Caracas. La economía venezolana cerrará 2025 con indicadores positivos, impulsados principalmente por el repunte de la actividad petrolera. Sin embargo, el crecimiento reportado por el Banco Central de Venezuela, y por organismos multilaterales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), no logra traducirse en mejoras tangibles para la población.
Los economistas José Guerra y Asdrúbal Oliveros coinciden en que las dificultades económicas estarán a la orden del día, en 2026, por la incertidumbre política y las presiones diplomáticas entre Venezuela y los Estados Unidos.
También concuerdan en que de existir un cambio político en el país, los escenarios económicos cambiarían drásticamente de forma positiva, lo que permitiría mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Desaceleración e hiperinflación
Para el fundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, José Guerra, todas las proyecciones relativas a crecimiento económico e inflación apuntan en una misma dirección: una desaceleración o contracción de la actividad económica y una exacerbación de la inflación.
“Venezuela encara un serio problema de falta financiamiento externo, hecho este que dificulta enormemente la aplicación de un programa económico que restaure el crecimiento económico sostenido con estabilidad de precios”,
explicó.
Advierte que con este escenario, nuestro país podría volver a hiperinflación, lo que a su juicio, sería una catástrofe para el bolsillo de los venezolanos.
“Desde noviembre de 2017 está cerrado el acceso al crédito externo debido al incumplimiento del pago de la deuda externa. La apelación al financiamiento monetario del déficit fiscal puede tornar el alza de los precios en una hiperinflación con tasas que pudiesen exceder el 1000 % en 2026, en un entorno de agravamiento de la inestabilidad política”.

Tipo de cambio
Guerra, exgerente de Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela, detalla que una tasa de ajuste del tipo de cambio de 20 % mensual daría lugar a una inflación de al menos 792 % anualizada y para ello es suficiente un ajuste diario de solo 0,60 %.
Por otra parte, mencionó que de lograrse una transición política, en el marco constitucional venezolano, se abriría espacio para acceder a $5100 millones que Venezuela tiene congelados en el Fondo Monetario Internacional y se tendría acceso a préstamos de entes multilaterales y de países aliados, lo cual permitiría estabilizar la tasa de cambio y detener la espiral inflacionaria que podría expresarse en una hiperinflación.
“Igualmente se levantarían las sanciones y el petróleo venezolano reconquistaría los mercados en EE. UU. con cotizaciones más favorables. Todo ello mejoría de inmediato el balance fiscal y el financiamiento monetario se reduciría a lo mínimo”.
Añade que con una transición política “la industria petrolera entraría en una fase de expansión que haría posible, con inversiones extranjeras, aumentar la extracción de petróleo a tres millones de barriles diarios en unos cuatro o cinco años. Igualmente, el BCV tendrá que disminuir apreciablemente el encaje bancario para abrir espacios al crédito al sector privado”.

2026 año complicado
“Sin cambios estructurales, el comportamiento de la economía en 2026 se verá complicado”. Así lo advirtió el economista Asdrúbal Oliveros, en su intervención en el Foro de Prospectiva Venezuela organizado por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Con respecto a los resultados económicos de 2025, detalló que apuntan a un crecimiento del sector petrolero, aumento de la recaudación tributaria y disciplina fiscal por parte del gobierno.
“En contraparte, se observa una aceleración inflacionaria, tanto en bolívares como en dólares, mientras se mantiene una política cambiaria errática que ha llevado a una desaceleración del consumo privado y caída del crédito bancario”.
Sin embargo, afirmó que el petróleo sigue como clave en la economía venezolana.
“Los ingresos por venta del hidrocarburo provienen en 53 % de Asia, 25 % de operadores independientes y 22 % de EE. UU. Durante este año, la producción se ubicó cerca del millón de barriles diarios, para un crecimiento acumulado de 13,4 %”, puntualizó.
Como elemento adicional destacó que las ventas de crudo se hacen en criptomonedas, lo que impacta el mercado cambiario. “Vivimos una transición de las mesas de cambio bancarias (20 % de la oferta total) a las plataformas de criptomonedas (80 % de la oferta)”.

Sectores beneficiados
Oliveros explicó cómo se perfila la economía sin un cambio estructural. Expuso que continuará el aumento de la producción petrolera, así como los envíos a Asia con riesgo de mayor descuento y dificultades logísticas y, posiblemente, entren nuevos actores al mercado.
En la actividad real, se mantendría el consumo en sectores como alimentos y salud, mejora en las ventas comerciales y en el sector servicios, con una leve contracción en las importaciones.
Por otra parte, agregó que la brecha cambiaria se mantiene, con aumento de las operaciones vía cripto y reducción del crédito.

Dólar en Bs.980
Asdrúbal Oliveros considera que el crecimiento caerá del 4 % en 2025 a 2,6 % en los próximos doce meses.
En cuanto al consumo privado precisó que estará en 3,5 %; el público en 8,4 %; la producción manufacturera, 2,4 % y el balance fiscal en -1,5 % del PIB.
A su juicio, las exportaciones serán de $19.500 millones y las importaciones $16.700 millones.
Con respecto a la tasa de inflación, Oliveros habla de 320 % en bolívares y 18 % en dólares y calcula que el tipo de cambio BCV se ubicará en Bs. 980 para el cierre del próximo año.
Descartó que en 2026 Venezuela vuelva a la hiperinflación y sostiene que si hay cambio estructural o negociado en el ámbito político, el crecimiento será mayor al 5 %, al tiempo que desaparece el riesgo inflacionario.
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