El pueblo venezolano valoró el poder de su voto, lo está ejerciendo con plena decisión y con la seguridad de que con la conquista de la democracia se asegura la libertad y con ambas la prosperidad, el bienestar, el reencuentro familiar y social, la decencia, el buen gobierno y la paz.
Escribo al medio día desde mi lugar semi rural limítrofe con Carmania, al sur de Valera, cerca del centro de votación ubicado en la escuela unitaria El Quebradón. Desde las 4 AM nos reunimos los miembros de mesa, los testigos, los encargados de la logística y algunos vecinos para afinar todo para la gran jornada.
La mayoría campesinos, trabajadores, amas de casa, empleados y desempleados, que reciben su bolsa del CLAP y algunos bonos, pero también cansados de una situación que no les da posibilidades de prosperar y deseosos de salir de la pobreza y de la humillación que significa depender de un limosna mediocre.
El pueblo en todas partes se dio cuenta que así no se puede seguir, se apropió del poder de su voto y salió a ejercer sus derechos de ciudadano, en una jornada cívica pocas veces vista en nuestro país.
Aquí como en varias partes, se produjeron intentos de manipulación y control, “incidencias” les dicen, para intentar mediatizar el proceso, fundamentalmente con el invento de los miembros “accidentales”, imponer en las mesas a personas extrañas y algunos problemas con las máquinas, pero se encontraron con testigos bien preparados y decididos y unos ciudadanos conscientes de sus deberes y derechos, y del poder de la unión.
A esta hora están llenos de ciudadanos los centros de votación, entonando el canto que nos une: Gloria al Bravo Pueblo.
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