Naireth Hernández/ECS
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El graffiti es considerado arte urbano, aunque es destacado por su ilegalidad. A menudo nos encontramos con este tipo de “arte”, ignorando el hecho de que es una forma de comunicación.
Existen tres tipos de graffiti:
Art graffit: tiende a representar motivos más o menos abstractos, nombres (“tags” o etiquetas: nombres en clave) o mensajes recurrentes, siempre mediante un despliegue de colores y de formas que en ocasiones toma varios días terminar.
Graffiti público: Los “lemas” públicos que aparecen en una ciudad y reiteran eslóganes o mensajes políticos, más o menos satíricos o groseros, tratando de dar un mensaje a las masas. También entran en esta categoría los graffitis de protesta.
Latrinalia: Se llama así al graffiti poco elaborado, grosero y por lo general predomina en baños públicos y espacios de tránsito, como puertas, ascensores, trenes, etc. Pueden ser desde confesiones de amor, amenazas, denuncias hasta intentos de poesía o de relato.
Expresión del arte
El arte urbano lleva en sí, signos que unen a un pueblo, a través de sus producciones culturales, de sus idiomas, de su redescubrimiento de su “yo social”, cultural y de pertenencia a su cultura. Su evolución en sus últimos años, ha hecho que nuevos artistas busquen especializar su arte en los espacios académicos, viviendo un universo artístico formal para posteriormente ir a la calle a expresar su arte.
La creatividad humana es un bien precioso, pues va más allá de lo que podemos siquiera imaginar. Dentro del arte callejero han destacado nuevos talentos, que hacen de la calle una gran galería a cielo abierto