencia de la mano de Cornelio, hasta el punto, que dejé la noble profesión de tapicero. Cornelio era el relacionista de la policía. Dejó ese cambur y me lo pasó a mí. Con Rivas Sáez fui a dar a Radio Turismo, al departamento de prensa.
Ingreso al Colegio Nacional de Periodistas (CNP)
Viene la entrega de papeles para ingresar al Colegio Nacional de Periodistas, fundado en 1976. Ya estaba como redactor deportivo. Había que demostrar que uno se ganaba el pan de cada día como periodista. El abogado Juan José Bocaranda, Azaría Rivas, Cornelio, y el abogado Alfredo Espinoza protocolizaron unos documentos en un juzgado de Escuque o Sabana Libre para dar testimonio de que sí ejercíamos el periodismo. Una mañana llegó al diario y había un alboroto. “Lo logramos, ingresamos al CNP”.
Cornelio fue un maestro, además un hombre humilde, servidor, cumplió al pie de la letra con la frase del célebre escritor indio Rbindranath Tagore, “Quien no vive para servir no sirve para vivir”.
Varias generaciones de periodistas pasaron por sus manos
Tirios y Troyanos lo quisimos mucho. Aún cuando la rivalidad entre periodistas de uno u otro bando (Tiempo, Andes) jamás se le oyó una ofensa o nada parecido. Al contrario, en Cornelio siempre había el afecto y cariño de un colega.
Insisto que por sus manos pasaron varias generaciones de periodistas, los que aún sobreviven este 27 de junio, recordarán a Cornelio por su afabilidad, humor y excelente trato. La lista es larga de los alumnos del “pelaíto” de Motatán.
Gracias Douglas por acordarte de tu paisano de Motatán, un merecido reconocimiento a Cornelio, quien también tiene su historia en la radiodifusión trujillana, dejando a Motatán una emisora que hoy sus hijos acertadamente dirigen.
Douglas Abreu / CNP 21627
@douglasabreub
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