Caracas. Es una leyenda urbana. El geólogo Imerú Alfonzo señala que las actividades sísmicas de los últimos días no están relacionadas con el calor, con el fenómeno La Niña o algún evento meteorológico. Descarta la creencia popular de que a mayor calor más posibilidad de temblor
“Es una leyenda urbana. Aunque la fricción entre las placas podría generar un aumento de temperatura localizado, la atmósfera es demasiado dinámica como para establecer una relación científica concluyente”.
Sobre la recurrencia de los sismos Alfonzo advierte que se manejan estudios estadísticos de largo plazo para calcular ciclos, pero no son una garantía absoluta. Un ejemplo es la estimación de que una falla puede reactivarse fuertemente cada 40 años o cada siglo, pero “no siempre se cumplen porque puede ser antes o después”.
El factor clave, explica, es la disipación de energía: si ocurren muchos microsismos, la falla se está moviendo y disipando esa energía, lo que reduce el porcentaje de un evento mayor.
“El problema es cuando no se disipa esa energía y se libera en un instante específico, eso es lo que genera un terremoto de alta magnitud”.
Entre el 24 y el 28 de septiembre la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) registró un total de 154 “enjambres sísmicos” en diversas regiones. El estado Zulia se posicionó como el más afectado, acumulando 70 temblores en distintas escalas, seguido por el estado Trujillo, con 40 sismos en el mismo período.
Alfonzo añade que los sismos o terremotos son fenómenos totalmente normales. Ocurren por las rupturas en la corteza terrestre provocadas por el movimiento constante de las placas tectónicas.
El experto utiliza una analogía clara para ilustrar el proceso. “La Tierra es como un gran rompecabezas que está flotando sobre material fundido o semifundido que se mueve”. Este dinamismo se debe a las corrientes de convección que se generan en el manto terrestre, lo que obliga a las placas a adaptarse, lo que genera tensiones y fricciones.
El resultado de este movimiento incesante son las discontinuidades en la corteza, las fallas, responsables de liberar la energía acumulada.
“Este movimiento es lo que le da vida al planeta. Esta energía no solo genera temblores, sino que mantiene el magnetismo terrestre, protege nuestra atmósfera de los dañinos rayos solares y cósmicos, y mueve los continentes”,
precisa Alfonzo.
Sismos a diario
De acuerdo con el Monitor de Sismos de Funvisis desde enero a septiembre de 2025, se han registrado más de 24.067 sismos en el territorio nacional.
“Todos los días existe un sismo en Venezuela, seguramente menor a una magnitud de tres, por eso muchas personas no lo perciben”,
sentencia el geólogo.
Para el experto estas pequeñas sacudidas son un mecanismo de liberación de energía. Sin embargo, el problema surge cuando este movimiento constante se detiene: “Muchas veces no existen estos sismos y significa que es que se trancó la falla”.
Este bloqueo es un “agarre” dentro de la superficie que impide el movimiento y, por lo tanto, comienza a acumular una inmensa energía potencial.
Los enjambres sísmicos actuales se concentran en una zona de alta actividad cercana a la Falla de Boconó. Alfonzo también identificó la Falla de Valera y, al norte, la Falla de Boca Ancón como estructuras asociadas.
“Estas estructuras son el resultado del borde de placas transcurrentes en el que se asienta Venezuela, donde la Placa del Caribe se mueve constantemente hacia el este con respecto a Sudamérica. Este ajuste genera sismos no solo en el occidente, sino también en fallas conocidas como San Sebastián, Maiquetía y El Pilar”.
Riesgo en la capital y zonas costeras
El geólogo subraya que la propagación de los sismos por el subsuelo hace que la actividad en el occidente afecte a casi todos los estados del norte costero. “En Caracas sentimos el sismo en algunos lugares, dependiendo del tipo de suelo, se siente más que en otros”.
El Zulia, en particular, es susceptible por su compleja configuración geológica, afectada no solo por la falla de Boconó, sino por sus propias estructuras de riesgo. “Es totalmente normal que tiemble, ene una falla de ajuste proveniente de la cuenca del Lago de Maracaibo”.
Esta suma de factores —fallas locales, el sistema Boconó y la placa del Caribe— convierte a la región occidental, el estado Sucre, Zulia y Caracas en las zonas de mayor riesgo sísmico del país.
Alfonzo concluye que el hecho de que un lugar haya pasado 50 años sin un sismo no significa que su falla esté inactiva. Existen fallas con ciclos de reactivación mucho más largos, como la falla de San Sebastián de Maiquetía, que se reactiva con gran fuerza aproximadamente cada 200 años.
“El caso de Maiquetía, el ciclo de 200 años ya se cumplió sin que se registrara un evento de gran magnitud”,
apunta, subrayando la necesidad de estar preparados.
Recomendaciones
El experto instó a la población a tomar conciencia del riesgo sísmico y a prepararse. Hizo especial énfasis en que las comunidades, sobre todo en las comunidades y zonas de alto riesgo, consulten y conozcan la mejor forma de construir sus viviendas y estructuras para reducir la vulnerabilidad y evitar catástrofes.
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