Frontera / Tristeza e incertidumbre en refugios para desplazados en Norte de Santander

El llanto no abandona a quienes han salido de las zonas del Tibú y del Catatumbo para refugiarse en el Norte de Santander, Colombia. Pensar en las horas de miedo, en los seres queridos que no han podido salir, en lo que dejaron y en el futuro, los agobia. Mientras tanto en el estado Táchira, Venezuela, los espacios habilitados para la llegada de desplazados no reportan ingresos.

A las afueras del estadio General Santander de Cúcuta se siguen haciendo largas filas de desplazados del Tibú y del Catatumbo. Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Tristeza e incertidumbre es lo que se vive en los espacios que fueron habilitados por las autoridades colombianas en la ciudad de Cúcuta, departamento Norte de Santander, para recibir a miles de ciudadanos desplazados de las zonas de Tibú y del Catatumbo, que según el Alcalde de esta ciudad fronteriza con Venezuela eran más de 8 mil hasta el lunes 20 de enero, como consecuencia del conflicto armado entre las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). 

Diario de Los Andes estuvo en el estadio General Santander de Cúcuta y entre el ruido propio de miles de personas conversando, más los funcionarios y voluntarios que los atienden, se escucha el llanto de niños y de adultos, que aún no pueden creer que hayan tenido que dejarlo todo por un conflicto que consideraban apaciguado, aunque la presencia de los grupos irregulares los acompaña día y noche. 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

En la espera para ser censados e ingresar al estadio, hombres y mujeres se desmayan, sufren mareos y malestares corporales, propios de horas sin dormir, sin descansar, de camino y sin alimentarse. Funcionarios de Defensa Civil en el lugar, los atienden y hacen traslados en ambulancias de ser necesario. 

Mientras esto ocurre, voluntarios revisan torres de ropa usada que ha sido donada por los nortesantandereanos y en otro punto está la recepción de alimentos y bolsas. Ciudadanos llegan graneados con fardos de arroz, de harina, granos y enlatados para apoyar a las autoridades con la alimentación de sus connacionales.  

Otros, acuden al lugar preguntando por seres queridos o conocidos, pero es tanta la cantidad de personas que son dejados de últimos en la búsqueda, la prioridad de los funcionarios es lograr ingresar a quienes siguen llegando. 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez
Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

“Que sigan con vida” 

En la cola para ingresar al estadio se encontraba Elías. Su hija y nieta viven en El Catatumbo, lugar en el que él trabajó y vivió durante años. No dejaba de llorar por todo lo que ha significado para quienes se han desplazado salir sin nada, dejando atrás tantos años de trabajo y esfuerzo. Valora el hecho de que su familia esté viva y de que ellas lograron salir.  

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

Las dos estaban dentro del estadio, no había podido verlas, porque no lo dejaban ingresar. “Esperamos que salga más de uno porque sinceramente no le deseamos el mal a nadie, porque todos somos como hermanos”, dice.

Ha rescatado a siete amigos con su familia, pero le queda uno al que no ha podido sacar de la zona porque se niega a dejar a sus animales solos.  “Él dice que se ha metido mucha gente mala a darles plomo. Duermen en el monte, salen a escondidas y no los quieren dejar entrar a las casas. De verdad es lo que ellos me comentan, no lo estoy viviendo yo, lo están viviendo ellos”, agrega 

Al gobierno colombiano le solicita ayuda para quienes están huyendo de sus hogares, sobre todo porque hay muchos niños y gente mayor que requiere apoyo. 

 

“Siguen y seguirán saliendo”

En el estadio General Santander de Cúcuta, el alcalde del Tibú, Richard Claro, precisa que de su territorio hay 4.600 personas que están en los diferentes albergues, refugios y corregimientos. 

Fotos: Carlos Eduardo Ramírez

“Realmente hay una zozobra, hay miedo por parte de la comunidad, quieren seguir saliendo, no se encuentran seguros en la zona, aún tenemos cuerpos sin vida que no han sido recuperados. Donde están en este momento estamos tratando de consolidar la información para poder desarrollar una mayor atención”, explica. 

Precisa que el reto mayor es recuperar la seguridad en la zona, que no se continúen presentando las muertes de civiles inocentes y que sus familiares puedan reubicarse sin tantos riesgos. 

La autoridad se mantiene saliendo y entrando de su municipio, con las medidas de seguridad establecidas por los diversos organismos, para atender a la población que sigue en la zona y llevar los camiones que suministran ayuda humanitaria. 

“Es muy triste, ayer logré hacer un recorrido por el casco urbano de Tibú, las calles desoladas, el comercio no es el mismo, se le nota la tristeza a la gente en la cara, la desolación, una ayuda que es lo que lo que se necesita y la mirada del gobierno nacional para controlar la seguridad. Dos, reactivar la economía. Tres, garantizar a lo largo del tiempo esa seguridad y toda la intervención institucional de parte del gobierno”, manifiesta. 

Hasta el lunes 20 de enero habían salido más de 11 mil personas del Catatumbo, por lo que les preocupa quién quedará en esos sectores, si la gente regresará y el estado en que están quienes se movilizan. 

En el Táchira 

Aunque el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, anunció que tienen un lugar dispuesto en el municipio García de Hevia para recibir a los desplazados que crucen al estado Táchira, y que el Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Lisandro Rivas informó que tienen activas las casas de paso de la iglesia para atenderlos, se confirmó que hasta el momento por esta entidad andina no han recibido a desplazados de Tibú y Catatumbo. 

 

 

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