GRATEROLADAS / Teodoro Petkoff y el hombre vampiro

 

SIEMPRE  admiramos y sostuvimos pese a la distancias  una  buen relación amistosa con El CATIRE del El  BATEY. Cosas  de la vida y de las circunstancias. Nadie quien viera a  Teodoro hubiese podido imaginarse que su linaje provenía de esa tierra de negros, de mulatos, descendientes de  la raza conocida hoy como afrolatinoamericana  y que fue a ver luz al mundo en Maracaibo, pero su origen es de aquel  poblado  zuliano.

El saludo cuando nos veíamos de él hacia mi persona y muerto de la risa, era, ¿Cómo estás, que pasó con el HOMBRE Vampiro?.

Es una pequeña historia que ocurrió en la que fuera mi residencia en la urbanización Morón, teniendo a Mery  y a este servidor de anfitriones.  Teodoro  andaba recorriendo a Venezuela  como candidato presidencial. Presentaba su oferta electoral por una serie de partidos de izquierda encabezados por el insurgente Movimiento Al Socialismo, la entonces llamada tercera alternativa frente a la tradicional guanábana adeco-copeyana.

Vino a Valera en una gira  y José Hernández, organizador de la misma,  puso en la agenda mi humilde vivienda en Morón, donde reuní a un buen número de vecinos y prendimos una rumba  con  Teodoro esa noche. Nos habló de sus proyectos, de sus planes de llegar al inquilinato de Misia Jacinta y de paso le atizó la cuña a los partidos del sistema.

Morón vibró esa noche. Lástima que nuestra Venezuela nunca oyó las palabras de un estadista, de un hombre como Teodoro. Hubiese sido sin duda un gran presidente. Pero volviendo a su visita a la urbanización Monseñor José Humberto Contreras y a mi casa, todo terminó a medianoche  con  un ovejo que mató  un vecino  de nombre, Luis Albarrán, hoy próspero comerciante valerano.

Y aquí viene lo del Hombre VAMPIRO.

Teodoro presenció la  “matanza”  del animalito. Albarrán era un experto en esos menesteres, pero lo que llamó la atención de quienes estábamos en el patio de la casa y sobre todo de Teodoro  fue cuando Luis agarró  el animalito ya habiendo entregado su alma al más allá, por el cuello, tragándose un poco de sangre y  en un vaso le brindó a Teodoro diciendole: Tome candidato, usted necesita fuerza, vigor, para seguir pateando a Venezuela.

Por eso cuando nos veíamos como pasó en una oportunidad en el aeropuerto internacional de Maiquetía  y en algunas llamadas que por oficio de periodista entrecruzábamos, su saludo de  rigor era, ¡Epa, Graterol y cómo está el Hombre Vampiro!.

 

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