Con el propósito de educar, sostener la cadena biológica de las serpientes y crear un banco de suero antiofídico, nace la Fundación Equilibrium Terra en el estado Táchira con enlace en el estado Carabobo.
El herpetista y profesor universitario de la Universidad Experimental del Táchira del Táchira (UNET) Leandro Pirela, integrante de la fundación, explica que el tratamiento antiveneno se obtiene mediante el veneno de la serpiente inoculado a las especies equinas, allí hace reacción inmunológica, se le extrae la sangre al caballo y se realiza un proceso para producir el suero antiofídico que se produce en Venezuela, que es el polivalente, para el cual se utiliza el veneno de dos tipos de serpientes, cascabeles y mapanares, por lo que es medianamente efectivo.
Sin embargo, dependiendo de la mordida que las personas reciban, puede llegar a requerir hasta cinco dosis de suero antiofídico, de allí la necesidad de crear un banco de suero antiofídico, a fin de brindar ayuda a quienes lo requieran, con la idea de que el suero sea repuesto, añade.
Pirela resalta que en la entidad es muy reducida la cantidad de dosis disponibles, por lo que algunas personas han terminado con sus miembros amputados, con lesiones graves, problemas renales y otros han muerto al obtener el anti veneno muy tarde.
«Por ahora es difícil conseguir el de Biotefar, bastante complicado, porque va en primer lugar a las Fuerzas Armadas, en vista que ellos están en actividades de campo», precisó el especialista en serpientes.
Preocupación por matanza a serpientes
El hecho de que Táchira y Trujillo son regiones de producción agrícola, hace que se haya mayor número de accidentes ofídicos en ambas regiones, pero sucede que muchas personas creen que matando a las serpientes reducen el accidente.
«Como matan de manera indiscriminada, muchas veces se van serpientes que se alimentan de otras serpientes y que para el ser humano son inofensivas… En el estado Táchira hay una serpiente que se llama Tuqui o ratonera negra, que es inofensiva, pero ocurre que al matarla, están matando al control biológico de especies venenosas», detalla.
La coral macho en estado adulto se come mapanares, pero al matarlas se reduce a una serpiente que puede comerse entre 5 y 10 mapanares en un mes. La serpiente cazadora rabo negro que se encuentra hacia la zona del Tamá, es cazadora de mapanares, pero hay personas que las matan porque simplemente la ven que es más brava, en realidad este tipo de serpiente puede llegar a comerse tres mapanares adultas o hasta 10 pequeñas, en un mes, narra Pirela.
Leandro Pirela, comenzó a sus 10 años a formar parte de una agrupación de rescate de ofidios en Valencia en una fundación, en donde se formó en la parte de educación ambiental.
Gracias a varios cursos dictados a campesinos del Táchira por la Fundación Equilibrium Terra en zonas de montaña se han logrado salvar a varias serpientes que no son venenosas, ejemplifica Pirela, los participantes de los cursos avisan qué tipo de especies consiguen y luego las liberan.