Guardianes del Tiempo: El Legado de los Cronistas en Trujillo

Ruth Provenzali /ECS

En el marco del Día del Cronista, Diario de Los Andes se une a esta conmemoración para honrar a los cronistas del estado Trujillo. En esta fecha tan especial, nos sumergimos en el tejido de la crónica, donde cada relato es un lazo que une generaciones y enriquece el alma de nuestra tierra.

En el rincón de cada historia, existe una figura silenciosa pero fundamental: el cronista. Desde tiempos antiguos, estos narradores han sido los guardianes de la memoria colectiva, capturando con su lápiz la esencia de épocas, culturas y sociedades.

El cronista es el tejedor de las historias que dan forma al pasado, presente y futuro de una región y su misión es inmortalizar los momentos significativos, desde los relatos épicos hasta las anécdotas cotidianas, que moldean la identidad de un pueblo. Con cada “cuento”, reconstruyen una estructura social, hilando la tradición y la cultura para que nunca se disipen en el olvido.

En el estado Trujillo, los cronistas capturan en sus escritos los latidos de la ciudad y sus habitantes, ellos son más que simples narradores de eventos; son aquellos que transforman los días comunes en relatos que perduran a través de las generaciones. En una era marcada por el gran avance de la tecnología y la globalización, el rol del cronista adquiere una relevancia aún mayor. En medio del ruido y el remolino del mundo moderno, ellos son el faro que guía a la comunidad hacia sus raíces, recordándoles quiénes son y de dónde vienen.

Voz del Pasado

Desde temprana edad, la inspiración y el sentido de pertenencia hacia la historia local y regional juegan un papel fundamental en su desarrollo como cronista, los ayuda a inculcarles un profundo respeto y amor por sus raíces y tradiciones, con estos conocimientos, se dedicaron a contar las historias de su región, destacando los eventos, las costumbres y las tradiciones que definen su identidad. Convertirse en cronistas fue su manera de honrar a sus antepasados y de asegurar que las generaciones futuras conozcan y valoren su herencia cultural.

Luis Huz, cronista de San Rafael de Carvajal, nos habla de como nació su interés por los relatos: “El haber entendido desde muchacho la necesidad de plasmar para la historia los cuentos y relatos de mi nona materna, todas las tardes-noches nos reuníamos para escucharla, y además a medida que fui creciendo, la vida me consintió  encontrarme en el camino mentores excelentes, quienes me transmitieron y sembraron identidad y pertenencia con la historia local, regional. Esa fue mi motivación para centrarme a construir a través de la crónica la historia transcurrida y contemporánea de la Sabana de Estovacuy sus pobladores y acontecimientos históricos”.

Tejedor de Memorias

Sin embargo el acto de crear este tipo de narraciones no solo preserva eventos y relatos históricos, sino que también fomenta un profundo sentido de pertenencia e identidad. Al capturar y documentar lo usual, convierte lo efímero en eterno, dando relevancia a lo que de otro modo pasaría desapercibido. Este proceso no solo asegura la preservación de nuestra historia, sino que también fortalece la conexión de la comunidad con sus raíces, enriqueciendo nuestra comprensión del presente y fortaleciendo nuestra cultura.

“La crónica refleja la vida tal como es, en cualquier momento, incluye tanto a la gente común como a las personas influyentes, acontece por obra del hombre o de la naturaleza, que evidentemente trasciende lo cotidiano y también lo ligero, que de no ser por el cronista se borraría para siempre” señaló el cronista del municipio Escuque, Juan Carlos Barreto Balza.

Ser cronista implica enfrentar varios obstáculos, como el acceso limitado a información confiable, la necesidad de garantizar la veracidad de los relatos, la censura y restricciones en la libertad de expresión, el posible desinterés del público, la falta de recursos, y la fatiga o desmotivación.

“Cada vez que escribo, enfrento el desafío de contrarrestar la narrativa que sostiene que La Puerta solo existe desde 1900, ignorando los 3,000 años de la Comunidad Indígena Bomboy. Poco a poco, estoy combatiendo esta distorsión histórica, y mi blog de historia, que ya cuenta con más de 65,000 visitas, es un claro indicador de progreso. Además, me enfrento a la escasez de bibliografía sobre Trujillo y al alto costo de investigar en el Archivo Arquidiocesano de Mérida, donde se encuentra gran parte de la historia colonial de La Puerta” describe Oswaldo Manrique.

Sin embargo, estos desafíos pueden superarse mediante la creación de redes de contactos, el uso de tecnología, la triangulación de fuentes, la adaptación de la narrativa para evitar la censura, la diversificación de temas y estilos, la búsqueda de financiamiento, y el establecimiento de rutinas saludables. La pasión por documentar y preservar la historia, junto con la resiliencia y el apoyo de la comunidad, permite a los cronistas seguir adelante con su valiosa labor.

Testigo, Narrador y Analista de la Historia

A veces, un simple evento puede parecer insignificante, pero cuando lo documentamos, descubrimos su verdadero valor histórico subrayando los acontecimientos menores que pueden reflejar grandes cambios sociales.

La importancia del trabajo del cronista, quien no solo registra los eventos cotidianos, debe proporcionar evaluaciones y análisis cuando sea necesario, no es simplemente un observador pasivo, su opinión y criterio deben ser considerados en eventos que requieran un análisis detallado. El cronista no debe limitarse a registrar los hechos, sino que también debe ofrecer opiniones y evaluaciones cuando sea adecuado.

Como lo señala Lourdes Dubuc de Isea, cronista del municipio Boconó: “No hay hecho sencillo y complejo, que no merezca la atención y el registro del mismo. Registrar los diarios aconteceres con un mínimo de criterio al respecto es labor obligada del Cronista. Por tanto, no basta con la recolección de hechos y sucesos, sino aportar criterios evaluativos si el o los casos lo requieran. El Cronista no es un invitado de palo. Su criterio debe ser tomado en cuenta en eventos que ameriten un análisis puntual”.

Los cronistas permiten una representación exacta de eventos, personas y lugares, proporcionando el contexto necesario para una comprensión completa. Además, ayudan a dar vida a las historias, preservando el patrimonio cultural y enriqueciendo la narrativa.

Inspiración para la Juventud de Hoy

A través de sus relatos y análisis, los cronistas nos brindan una lección atemporal sobre la importancia de recordar de dónde venimos, para comprender mejor quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos, la generación de hoy puede encontrar inspiración en el trabajo de los cronistas, aprendiendo a valorar y preservar nuestra historia colectiva para las generaciones venideras.

Como lo dice Benigno Contreras, cronista del municipio Valera: Espero que, en base al trabajo de uno, las nuevas generaciones de jóvenes se inspiren para seguirle aportando a Valera el conocimiento en muchas cosas, hoy en día Valera es una ciudad joven, espero que todos los trabajos le sirvan de fortaleza, se animen a seguir adquiriendo conocimientos y se siga desarrollando lo que yo llamo la Valeranidad, que sea con orgullo, por eso es importante seguir creando los cimientos para que la nueva generación siga desarrollando esta Valeranidad, así como me paso a mí, yo me inspire en los cronistas pasados”.

Guardianes de Nuestra Identidad

En el Día del Cronista (20 de Mayo), reconocemos la labor invaluable de estos narradores de la vida real. Lourdes Dubuc de Isea, Benigno Contreras, Luis Huz, Juan Carlos Barreto, Oswaldo Manrique, cada uno con su estilo único, nos recuerdan que el pasado no es solo una colección de fechas y eventos, sino una narrativa viva que nos ayuda a entender quiénes somos y hacia dónde vamos. Gracias a ellos, Trujillo no solo es un punto en el mapa, sino un lugar lleno de historias que seguirán inspirando a las futuras generaciones.

En el Día del Cronista, celebramos a aquellos que con pluma y papel tejen la historia viva de nuestro pueblo.