Los hechos que investigados por las autoridades policiales del vecino país, ocurrió la noche del miércoles en la trocha “Campo Alegre”, zona de Agua Clara e involucra a los representantes de una empresa funeraria, que debía trasladar, hasta Cúcuta, los restos de un ciudadano de nacionalidad colombiana, que fue ultimado con arma de fuego en la ciudad de Mérida
Un extraño y macabro hecho se encuentra bajo investigación por parte de las autoridades policiales del vecino país, que encontraron, en una trocha de la zona de frontera, un ataúd abandonado, que contenía el cadáver de un hombre de nacionalidad colombiana, que fue asesinado con arma de fuego, el pasado 23 de julio, en la ciudad de Mérida.
Este hallazgo ocurrió en horas de la mañana del pasado jueves, cuando personas que cruzaban la frontera con destino a ambos países, observaron que, a orillas de la trocha conocida como Campo Alegre, en predios de la finca El Paraíso, corregimiento de Agua Clara, estaba un ataúd abandonado y al indagar más se percataron que en el interior se encontraba el cadáver, preparado y vestido de un hombre, a quien se le observaba un impacto de bala en la cabeza.
La anormal situación fue notificada de inmediato a funcionarios de la policía colombiana, que se trasladaron al sitio para investigar y se percataron que en el interior de la urna funeraria, se encontraban varios documentos, entre ellos original y copias del certificado de defunción y la cedula de la ciudadanía del difunto, identificado como Diego Armando Hernández Pineda, de 31 años de edad, nacido en Sincelejo, Colombia y quien dejó de existir el pasado 23 de julio en el Hospital de Universitario de Mérida, a causa de un disparo de arma de fuego en la cabeza.
Se supo en las investigaciones preliminares, que Hernández Pineda fue víctima de homicidio y que el acto de defunción estaba suscrito por el doctor Jorge Hernández Peñaloza, quien practicó la autopsia y certificó la muerte.
Los restos de Diego Armando fueron entregados a una funeraria merideña, que fue contratada para que trasladaran el cadáver hasta la ciudad de Cúcuta, donde sería entregado a sus familiares, pero el féretro nunca llego al lugar acordado.
La policía colombiana considera que los funerarios no utilizaron, para el traslado del cuerpo hacia colombiana, las vías regulares, sino que optaron por utilizar trochas o caminos verdes, que son controlados por grupos de bandoleros entre los cuales se encuentran contrabandistas, paramilitares y guerrilleros. Los funerarios pasaron por el sector de Guaramito, y no por el puente Internacional Unión, que lleva a Puerto Santander y al parecer, en plena trocha, ya en el lado colombiano, la noche del miércoles, fueron interceptados por irregulares. Los funerarios, asustados, simplemente optaron por abandonar el féretro y regresar a la carrera al lado venezolano.
El cadáver fue trasladado a Cúcuta por personal del Instituto de Medicina Legal, a donde se presentó un hermano del fallecido a los efectos de aclarar la situación. Hablo sobre la contratación de la funeraria venezolana en Mérida para el traslado del cadáver y hasta se contrató en el Departamento Norte de Santander otra funeraria para que recibiera el cuerpo y lo llevaran a Sincelejo, pero, las personas que lo traían de Venezuela, nunca aparecieron.
Una vez que la situación quedo aclarada, el cadáver de Diego Armando Hernández Pineda fue entregado a sus seres queridos, para que lo trasladaran a su pueblo natal, donde le dieron cristiana sepultura.