Frontera | La prostitución y las drogas siguen captando a jóvenes migrantes venezolanas

La situación de vulnerabilidad para niñas y adolescentes en la frontera colombo- venezolana, específicamente en el sector conocido como La Parada en Villa del Rosario sigue en aumento con el paso del tiempo. La falta de políticas públicas de parte de los Estados de Colombia y Venezuela siguen afectando a los sectores más vulnerables

Las dificultades en la frontera colombo- venezolana siguen en aumento para los migrantes a pesar de que ambos gobiernos retomaron sus relaciones. Foto: Carlos Eduardo Ramírez

La situación de las niñas, adolescentes y mujeres en la frontera colombo- venezolana, específicamente en el sector de La Parada, Villa del Rosario, continúa siendo de vulneración, pues en su situación de migrantes ilegales (en su mayoría) y de no estar acompañadas siendo menores de edad, las deja en un estado de indefensión económica y social que ha llevado a unas a la prostitución, al comercio ilegal y al riesgo de ser captadas por grupos al margen de la ley para el trabajo forzado.

Marcela Guedez es coordinadora de la corporación CLIJ y pertenece a la Fundación Horizonte Juventud en el departamento Norte de Santander- Colombia. Relató al Diario de Los Andes que, en medio de su trabajo con los migrantes en La Parada, ha atendido a un grupo de al menos 20 jóvenes mujeres que están dedicadas a la prostitución, otras a la drogadicción y un grupo más que no están en ninguno de los dos rangos, pero si vulnerables.

“En ellas encontramos soledad. Todo el tema de recursos económicos es muy bajito, ellas son chicas que sufren de hambre, extrema pobreza por así decirlo, son chicas de que hoy pueden llegar al encuentro y van a comer el refrigerio porque no han almorzado, no han desayunado. Unas están en estado de lactancia, otras están embarazadas, eso crea desnutrición y demás. Son chicas con bastante pobreza, frialdad, soledad, son chicas que están solas acá en este país, son chicas que están acompañadas del que tienen en La Parada o de lo que les brindan las organizaciones para migrantes”, explicó.

Guedez precisó que hay organizaciones que les ofrecen ciertas ayudas, pero tan sólo son por un mes o dos, máximo. “Entonces hablemos de que viven de limosnas también, entonces son chicas con una vulnerabilidad bastante amplia y grande, otras tienen que pasar mucho la frontera”, agregó.

Marcela Guedez es coordinadora de la corporación CLIJ y pertenece a la fundación Horizonte Juventud en el departamento Norte de Santander- Colombia

Precisó la Coordinadora de la corporación CLIJ e integrante de la Fundación Horizonte Juventud que no hay una atención directa del Estado colombiano para estas migrantes, a pesar de los recursos enviados de otros países y organizaciones para tal fin. Tan sólo unas ayudas para alquileres de vivienda, pero acotó que son infructuosos porque les piden a los migrantes documentos que no se van a poder conseguir.

“Ahorita un arrendatario no quiere arrendar con venezolanos y nos piden que si certificado de extradición y libertad, el documento de la casa, un registro de la casa y ¿qué arrendatario le va a dar eso?, sobre todo a un venezolano, entonces para que dan esa ayuda, si la verdad no sirve, porque un arrendatario colombiano nos va a dar a nosotros como venezolanos un documento de la casa con tanta libertad, ni copia, porque todos sabemos que existe la maldad, entonces nadie tiene la confianza de dar ese tipo de documentos, entonces digamos que esa ayuda que están dando es inservible, es muy inservible”, explicó.

Otras ayudas

Marcela Guedez relató que algunas organizaciones no gubernamentales dan ayudas económicas por tres meses, entre 100.000 y 600.000 pesos colombianos o pagos de alquileres de habitación, pero no abarcan a toda la población en situación de vulnerabilidad.

“Hay organizaciones que ayudan con mercado, con temas de emprendimiento. Si ellas hacen ciertos cursos les dan la maquinaria, pero ellas terminan vendiendo eso, vendiendo todo lo que les dan con base a que eso no es algo para producir rápido… Yo he visto un grupito de niños en Villa del Rosario, anda un niño grandecito, tiene 14 años. Normalmente esos niños cargan un guacalito y ahí venden dulces. Si ellos no venden esos dulces o no llevan algo a la casa, o a una persona específica ellos son maltratados. Pues hay maltrato de niños en La Parada. En la parada hay un sinfín de cosas que uno puede observar a simple vista”, dijo.

En el caso de la corporación CLIJ y la fundación Horizonte Juventud, se han enfocado en llevar educación y cultura a estas jóvenes, con participación en actividades culturales, de danza, teatro, audiovisuales, y con la formación de liderazgo integral en áreas medioambientales, audiovisuales y productivas.

 

 


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