Londres, 7 feb (EFE).- Mientras el rey Carlos III afronta su lucha contra el cáncer, el príncipe heredero Guillermo ha tomado las riendas de la representación monárquica en el Reino Unido, donde la realeza tiende a multiplicar su presencia en todo tipo de actos benéficos y conmemorativos.
En cierta forma, el momento no podía ser más inoportuno: su mujer, Catalina, se recupera de una misteriosa cirugía abdominal de la que no se han dado detalles y que la tendrá de baja al menos hasta finales de marzo.
Guillermo había renunciado a su agenda pública desde aquella operación, el pasado 16 de enero, para quedarse al cuidado de la princesa de Gales y de sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis.
Pero la ausencia de su padre, quien desde que subió el trono en 2022 se prodigaba en eventos por todo el país, ha obligado a su hijo mayor, de 41 años, a asumir un protagonismo inesperado.
La primera aparición de Guillermo fue este miércoles por la mañana, cuando presidió una llamada ceremonia de investidura, en la que destacadas personalidades son condecoradas con la Orden del Imperio Británico.
Las fotos del acto mostraron a un príncipe distendido y sonriente, departiendo amigablemente con los galardonados, como la futbolista internacional Ellen White, quien le transmitió sus mejores deseos para el restablecimiento de su padre.
Posteriormente, durante la noche el príncipe tiene previsto participar en una cena de gala que organiza la ONG London Air Ambulance, que apadrina.
Aunque las tareas representativas del monarca se repartirán entre los once ‘miembros activos’ de la Casa Real, se espera que el rol principal recaiga en Guillermo, quien goza de altos niveles de aprobación popular.
Junto a él, la princesa Ana, única hermana de Carlos III, mantendrá previsiblemente la ubicuidad que ya la caracterizó en 2023: superó, según un recuento del ‘Daily Telegraph’, al propio rey en número de compromisos públicos, con 457, frente a los 425 de su hermano.
Una audiencia telefónica y una visita fugaz
Tras difundir el diagnóstico por un tipo de cáncer no especificado (del que solo se sabe que no se trata de próstata), el Palacio de Buckingham aclaró este lunes que el rey sí continuará las audiencias semanales con el primer ministro, Rishi Sunak.
Sin embargo, al mismo tiempo especificó que serían los médicos quienes tendrán la última palabra sobre el formato de esos encuentros si se pretende minimizar el contacto interpersonal.
Pese a que Downing Street no comenta normalmente los detalles de esas audiencias, este miércoles hizo una excepción al informar a los medios de que se llegó a un acuerdo con Buckingham «acerca de este asunto específico» y que ambos conversarían por teléfono.
Sunak reiteró en la sesión de control al Gobierno en la Cámara de los Comunes (Baja) su deseo de que el monarca tenga una pronta recuperación y que pueda retomar su agenda pública lo antes posible.
Carlos III se desplazó ayer, martes, a su residencia campestre de Sandringham (este de Inglaterra) desde Londres después de haber comenzado el lunes su tratamiento contra la enfermedad.
Antes de dejar la capital británica tuvo una breve reunión con su hijo menor, el príncipe Enrique, de quien se ha distanciado en los últimos años y que dejó de ser un miembro operativo de la familia real en 2020.
Tras haber realizado un vuelo de 11 horas el martes desde California (EE.UU.), donde reside junto a su mujer, Meghan, y sus dos hijos, Enrique vio a su padre y hoy mismo puso rumbo de nuevo hacia su hogar, según medios británicos que fotografiaron al duque de Sussex en el aeropuerto de Heathrow.
El alejamiento de Enrique y su hermano mayor, Guillermo, quedó una vez más en evidencia después de que éste descartara un encuentro al considerar que «no se trataba de una visita de reconciliación», según fuentes de su entorno.
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