Desde este lunes Nueva York será escenario de un gran despliegue de seguridad en el inicio del juicio por narcotráfico contra el mexicano Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», considerado por el Gobierno de Estados Unidos como «extremadamente peligroso» por ser el líder del cartel de Sinaloa.
Las medidas van desde las condiciones extremas de su encarcelamiento hasta su transporte a la corte, se extienden más allá para proteger a los miembros del jurado y a los testigos de una posible venganza del presunto capo, del que las autoridades temen que use sicarios para secuestrar y asesinar a quienes se atrevan a hablar en su contra.
Sus abogados rechazan que su cliente represente una amenaza para testigos o jurado debido a las extremas medidas de seguridad con las que se le mantiene, en una celda en aislamiento en el ala más segura del Metropolitan Correctional Center en Manhattan, una de las prisiones más seguras del país, donde es mantenido 23 horas en una celda de 18 metros cuadrados en la que nunca se apaga la luz, con una pequeña ventana opaca que no le permite ver el exterior.
Sus traslados a la corte federal de Brooklyn, donde se lleva el proceso en su contra para audiencias previas al juicio, han sido un dolor de cabeza para los neoyorquinos que utilizan el puente de Brooklyn, cerca de la cárcel donde «El Chapo» espera su juicio, ya que se cierra mientras dura el recorrido del convoy de coches y policías fuertemente armados, lo que genera problemas en el tráfico.
Además, la comitiva del traslado siempre es vigilada desde un helicóptero policial. Esas medidas se repetirán ahora dos veces al día, y en horas punta, mientras dure el juicio, que podría extenderse hasta 3 o 4 meses. Aunque el juez se comprometió a trabajar en una solución con la policía para aliviar el problema en el puente, el juicio se inicia mañana con la incertidumbre de si el capo de la droga permanecerá en otra prisión federal en Brooklyn mientras dure el proceso o si se queda en Manhattan y buscan otras medidas de transporte.
Las medidas de extrema seguridad que rodean a Guzmán desde su llegada a EEUU también incluyen a la corte federal, donde se lleva a cabo el proceso judicial en su contra, que de por sí ya es un lugar que se mantiene vigilado por los agentes del tribunal.Allí puede verse a agentes con armas largas y unidades caninas que custodian el lugar y se ha colocado un segundo detector de metales frente a la sala de Cogan, un proceso regular para los casos de narcotráfico en la esfera federal. El objetivo es también proteger al jurado, que se mantendrá en el anonimato, y a los testigos en contra de «El Chapo».