Frank Graterol: un trabajador incansable del periodismo deportivo se fue en 1 de mayo

De manera irónica, en el Día del Trabajador partió físicamente otro pilar del recordado Superdeportes del Diario de los Andes para enlutar el gremio trujillano

Frank Graterol fue uno de los pilares de Superdeportes (Gráficas: Cortesía)

Miguel Ángel Albarrán.-
periodistamigue@gmail.com
@migueperiodista

La tarde de este miércoles, cuando casi todos los seguidores del fútbol estábamos pendientes de la semifinal de Champions League, nos llegó una noticia de esas que a pesar de la profesión, nunca estamos preparados para dar. Es que se fue uno de los nuestros, Frank Graterol Aparicio nos dejó repentinamente, por eso me disculpan por escribir en
primera persona.

Un compañero de mil batallas en la comunicación deportiva, principalmente en Diario de Los Andes, se nos fue. Lo que tanto temíamos, sucedió, un nuevo infarto lo sorprendió y no resistió. Por fin fue vencido «El Uno», como le decíamos en el grupo de WhatsApp, y tenía que ser solo doblegado por «El Todopoderoso».

Estaba en su casa, evolucionando en la recuperación tras el ACV sufrido hace algunos meses. Apenas a sus 47 años, partió físicamente «El Patrón del Comentario», como la apodó otro compañero locutor hace unos años.

Apodos le sobraron, como buen hombre del deporte, pero eso de «patrón» le quedaba como «anillo al dedo», por esa voz de mando, ese carácter que le dio un liderazgo inusitado pero efectivo. Casi todos los sobrenombres le surgieron por discusiones típicas del calor del fanatismo deportivo que solemos tener, pero finalmente siempre le
quedaron por el cariño que le tuvimos.

Un cariño que se reforzó desde que empezó a tener tantos problemas de salud. Entendimos que Frank siempre nos hace y nos hará falta, no solo por ser ese «Nemesis» que se necesita para ponerle sazón a un debate deportivo o de cualquier tópico.

Los tres de la derecha partieron físicamente. Frank Graterol el que sostiene la pelota de béisbol

Sino porque en el hijo del gran Graterol  Vargas, encontramos un ser humano servicial, solidario siempre en momentos difíciles. Ya la terquedad, ese enojo perenne que parecía tener, pues sabíamos que terminaba en esa sonrisa típica, casi de niño.

Me quedo con el Frank que coleccionaba juguetes en «El UnoMovil», ese vehículo marca Dodge que otros llamaron «Avispón Verde», el mismo que se volvió icónico en el acontecer del deporte trujillano, principalmente. Muchas veces fue el transporte de todos, fue parte de sus aportes a esa labor en pro del deporte.

Cuando sufrió el repentino ACV, lo visitamos en la emergencia del Hospital de Valera. ¡Excelente Migue! exclamó con algo de dificultad, pero ya sabíamos el tono jocoso que quería imprimirle a esa frase que nos remedaba siempre que nos saludaba. También

Se exaltó y sacó a relucir esos buenos sentimientos, que por orgullo ocultaba en cada «bravuconada» que agarraba en los debates o intercambios de opiniones. Le gustaba ganar, pues era madridista, caraquista, además de seguidor de La Albiceleste. Tenía sus maneras, a veces rudas, de hacer las cosas. Pero era disciplinado dentro de su laborioso desorden, empeñado siempre en seguir su patrón de trabajo. Un acucioso obsesionado pero apasionado en su manera de ver el periodismo.

Si era de elogiar a algún personaje, lo exaltaba hasta al nivel de las estrellas, pero cuando sintió que debía ser crítico, fue duro, irreverente y atrevido como pocos. Con su peculiar carácter, ese que pocos comprendimos, Frank Graterol, quizás solo fue un distinto, y como todos los genios, un incomprendido.

 

Frank Graterol de camisa rojo, rodeado por históricos de la comunicación y el deporte

De lo que no hay duda es que fue auténtico, único. Creo que todos en el ámbito comunicacional y deportivo llegamos a pelear con Frank, pero en el fondo todos lo queríamos. Al siguiente día de los debates, ya nos estábamos dando la mano.

Dios decidió llevárselo, seguramente lo necesitaba para redactar y comentar en un mejor lugar, para hacer el trabajo que le enseñó su histórico padre, su verdadera «Universidad» como siempre repitió con orgullo.

Después de todo le cumplió siempre a sus hijos, todos varones, quienes le deben tener gran admiración por la manera como los sacó adelante. También a su querida esposa que lo acompañó hasta el final ¡Excelente Frankkk!

Te fuiste muy pronto, pero será un hasta siempre por tanto anecdotario que dejaste. Por allá me saludas a «El Gato» Medina y a Elvins Humberto… Hay que decirlo.

 


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