La Declaración de Roma de la FAO sobre nutrición, consagra: “el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos inocuos, suficientes y nutritivos y compromete a los gobiernos a prevenir la malnutrición en todas sus formas”. Este es el principio de la Seguridad Alimentaria de todas las naciones del mundo. Evidentemente el importante compromiso no se está cumpliendo en nuestro país, donde no existe Seguridad Alimentaria y la representación de la FAO en Venezuela no ha hecho nada para reclamar su cumplimiento.
No existe Seguridad Alimentaria, el 82% de nuestra población no tiene acceso a los alimentos debido a la escasez y a los altos precios. El acceso a los alimentos no significa únicamente la oferta de éstos, se trata también de que la población disponga de la capacidad adquisitiva para poder comprarlos.
El régimen con su equivocada política económica, ha generado la inflación más alta del mundo. Maduro ha aumentado el salario integral en 18 oportunidades, pero la realidad es que el salario se ha mantenido muy por debajo de la inflación, lo cual impide el total acceso a los alimentos. El otro problema que también limita el acceso a los alimentos es el empleo informal y el desempleo de nuestra población.
Las cifras del gobierno señalan que el cuarenta por ciento de la población laboral está ocupado en el denominado sector informal de la economía y según la metodología internacional, Venezuela figura en el último lugar de America, con una tasa de desocupación de 18,1%. Ambas situaciones de empleo, informal y desempleo, afectan el ingreso familiar e impiden también, el acceso total a los alimentos.
En cuanto a la oferta de alimentos, el gobierno ha hecho todo lo posible para que la producción interna fracase. El acoso a todos los integrantes de los circuitos productivos ha generado que el sector primario apenas haya producido el año pasado el treinta por ciento de las necesidades del consumo directo y de la materia prima para la agroindustria. Esta producción sólo alcanzó para el consumo del primer trimestre de este año. Más grave aún, es que para este año se estima que la producción será de un veinte por ciento de nuestro consumo. Es decir, difícilmente alcanzará para los primeros tres meses del 2018.
El régimen, en la medida que la producción privada entraba en caída libre y no fue posible sustituirla por la producción de sus empresas ocupadas o expropiadas, cubría el déficit con las importaciones. Pero ahora la política del gobierno es recortar las importaciones, para poder cubrir el pago de su deuda externa y de esta forma permite la importación de alimentos elaborados a la tasa de dólar libre.
En ambos casos, el de la producción interna y el de la importación, se genera una situación de escasez y de alto costo de los alimentos, la cual, junto al bajo poder adquisitivo de la población, impide el acceso a la totalidad de la oferta, planteándose entonces el problema de la falta de seguridad alimentaria para el 82% de nuestra población.
Las delegaciones de FAO y UNICEF en Venezuela, han constatado la situación actual: Que en nuestro país no existe Seguridad Alimentaria. Sin embargo, esconden la verdadera situación “por no tener acceso a datos”. Pero existen opiniones y estudios de carácter profesional, académico, gremial y político, que han denunciado, el deterioro nutricional que sufre nuestra población, a causa de la progresiva disminución de la producción nacional y a la quiebra económica del país que impiden la producción y la importación de materia prima para la elaboración de alimentos. No hay peor ciego que el que no quiere ver, con el hambre no se juega.