Miami, 3 abr (EFE).- El Festival de Poesía «O, Miami», que desde hace diez años «interviene» en abril el condado Miami-Dade (Florida, EEUU), repartirá este mes versos «en curitas» a quienes se vacunan contra la covid-19, además de enviar poemas a la medida de personas que han perdido familiares durante la pandemia.
«En una curita (tirita) cabe solo una línea», dice a Efe Melody Santiago, directora de desarrollo y comunicaciones de O,Miami sobre el inusual método que están llevando a los hospitales Jackson de Miami, con versos del peruano César Vallejo o el estadounidense William Carlos Williams.
De Vallejo, la tirita lleva impreso el verso «con luz», mientras que de Williams «Live Again Begins» (La vida comienza de nuevo).
«Siempre escogemos poemas edificantes, en inglés y español», señala la coordinadora de este evento que cada año, excepto el pasado, se empeña en que la poesía aparezca en lugares poco probables: techos de escuelas, paradas de autobuses e incluso en gomas de mascar.
«Estamos motivados, pero más que esto obligados; es una respuesta a lo que está pasando. Mucha gente ha muerto, todavía no lo puedo creer», reflexiona Santiago, hija de puertorriqueño y cubana que, luego de estudiar Artes en Boston, regresó a Miami para «intervenirla» poéticamente.
«En Miami no podía encontrar información de las 6.000 personas que han muerto por covid. ¿Quiénes son, dónde vivían?», se pregunta angustiada Santiago.
En estos momentos, la promotora trabaja con 18 poetas de la ciudad, tanto en español como en inglés, para enviar una elegía a familiares de los fallecidos que lo han solicitado. Pero, avisa, «la demanda ha superado a la oferta».
LA «INTERVENCIÓN» LÍRICA DE ESPACIOS COTIDIANOS
Según la web de O, Miami, evento fundado por el poeta y ensayista P. Scott Cunningham, la «misión» del festival anual es que cada persona en el condado de Miami-Dade encuentre un poema.
El evento, que comenzó el pasado jueves y se desarrollará hasta día 30 de abril, tuvo que prescindir de las calles en 2020 debido a la pandemia para ajustarse al mundo virtual.
«¡Estamos sin expectativas, solo tenemos esperanzas!», dice a Efe Cunningham delante de un amplio abanico de opciones para que los miamenses encuentren un poema, ya sea en una máquina para vender chicles, en un tatuaje (temporal), paradas de autobuses, fachadas de edificios, tiritas para vacunados, lecturas online y talleres de creación.
«Este festival sigue siendo un experimento sobre cómo podemos producirlo de forma segura durante una pandemia. A diferencia del año pasado, estamos mucho más enfocados en programas que tienen lugar en el mundo real: poesía en lugares públicos y otras actividades al aire libre que se pueden experimentar a distancia», señala Cunningham.
O, Miami produce cada año un promedio de 41 eventos y 23 proyectos, según su web.
En 2016 regalaron un corte de pelo a quien leyera un poema en una barbería. Dos años más tarde lanzaron sus «poemas del infierno» en playas, usando un altavoz de bluetooth oculto dentro de un caracol.
También, gracias al festival, los transeúntes han podido encontrar, en la famosa Calle Ocho y a caballo, al poeta modernista y político cubano José Martí (1853-1895).
Martí (el actor Iván López) llevaba rosas blancas mientras recitaba sus «Versos Sencillos».
«Miramos el mapa de Miami y vemos donde no estamos haciendo poesía. Visitamos cada código postal, a veces con la poesía como arte público y otras son eventos planificados», explica Santiago.
EL VERSO SINCERO DE RECUERDOS A LA ORDEN
Sobre el apartado Remembrance to Order (Recuerdos a la orden), específicamente para personas que hayan perdido a familiares por la covid-19, la mitad de los pedidos se han hecho en español, comenta la coordinadora.
«Es curioso, porque nuestro website es en inglés. Es posible que sea porque la cultura latina tiene mucha poesía, o porque haya muerto mucha gente latina», duda Santiago.
Al cabo de ocho años con O, Miami, ella cree en esta idea como «la oportunidad del recuerdo». Los familiares deben ofrecer recuerdos y, si quieren, fotos de sus fallecidos a los poetas.
Uno de los que Santiago «reclutó» es el venezolano César Segovia, quien puntualiza que también se trata de una oportunidad de «despedirse de sus seres queridos de una manera más íntima».
«Esta pandemia se ha llevado mucha gente, además, en condiciones que hacen muy difícil la posibilidad de una despedida», explica a Efe Segovia, ganador en 2015 del Premio de los Libreros en Venezuela.
«Creo que este mundo necesita más empatía y si podemos entender y conectarnos con el dolor de otra persona es más probable que podamos ayudar a aliviarlo, o al menos hacerlo menos oscuro», señaló.
Por su parte, Caridad Moro, nacida en California de padres cubanos, se fija «en los pequeños detalles» como una canción especial, un programa de televisión favorito, en los olores o el sabor de un trago preferido que los familiares le han enviado.
«Esa clase de descripción muestra las cosas pequeñas que significan una vida, las cosas que reflejan quién era la persona que me toca honrar. Aunque un poema es algo pequeño, yo pienso que ‘un verso sincero’ es capaz de transmitir una enorme emoción a quien le hace falta», apuntala Moro.
Según comentó la coordinadora del proyecto, los poemas se están enviando ya por correo electrónico, pero como la demanda ha sido mayor que lo esperado, se buscan escritores en ambos idiomas.
«Hemos invitado a muchos poetas para participar en esto y algunos declinaron porque alguien que aman se les ha muerto. Escribir sobre el tema puede abrir nuevamente una herida».
«Tienen que escribir rápido y ellos, al final, no son los dueños de los poemas», remarcó Santiago.
Jorge Ignacio Pérez