Francisco González Cruz, un soñador de ideas | Por: Pedro Frailán

 

San Agustín de Hipona, ese gran exponente de la patrística en su libro “Las Confesiones”, define el tiempo como el  triple presente, es decir el tiempo es hoy. Pasa, se queda en la memoria y vuelve al hoy, pero con nuestra capacidad de pensamiento proyectamos nuestras ideas y conjugamos con el tiempo.  En la historia de la humanidad, al hombre le ha preocupado por dos elementos el espacio y el tiempo así lo sostiene el propio  Stephen Hawking.

Francisco González Cruz, conocido como el Morocho, pues integra estas dos variables: tiempo y espacio.  Así lo demuestra en su pensamiento plasmado en su voluminosa escritura. Siempre tiene un cúmulos de ideas que conjugan con el tiempo y constantemente TRUJILLO presente en la eterna búsqueda de conseguir un mejor vivir porque es el creyente del bien común.

Hago memoria y mis primeros recuerdos de este personaje fueron sus opiniones públicas emitidas desde la fundación  PORTRUJILLO nacida -si  mal no recuerdo-  en la década de los setenta. Pasaba el tiempo, en el año de 1986 se publicó su libro, Trujillo: el equilibrio fatalista. Editado por PORTRUJILLO esta publicación generó un buen  impacto en la prensa, radio y por supuesto en la lectura y análisis  del texto.

La primera vez que lo vi  fue precisamente en el año de 1986, en el desarrollo del Congreso Ideológico Nacional para la Democracia Nueva. Arístides Calvani, dictaba una conferencia en la oficina del Movimiento del Magisterio Social Cristiano en la vieja casona de La Candelaria, sede principal del partido Copei en Trujillo. El tema que explicaba era la federación, descentralización, el regionalismo, que para ese tiempo era un tendencia fundamental para el país y este congreso ideológico recogía el sentimiento en parte de una nación, de ahí salieron buenas propuestas.

Días posteriores  intercambiamos saludos de presentación, me lo presentó Alirio Materano, para ese momento era concejal en el Distrito Valera, de hecho, cuando terminó su gestión de parlamentario local, no aceptó un arreglo o remuneración especial  ya que a los concejal la ley no lo permitía. Luego fue el Director de la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE), aquí en el estado Trujilllo.

En este organismo se realizaron diversas investigaciones, una serie de propuestas regionales que concadenaban con el criterio nacional fue un proceso amplio con una participación de distintos sectores de la vida nacional para reformar y actualizar el Estado partiendo desde la Constitución. Lamentablemente no se llegaron a ejecutar estas ideas en su totalidad, solo algunas experiencias como lo fueron la elección de gobernadores, de alcaldías; una verdadera lástima, nos hubiéramos evitado esta tragedia griega adaptada a la venezolana.

Pero el Morocho siempre adelante así como San Jorge, patrono de lectores que venció al dragón solo  con su espada. Con FEVAL -otra fundación sin fines de lucro- trae a nuestra entidad la Universidad Rafael Urdaneta Extensión  Valera y desde ese tiempo hemos sido “compañeros de viaje” por recordar a Orlando Araujo. La  extensión de URU duró aquí ocho años, se lograron varias promociones de pregrado y postgrado. Constantes  eventos de buen nivel académico le dio nacimiento a la Universidad Valle del Momboy.

Francisco González es un soñador de  ideas, pero con un objetivo siempre pensando en Trujillo, incluso Trujillo por encima de sus intereses personales. Muchas de esas ideas son realidades trujillanas,  tiene más obras que cualquier gobernador, obras tangibles sin la presencia de corrupción mal que nos está matando. Es un campeón de la perseverancia, de la constancia, incluso cuando lo veo con un proyecto nuevo me acuerdo del Manifiesto de Carúpano  cuando Bolívar lo cerró  diciendo “Dios le concede la victoria a la constancia”.

En el caso de José Gregorio Hernández, nuestro recién beato, desde que lo conozco fue un luchador por su beatificación promoviéndolo en conversaciones cotidianas, charlas, conferencias, clases magistrales, en su escritura. En el arte, la UVM tiene un gran patrimonio  inspirado en José Gregorio, tiene una obra de Manuel de La Fuente. Fue un impulsador presionando a la iglesia, la comisión beatificadora, a los postuladores, al Cardenal Urosa Sabino y cuando le tocó encargarse al Cardenal Baltazar Porras -su amigo personal y  miembro de las comisiones tanto regional y nacional- fue de mayor intensidad. ¡Eso a mí me consta!

Hoy sigue soñando con transformar a Isnotú, me imagino que ya está detrás  de la canonización, sobre este hijo de La Quebrada Grande  hay mucho escribir. Aquí lo dejo yo y que él siga soñando…

Salir de la versión móvil