El gobernador del estado Trujillo, Gerardo Márquez, ofreció un balance sobre la situación de emergencia en la región, resaltando la importancia de la prevención, la solidaridad y la necesidad de una estrategia unificada para la zona andina.
El gobernador hizo énfasis en la solidaridad demostrada por el pueblo venezolano y el apoyo internacional. Informó sobre la llegada de 37 toneladas de alimentos procedentes de China, una donación que se ha compartido con otras regiones afectadas. “De allí enviamos para el páramo de Mérida, para las poblaciones de Mérida, Timotes, Chachopo, porque han sido muy afectadas, 22 toneladas en el día de ayer”, precisó.
El mandataerio destacó la coordinación con el Ministro de Alimentación para llevar proteínas y víveres desde Trujillo a Timotes, y la conmovedora acción del sindicato de mototaxistas Darío Vivas. “Subían más de 150 motos para hacer estos alimentos distribuidos”, dijo, resaltando el compromiso de la comunidad con recursos propios.
Propuestas futuras
Márquez señaló que algunos científicos ya no hablan de cambio climático, sino de emergencia climática, anticipando que las situaciones como las vividas se repetirán con cada temporada de lluvias. En este sentido, anunció un trabajo coordinado con las alcaldías para la elaboración de un mapa de riesgos y la restricción de permisos de construcción en zonas vulnerables, información proporcionada por el Ministerio de Ecosocialismo.
Una de las propuestas más significativas del gobernador fue la creación de un manual de atención de emergencias para los Andes venezolanos. “Pudiéramos reunirnos con el Gobierno Nacional, es una idea, una propuesta, presidente, para crear un manual de atención de emergencia para todos los Andes en Venezuela y que apenas comienzan las emergencias nosotros poder aplicar en ese manual las experiencias exitosas de Táchira, de Mérida y de Trujillo”, argumentó.
Márquez elogió la dedicación de los trabajadores de Corpoelec y Fundasalud, incluyendo médicos y enfermeras, quienes han sorteado obstáculos como puentes improvisados para llegar a comunidades aisladas por la crecida del río Motatán. “Uno se siente orgulloso de ver cómo los trabajadores (…) no han abandonado”, concluyó.
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