Fe y Alegría ofrece a Venezuela su corazón | Por: Antonio Pérez Esclarín

El 5 de marzo, Fe y Alegría cumple  65 años sirviendo con dedicación y pasión a  Venezuela. Desde su nacimiento en 1955,  optó por la educación por considerarla el medio más idóneo para combatir la miseria y hacer de las personas sujetos dignos, productivos, solidarios. La carencia de este bien lleva a las sociedades al fracaso.

Desde sus inicios, Fe y Alegría comprendió que, para que la educación fuera un  medio de superación y dignificación,  debía ser de calidad.  “La educación de los pobres no puede ser una pobre o superficial educación”; “buscamos la mejor educación para los que están en condición peor”, fueron consignas que han iluminado siempre los esfuerzos y búsquedas de Fe y Alegría. Sin educación o con una pobre educación sólo lograremos un pobre país.

Por ello, en estos tiempos en que Venezuela está  siendo golpeada por una profunda crisis, Fe y Alegría reafirma su compromiso de seguir  trabajando por una educación de calidad. Como lo ha demostrado a lo largo de toda su historia y en los 22 países donde está presente,  Fe y Alegría no se amilana ante los problemas  sino que se crece ante ellos. Las carencias y dificultades avivan su compromiso  y su creatividad. Por ello, hoy trabaja con renovado ahínco para responder adecuadamente a la situación de emergencia educativa que estamos viviendo. En consecuencia, se esfuerza por convertir sus   centros y programas  en lugares de vida, de defensa de la vida y de convivencia solidaria.  Ello  le exige el esfuerzo permanente  por  mitigar  los efectos más inhumanos de la crisis como son el hambre y la escasez de medicinas, articulándose con los organismos e  instituciones que tienen una rica experiencia en enfrentar problemas semejantes.  Son tiempos de alianzas y de estrechar lazos con las familias y comunidades  para enfrentar juntos los graves problemas  que vivimos. Hoy, Fe y Alegría entiende que debe ser una prioridad educativa, como parte esencial de su propuesta,  garantizar a los alumnos un plato de comida y los recursos imprescindibles para garantizar su aprendizaje.

Tras sufrir también las consecuencias de la  marcha de numerosos docentes que han abandonado las aulas e incluso el país en busca de mejores oportunidades de vida, Fe y Alegría sigue insistiendo  por todos los medios a su alcance, en su vital importancia, pues no hay educación sin educadores, y no será  posible la educación de calidad sin educadores de calidad. Por ello, muy consciente de las graves dificultades que viven los educadores y educadoras y del valor que hace falta hoy para seguir educando con entusiasmo y sin rendirse,  no sólo trabaja y levanta su voz para que sean remunerados como se merecen, sino que privilegia por todos los medios a su alcance su formación humana, pedagógica y espiritual, que fortalezca su resiliencia y su capacidad de resistencia. Junto a ello, se esfuerza también por brindarles apoyo para que puedan enfrentar alguna de sus carencias fundamentales como el hambre y la falta de transporte.  Para suplir las ausencias y abandonos, viene incorporando a jubilados, desempleados o personas  formadas de las propias comunidades y así evitar los problemas de movilización, a los que brinda la adecuada formación y el acompañamiento humano y pedagógico necesarios.

Una vez más, Fe y Alegría le ofrece hoy a Venezuela con humildad y generosidad  ese corazón que durante sus 65 años ha latido incansablemente amor hecho servicio, especialmente  a las poblaciones más excluidas  y carentes


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