Hoy rendimos homenaje a las madres, comienzo de la vida, la protección, la esperanza, la madres no son solo las forjadoras de del carácter y necesidades de sus hijos, ellas representan el amor y el apoyo incondicional en su desarrollo como seres pensantes. Celebramos el Día de las Madres.
Este día de celebración del Día de las Madres varía de acuerdo a las costumbres de cada país, aunque en la mayoría de ellos se hace en el mes de mayo.
Su historia se remonta a la civilización egipcia, donde la diosa Isis, conocida como la Gran madre, era objeto de culto, homenaje y sacrificios. En la Antigua Grecia fue considerada madre de los dioses del Olimpo y en el imperio Romano se homenajeaba a la diosa Cibeles.
Con el transcurrir del tiempo el catolicismo en Europa transformó estas celebraciones en honor a la diosa madre por el culto y veneración a la virgen María, madre de Jesús.
Siendo posteriormente el 8 de diciembre de 1954, cuando el papa Pio IX declaró esta fecha como Día de la Madre en honor a la inmaculada concepción. De hecho, en algunos países, como en Panamá, se sigue celebrando el Día de la Madre el 8 de diciembre.
En Estados Unidos la poetisa y activista Julia Ward Howe y Anna Reeves Jarvis, encabezaron una campaña que se extendió a todo el territorio estadounidense que finalmente tuvo resultados. El presidente Woodrow Wilson declaró oficialmente en 1914 que el Día de la Madre se celebraría el segundo domingo de mayo.
En nuestro país, Venezuela, originalmente fue concebido bajo el nombre de «Día de las Tres Madres”: Madre terrenal, madre de Dios y a la Madre Patria, se organizó el primer «Día de las tres madres» el 24 de mayo de 1921 en Valencia (Edo. Carabobo) por el Dr. Jesús María Arcay Smith, presidente de una asociación llamada «Caridad y Concordia», quien logró que fuera oficializado por el Consejo Legislativo. Posteriormente, 82 Concejos Municipales de Venezuela decretaron por igual esta celebración, hasta que en el año 1924 una ley del Congreso Nacional decretaba la celebración anual, en todo el territorio Nacional de «El día de las tres madres». Esta celebración, poco a poco fue adaptándose a las festividades internacionales y perdió su nombre original… Hoy la conocemos simplemente como el «Día de las Madres».
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Felicitaciones
Todos los días son el Día de la Madre, pero Gente Emprendedora rinde un tributo a esas madres y agradecerles el amor incondicional hacia sus hijos, su entrega total al cuidado del hogar, la madre es la mujer virtuosa que se debe cuidar día a día, noche a noche.
Entregamos algunos poemas a ella en su honor.
Madre
Gilberto Carrasquero Hernández
Madre cuando las lágrimas
hayan sucumbido
en la vetustez de tus mejillas
cuando tus labios secos
resquebrajen
el silencio de los dioses
tu voz
será el preludio de un llanto
milenario
mi voz al viento llamará a
mi estirpe para rendirle
honores a tus ritos y tus años
madre.
Que la ausencia de mi palabra no se
mezcle con la irónica versión del vacío
………………………..
Mamá
Anónimo
Quiero agradecerte
que estés en mi vida.
Sé que puedo contar contigo
en momentos difíciles,
sé que contigo puedo
compartir mis alegrías,
y sé que nuestra amistad
se sustenta en mutuo amor.
Que seas mi MAMÁ y mi AMIGA
es el más preciado tesoro,
que agradeceré a DIOS eternamente.
Gracias por llenar mi vida
con tanta felicidad.
¡Te Amo Mamá!
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El regreso a la madre
Andrés Eloy Blanco
Cuando falte a mis hombros, madre mía, la fuerza;
cuando cerca del surco donde me siembren llegue;
cuando ya hasta el más leve remolino me tuerza
y hasta el peso del alma me doblegue…
tu recuerdo, ese fardo de diamante,
seguirá siempre firme sobre mis hombros muertos,
¡porque en todas mis penas Amor es un gigante
y el cariño es un Hércules con los brazos abiertos!
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La mamadre
Pablo Neruda
La mamadre viene por ahí,
Con zuecos de madera. Anoche
Sopló el viento del polo, se rompieron
Los tejados, se cayeron
Los muros y los puentes,
Aulló la noche entera con sus pumas,
Y ahora, en la mañana
De sol helado, llega
mi mamadle, doña
Trinidad Marverde,
dulce como la tímida frescura
del sol en las regiones tempestuosas,
lamparita
menuda y apagándose,
encendiéndose
para que todos vean el camino.
Oh dulce mamadre
nunca pude
decir madrastra,
ahora
mi boca tiembla para definirte,
porque apenas
abrí el entendimiento
vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro,
la santidad más útil:
la del agua y la harina,
y eso fuiste: la vida te hizo pan
y allí te consumimos,
invierno largo a invierno desolado
con las goteras dentro
de la casa
y tu humildad ubicua
desgranando
el áspero
cereal de la pobreza
como si hubieras ido
repartiendo
un río de diamantes.
Ay mamá, ¿cómo pude
vivir sin recordarte
cada minuto mío?
No es posible. Yo llevo
tu Marverde en mi sangre,
el apellido
del pan que se reparte,
de aquellas
dulces manos
que cortaron del saco de la harina
los calzoncillos de mi infancia,
de la que cocinó, planchó, lavó,
sembró, calmó la fiebre,
y cuando todo estuvo hecho,
y ya podía
yo sostenerme con los pies seguros,
se fue, cumplida, oscura,
al pequeño ataúd
donde por primera vez estuvo ociosa
bajo la dura lluvia de Temuco.
jose.rojas@diariodelosandes.com