“El futuro de un pran son los siguientes: acabar en un manicomio, en un cementerio o en la prisión, donde, finalmente, muere”, sentenció Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones.
La sentencia ilustra lo ocurrido con el asesinato de Franklin Paúl Hernández Quezada, de 50 años de edad, alias Franklin Masacre y ex pran dela PGV, quien murió en una reyerta en la Comunidad Penitenciaria Fénix, en el estado Lara.
En la revuelta que comenzó el lunes y continuó hasta el martes en la mañana, Hernández Quezada recibió 68 puñaladas que le quitaron la vida, indicó Prado. “Franklin Masacre mantenía su liderazgo bajo la mirada cómplice del Estado. Y mientras él lideraba, iba acumulando enemigos”, señaló.
Agregó que Hernández Quezada atentaba contra el mando del pran de ese centro penitenciario.
Manifestó que Franklin Masacre fue rechazado en dos penales antes de ser trasladado a Fénix: Puente Ayala, en Barcelona, estado Anzoátegui, y el Centro Penitenciario 26 de Julio, en Guárico.
La reyerta se debió, afirmó, a tres factores. El primero, las agresiones a los reclusos: “La vitamina diaria de los presos es el maltrato”. Los otros dos en la lista son la mala alimentación y el hacinamiento. Ese centro carcelario está construido para albergar a 1.400 reos y hay más de 2.000 en él, puntualizó.
La rebelión llevó a que los reclusos secuestraran a la directora de Fénix y a cinco funcionarios. Humberto Prado dijo: “Ese penal desde que nació, nació mal”.
Fénix fue inaugurado en octubre de 2013 por la ex ministra del Servicio Penitenciario Iris Varela.