Fomentar la comunicación con los hijos y colaborar con los maestros será clave para las clases semipresenciales

Ya es un hecho: la modalidad semipresencial formará parte de la dinámica del año escolar 2021-2022. Tras un año y medio de clases virtuales, algunos padres y representantes tienen el dilema sobre enviar o no a sus hijos a la escuela.

Foto: Crónica Uno

Por: Gretta M Gil Anzola | Crónica Uno

Caracas. De acuerdo con el Plan Victoria Bicentenaria, elaborado por el Ministerio de Educación, los estudiantes de educación primaria y secundaria van a regresar a las aulas durante las semanas flexibles, según dicta el esquema 7+7. Para cumplir esas jornadas, se deberán garantizar las medidas de bioseguridad, como dividir a los alumnos en grupos para evitar el aforo completo en los salones.

A pesar de esa iniciativa, hay padres y representantes que pueden sentirse preocupados y angustiados de enviar a sus hijos a los plantes, porque los casos de COVID-19 continúan siendo reportados diariamente y se han identificado las variantes gamma, mu, alfa y delta del virus.

La pediatra y coordinadora de la Red de Madres, Padres y Representantes, Lila Vega, le explicó a Crónica.Uno que “la experiencia que ha tenido el mundo sobre la reapertura de las escuelas con las medidas de bioseguridad en múltiples niveles las convierte en uno de los lugares más seguros”. Indicó que los niños tienen menor riesgo contagiarse y de padecer la enfermedad de manera severa.

Asimismo, le recomienda a los padres que si tienen dudas y desean sentirse más seguros con la transición a las clases semipresenciales, deben procurar involucrarse con el protocolo de bioseguridad del colegio de su hijos.

Las cinco medidas básicas que debe tener una escuela son el uso del tapabocas, distanciamiento físico, lavado de manos, limpieza de las superficies y contar con un equipo que se encargue de identificar los casos y hacer los contactos pertinentes, detalló.

De esa manera, los representantes podrán estar tranquilos e informados sobre cómo se están llevado las directrices de la escuela. Sin embargo, en el caso de que no exista un protocolo de bioseguridad, la especialista invita a los padres que ayuden a formar un comité para el desarrollo del mismo y de “abstenerse de enviar a sus hijos hasta que sea operativo”.

“La vacunación no debe ser un condicionamiento para regresar a las aulas” 

Además de garantizar dicho protocolo, es importante procurar que los maestros hayan podido ser vacunados. Si bien es muy importante que sean inmunizados, Vega agregó que “no se debe condicionar el regreso a los salones de clases si los profesores no están vacunados. Hay que recordar que en muchos países cuando empezó el retorno de las clases, no había vacunas y se cumplió con las medidas de bioseguridad”.

Por supuesto, la coordinadora de la Red de Madres, Padres y Representantes apuntó que las vacunas generan mayor tranquilidad y confianza, porque ayudan a que las actividades no se detengan.

Dio un ejemplo sencillo: “Si está vacunada una maestra y estuvo en contacto con alguien que se infectó de COVID-19, debe reportarlo con el comité de la escuela, al estar inmunizado no tiene que irse a cuarentena, puede llevar a cabo un proceso de vigilancia, estar atento a la aparición de síntomas o no, aplicar la prueba de antígenos o PCR para hacer el despistaje, en el caso de no contar con los recursos para costearlo, debe esperar 10 días” y en ese periodo dar las clases vía remota hasta descartar la infección.

La pediatra recalcó que la vacunación es una medida fundamental, porque representa otra barrera de protección, pero hay que recordar que, hasta los momentos, no es un recurso con el que cuentan todos los venezolanos. Por eso insiste en mantener las cinco medidas básicas que mencionó.

Hay que gestionar las emociones

Además de seguir las recomendaciones sanitarias que orientó Lila Vega, hay que abordar la salud mental, ya que será un factor indispensable para que la transición a la modalidad semipresencial sea exitosa.

Por eso, la psicóloga María Valentina Víafara  expuso que “la angustia y el miedo por la reincorporación es completamente natural, ya que en estas situaciones donde predominan los cambios siempre serán una señal de alerta para indicarnos que debemos ajustarnos a una nueva realidad”.

Indicó que en el caso de los niños, estos pueden adaptarse mejor en la medida en que sus padres les ofrezcan alternativas seguras y confiables. Es posible que en algunos casos surja la ansiedad por la separación de sus figuras parentales. Eso va a depender del entorno y contexto familiar donde se hayan desenvuelto los chicos durante la escolaridad virtual porque este será la guía base que usarán los niños y jóvenes como herramienta para incorporarse al entorno presencial.

Por lo tanto, es importante mantener una actitud calmada y responsable, en función de mostrarle a sus hijos cómo debe ser su comportamiento y qué se espera de ellos. En lugar de generales preocupación o malestar, que eso puede ser una interferencia en su proceso de socialización, resolución de problemas en la cotidianidad e incluso de  aprendizaje, señaló la especialista.

Asimismo, mencionó que se deberían incorporar rutinas de salud que puedan replicar en el colegio e, incluso, mostrarles cómo gestionar sus emociones, a fin de que puedan desenvolverse de forma segura y asertiva.

Algunos aspectos a tomar en cuenta

La comunicación es clave

Los niños y adolescentes imitan los patrones de comportamiento de sus padres, por eso es importante fomentar la comunicación con ellos, porque será una herramienta de enlace para conocer qué piensan y sienten sus hijos.

Hay que ofrecerles un espacio donde ellos puedan ventilar sus dudas. Los niños y adolescentes son seres humanos que sienten, piensan y tienen sus propias opiniones respecto a las situaciones que viven y comparten con otros, comentó Víafara.

Los padres deben comprender que los humanos son seres sociales y por eso necesitan estar en contacto con otros, especialmente durante la infancia, donde este aspecto funciona como un soporte, modelaje, regulación y guía para comprender las normativas éticas y morales de la sociedad. Mientras que en la etapa de la adolescencia, el entorno será más importante porque funciona como una red de apoyo significativa para la consolidación en la identidad de una persona.

Por otra parte, es esencial que los adultos puedan desarrollar herramientas para lidiar con el estrés, la frustración y aceptación de sus emociones, de esta manera resultará mucho más sencillo enseñarles con naturalidad esos recursos a sus hijos.

La psicóloga acotó que tanto las figuras parentales como los niños deben tener una actividad donde puedan drenar y dirigir su energía apropiadamente, así como mantener hábitos, rutinas de descanso y alimentación.

Cuidar de la salud física, así como del mundo emocional, es un factor de protección para hacer frente a los cambios y desarrollar una mejor capacidad de adaptación en cualquier etapa del desarrollo”, enfatizó.

Expresó que el refuerzo positivo es primordial y que no guarda relación únicamente con objetos materiales. Es fundamental reconocer las labores que está realizando el niño para lidiar con su realidad y ofrecer refuerzo emocional —palabras de aliento y reconocimiento— ya que la enseñanza no solo se basa en mostrarle las cosas que puede mejorar, sino también reconocerle todos sus logros.

Promueva el desarrollo de la autonomía de sus hijos

Los padres deben evitar maltratar, gritar, golpear, criticar, descalificar o hacer uso de cualquier expresión de violencia. La especialista de la salud mental explicó que “volver a las aulas de forma presencial ya es bastante retador, implica un cambio que requiere esfuerzos y herramientas que muchos de los niños han perdido en la época de escolaridad virtual”.

Aconsejó a los representantes desarrollar paciencia, tolerancia, respeto y comprensión hacia sus hijos para este contexto donde abunda incertidumbre y ansiedad.

Con respecto a monitorear las actividades, dijo que se debe procurar que el horario de revisión de tareas sea el mismo a diario para que resulte una actividad natural para el niño o la niña, de esa manera el apoyo será oportuno y asertivo.

Los niños requieren su espacio para poder desarrollar autonomía y tolerancia a la frustración en caso de no saber hacer alguna actividad, además de reconocer e identificar cuándo necesitan ayuda, comentó.

La especialista sugiere que se le pregunte directamente al niño qué instrucciones recibió de su docente y cuáles fueron las indicaciones, de ese modo, se fomentará la atención, el respeto hacia sus maestros y la capacidad de discernir.

 

 

 

 

 

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