Fabricio Ojeda: Semilla que germinó en pro de la libertad

HISTORIA DE VIDA / 90 años del natalicio 1929-2019. Fabricio Ojeda fue un periodista y guerrillero venezolano nacido en Boconó el día 6 de febrero de 1929 y muerto en Caracas, en los calabozos del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) el 21 de junio de 1966

 

En aquella Venezuela hermosa que despuntaba hacia la democracia con pasos lentos pero firmes en la evolución hacia una sociedad más equilibrada y justa de la década del cuarenta, que presidía el ilustre Isaías Medina Angarita y en ese nuestro Trujillo que coreaba tales políticas con la finalidad de incorporarse a los frescos aires del civilismo postgomecista, estaba el nombre de un hombre nacido en Boconó, Fabricio Ojeda, un hombre de estampa, alto, sonriente, muy dado al diálogo que se solía acercar a los jóvenes que estudiábamos para anudar temas en los que asomaba su visión del país y desde luego del estado, en los que deslizaba sus posiciones ideológicas con ánimo siempre dispuesto a la lucha.
En Trujillo, Fabricio Ojeda fue un dirigente sindical muy activo, funda sindicatos, ligas, juntas pro-fomento de los barrios y campesinos trujillanos abrumados por la indiferencia.
Se cumplen 90 años de su natalicio en Boconó, ciudad que se asoma entre las verdeazules montañas. En sus esquinas, aún pobladas de la inocencia característica de los pueblos que prefieren no sumarse al éxodo petrolero, desde 1929 en la población de Boconó empieza a escribirse la historia del hijo de Hercilia Ojeda y Malaquías Barazarte, el periodista, político y luchador revolucionario Fabricio Ojeda.
Según sus datos biográficos, Fabricio junto a su abuelo, vende lamparitas a los campesinos de Boconó y en Biscucuy aprende a ganarse la vida cargando agua en un burro. Su maestro Gamarra lo induce para que rechace el destino de solo ser peón de hacienda destellando pobreza y le enseña las primeras letras, hasta que consigue que regrese a Boconó en donde se formó como un bachiller brillante en el liceo Juan Bautista Dalla Costa.

 

Semilla de libertad

 

 

Con el pasar del tiempo, Fabricio Ojeda se convierte en uno de los personajes más importantes del socialismo venezolano del pasado medio siglo, cuya obra aparece a veces como olvidada. Militó en su juventud en las filas juveniles de URD con José Vicente Rangel, cuando se desempeñó en la zona petrolera de Cabimas y del oriente venezolano como maestro con tan solo 17 años. Después, en la década del 50, ingresó al diario El Nacional como reportero cuando este periódico era otra cosa, es decir, estaba comprometido con las angustias y anhelos de la multitud en las búsquedas de los valores de la libertad y de un desarrollo autónomo de la nación. Cubría la fuente de Miraflores. El Nacional contaba en la redacción con grandes valores de la política y de la creación literaria, como Antonio Arráiz, Miguel Otero Silva, Eleazar Díaz Rangel, José Moradel y otros que libraron hermosas jornadas de combate contra intereses extranacionales que han dominado nuestra economía y nuestra política exterior.
Su privilegio fue la bandera de la libertad en contra de la dictadura y tiranía. Su semilla fue germinando bajo la batuta de un mensaje simple,

directo y franco, siempre en la lucha por una libertada plena.

 

Junta Patriótica del 58

 

 

Fabricio presidió una Junta Patriótica que se había fundado en Caracas semanas antes del 23 de enero de 1958, en el mayor secreto, donde también figuraban otro gran trujillano, Pedro Pablo Aguilar que arquitecturaron una labor de hormiguita extraordinaria, de contactos con los más diversos sectores del país para integrarlos a un frente antigobierno que derrumbó al régimen dictatorial del coronel Marcos Pérez Jiménez en la madrugada del 23 de enero de 1958.
Fabricio Ojeda rompió con URD e ingresó a las filas de una izquierda emocionada con la Revolución Cubana y muy pronto ese reportero de rostro sonriente anda por los montes, fusil al hombro, sofocado por levantar una Sierra Maestra local. En el curso de 1962 Fabricio, en un documento memorable dirigido al Congreso Nacional, a cuya diputación renuncia, explica al pueblo venezolano las motivaciones de su retiro con crítica carta.
A finales de 1962, luego de una serie de combates, Fabricio Ojeda es detenido en una carretera de Acarigua y sentenciado por un Consejo de Guerra a cumplir una pena de 18 años de presidio por el delito de rebelión. En septiembre, Ojeda se da a la fuga de la Cárcel Nacional de Trujillo.
El día 17 de junio de 1966 es detenido de nuevo y el martes 21 de junio, voceros del gobierno informan que Ojeda fue hallado ahorcado en su celda por el guardia que le llevaba el desayuno. El ministro de Defensa de entonces, general Ramón Florencio Gómez declara que “somos los primeros en lamentar lo ocurrido”. No obstante, a la versión oficial de su muerte para el entonces, sus familiares y compañeros de lucha insisten en que Ojeda fue en realidad asesinado por funcionarios del Sifa.
Así se extingue la vida de uno de los venezolanos más significativos del siglo XX, enamorado de la verdad, de la justicia y de un proyecto de país.

De grandes pensamientos

‘Venezuela -lo sabemos y los sentimos todos-, necesita un cambio a fondo para recobrar su perfil de nación soberana, y convertirlos en instrumento de progreso colectivo, para que los derechos democráticos del pueblo no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos”

Fabricio Ojeda, 30, junio 1962

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