Gotitas de Miel | Ser comunitario | Por Raúl Alberto CASANOVA-OSTOS

 

Raúl Alberto CASANOVA-OSTOS*.

Nuestra sociedad reclama día a día respuestas oportunas a sus ne­cesidades y conflictos, que en general provienen de una relación cau­sa-efecto que en la mayoría de los casos no escapa a razones de índole particular, pero también colectivo.

El hombre, sobre todo el andino, día a día, con trabajo busca soluciones a sus necesidades sociales de manera independiente, algunas veces detrás de un amigo o de un di­rigente político a quien han confiado esta importante función, y quien ha logrado su objetivo dentro del poder público gracias al apoyo obtenido por los miembros de esas comunidades que en algunas oportunidades está condicionado y en otras no.

Es necesario conocer qué se entiende por ser comu­nitario. Para Google el término comunitario refiere a todo aquello propio, relacionado o vinculado con una comunidad en particularEn sentido literal, lo comunitario, es lo que pertenece a quienes tienen algo en común, como el idioma, la vecindad, las costumbres o la religión; que crea entre ellos un vínculo que los identifica y traza objetivos comunes.

Ángela Zucconi define comunidad co­mo «un conjunto de personas que habitan el mismo territorio con ciertos lazos y con cier­tos intereses en común». Son estas mismas comunidades a las que Ángela Zucconi de­fine; las que en la mayoría de las opor­tunidades sirven como instrumentos al ser­vicio de un individuo en particular (candi­datos).

Más tarde, sólo podemos escuchar decir de estos miembros de las comunidades la siguiente conclusión: “só­lo se les ve la cara en tiempo de campaña».

i El porqué de esta reflexión?, porque sen­cillamente para nadie es un secreto que las comunidades luego que un dirigente ¡alcanza su objetivo! con el apoyo de ellas, las mismas son olvidadas, olvidando su compromiso esencial con las comunidades, dejando de ser sencillamente aquel candidato que toca puerta a puerta su comunidad para convertirse en aquel autócrata que sólo vive y ejerce sus funciones para una pequeña minoría y a sus intereses personales y particulares; lo cual debe ser equi­librado por el poder de las comunidades.

El poder comunitario, y que entiendan los dirigentes políticos y aspirantes a cualquier elección, que las comunidades no de­ben permanecer detrás de ellos, sino ellos detrás de sus comunidades, como aquel pastor que arrea sus ovejas y no las ovejas arreando a su pastor, para que así puedan conocer las necesidades propias de cada comunidad, y, si existe vocación de ser­vicio, poder favorecerlas de la mejor manera posible en un tiempo prudencial.

En fin, se hace necesario el reconocimien­to y puesta en práctica del poder comunitario Por parte de los ciudadanos que conforman la mayor representación del poder las co­munidades.

Para concluir, es de hacer notar que, dicho, poder debe ser orientado, capacitado, razo­nado y equilibrado, sus aspirantes, ética, moral y evidencias de que la gestión deberá ser transparente.

*Profesor universitario

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