París, 22 abr (EFE).- Francia empezará de forma gradual a levantar las restricciones contra la pandemia a partir del 3 de mayo, fecha en la que se pone fin a la prohibición de desplazarse fuera de un radio de diez kilómetros desde el domicilio, anunció este jueves el primer ministro, Jean Castex.
El calendario, que mantiene el toque de queda a las 19.00, se ajusta a las previsiones hechas el 31 de marzo por el presidente, Emmanuel Macron, y contempla también la vuelta presencial a las clases el próximo lunes para los alumnos de infantil y de primaria y el 3 de mayo para los de secundaria.
«Parece que hemos pasado el pico de la tercera ola», dijo Castex en una conferencia de prensa en la que detalló que la cifra diaria de contagios ronda los 30.000 casos y que su descenso es dos veces más lento que en las olas anteriores debido a la variante británica, más contagiosa.
El primer ministro recalcó que el levantamiento gradual de las restricciones es posible gracias al avance de la vacunación, por la que a fines de esta semana unos 14 millones de personas, una cuarta parte de la población adulta, habrá recibido al menos una dosis.
E igualmente, por el refuerzo de los controles en los viajes procedentes de países de alto riesgo, razón por la que, tal y como se había anunciado, se reforzará la vigilancia a partir del sábado para los llegados de Brasil, Argentina, Chile, Sudáfrica y la India, con un test sistemático a la salida y la entrada y el cumplimiento de una cuarentena.
La vuelta a las clases tras las vacaciones escolares está marcada por un protocolo sanitario más estricto y por la generalización de los autotest, de los que el Ejecutivo espera que se puedan hacer unos 600.000 a la semana de aquí a mediados de mayo.
El objetivo de empezar a reabrir comercios considerados no esenciales y ciertos lugares culturales se mantiene a mediados de mayo siempre que esos establecimientos puedan respetar la distancia de seguridad y otros criterios sanitarios.
El calendario gubernamental está organizado por etapas, de forma «prudente y progresiva», porque el contexto sanitario todavía es «frágil», recalcó Castex, quien subrayó que, aunque la situación mejora, la presión sobre el sistema hospitalario sigue siendo alta.