Caracas, 15 mar (EFE).- La Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga) convocó este lunes a una reunión a los miembros de la cadena de valor agregada bovina para buscar soluciones urgentes que salven sus negocios, ante la escasez de combustible diésel, utilizado para el transporte de alimentos.
En un comunicado publicado en sus redes sociales, Fedenaga aseguró que convoca la reunión ante «la grave crisis que se encuentra atravesando el sector agroalimentario, dada la escasez de combustible para la movilización de alimentos hasta la industria y los centros de consumo».
En dicho encuentro, esperan «analizar en términos cuantitativos las consecuencias de la carencia de combustible y su impacto sobre la producción primaria y la economía nacional».
También buscarán evaluar «las posibles soluciones ante la crisis, preparar» y «hacer llegar las propuestas que permitan» superarla, «ante las instancias que convengan».
Finalmente, explicaron que, tras el encuentro, convocarán una rueda de prensa «con la participación de la cadena de valor agregado bovina» para exponer las conclusiones de la reunión.
Venezuela atraviesa desde hace varias semanas una escasez de combustible diésel, lo que ha provocado largas filas de los transportistas para repostar sus vehículos.
Entre abril y mayo del año pasado, Venezuela vivió una gran escasez de gasolina debido a la baja producción de petróleo y escasa capacidad refinado, de lo que el Gobierno de Nicolás Maduro culpa a las sanciones de Estados Unidos y a diferentes actos de boicot.
Para paliar esa situación, el país caribeño tuvo que comprar gasolina a Irán y, a finales de mayo de 2020, recibió una primera carga de 5 tanqueros en una operación que el Gobierno de Maduro defendió entonces como un éxito y la expresión de «la autodeterminación de los pueblos», en alusión a las sanciones económicas que también pesan sobre el país asiático.
Desde entonces, ha recibido en varias ocasiones gasolina de Irán, si bien el Ejecutivo nunca ha desvelado cuánta ha comprado ni a qué precio.
Según informó el pasado 19 de febrero el ministro del Petróleo, Tareck El Aissami, Venezuela produjo en 2020 una media de 400.000 barriles por día de crudo, tras pasar de un bombeo de 2,4 millones de barriles diarios en 2015.
Esta caída, que calificó como «brutal», se produjo por el deterioro de los activos de la empresa estatal PDVSA provocado por «delincuentes que lograron incrustarse en la industria» petrolera venezolana.