Josir Cegarra | Pasante
Con una trayectoria de 10 años, el tallador tachirense Gregorio Zambrano, conocido popularmente como “Goyo”, ha demostrado su conocimiento en la talla realista en madera. Originario del municipio Seboruco, este autodidacta ha perfeccionado su técnica a través de la práctica constante, creando un amplio repertorio de obras que van desde imágenes religiosas hasta animales y retratos fotográficos. El cedro con su cálido tono es el lienzo perfecto para dar vida a sus esculturas.
Siendo gandolero durante años, Gregorio buscó una nueva forma de sustento. Sus primeros pasos en el arte fueron con la pintura al óleo, pero comprendió que este camino requería un conocimiento que aún no poseía, por lo que con ideas básicas en carpintería, decidió aventurarse en la talla, inspirándose en una imagen del Santo Cristo de La Grita.
A falta de herramientas especializadas, utilizó un destornillador, dando vida a una obra realista que superó sus propias expectativas. El éxito de esta primera pieza lo impulsó a seguir adelante.
Un desafío
Goyo ama su trabajo y a pesar de que la talla es considerada una labor, para él es mucho más que eso. En sus ratos libres, disfruta tallando, por lo que para él es más un placer que una obligación. Reconoce que dedicarse por completo al arte es un desafío económico, pero siempre encuentra la manera de seguir creando.
Ha pasado meses sin vender una obra, pero su pasión lo impulsa a buscar nuevas estrategias, como sorteos y rifas, para dar a conocer su arte y encontrar un público que lo aprecie, ya que desde su visión el verdadero valor de sus obras no radica en el costo de la pieza, sino en la dedicación y el alma que invierte en cada una.
Aunque sus cuadros han recorrido el mundo llegando a países como Italia, España, Congo, Estados Unidos, Chile, Perú, México, entre otros, considera que el arte no es apreciado. Recuerda con humor una ocasión en que un familiar llevó uno de sus cuadros a una galería en Bucaramanga, Colombia, y fue acusado de falsificar obras. Para demostrar lo contrario, decidió grabar todo el proceso de creación de una nueva pieza. Al final, el dueño de la galería tuvo que reconocer su error y felicitarlo por su trabajo. Esta experiencia, lejos de desanimarlo, lo motivó a seguir adelante.
Cuenta con especial cariño una anécdota que lo marcó, la imagen del Santo Cristo que talló para un devoto, expulsa lagrimas de aceite. Esta experiencia fortaleció su fe en el poder transformador del arte y lo motiva a seguir creando piezas que conecten con las almas de quienes las contemplan.
Politización del arte
La politización del arte y la falta de apoyo institucional han hecho que sea cada vez más difícil vivir exclusivamente de esta profesión, obligando a los artistas a combinar su pasión con otros trabajos para subsistir, según relata Gregorio Zambrano.
Aunque su arte ha llegado a otros países, no ha sido por un reconocimiento mundial, sino porque habitantes de Seboruco envían obsequios a otras naciones.
Destaca que, un gerente de un banco reconocido en la región (que también es de Seboruco) recibió uno de sus cuadros, como un regalo de un cliente, pero no tenía idea de que era él, un vecino de su misma aldea.
Gregorio espera que el arte y la cultura sean reconocidos y valorados. Sueña con dejar un legado y transmitir estos conocimientos a su familia, especialmente a su hija menor, quien muestra interés por la talla en madera.
A través de sus redes sociales @tallasenmaderagz este tachirense busca seguir dando a conocer sus cuadros y esculturas talladas.