Bajo tutoría castrocubana de notoriedad meridiana, Jorge Rodríguez Gómez alude que: “el documento firmado por los diferentes sectores, reemplaza al acuerdo de Barbados”; documento suscrito en el que se formulan unas 27 propuestas(fechas) y diálogo pertinente para calendario electoral 2024 a consignarse ante el Consejo Nacional Electoral (CNE)”, si no surge algún imprevisto político patrañero que lo postergue nuevamente, pues ya sabemos de las artimañas del régimen a objeto de ganar tiempo y retrasar la transmisión de mando a un venezolano idóneo para el ejercicio del Poder Ejecutivo, hoy desprestigiado y acéfalo por ineficacia de su líder en jefe y adláteres, vasallos a disposición palaciega, según conveniencias personalistas y clientelares.
Por otra parte, y quizá efecto de la misoginia, el líder en jefe asevera que “los acuerdos de México y Barbados constituyen subacuerdos”. Es decir, toda la parafernalia de las comisiones designadas para negociar los acuerdos predichos fue algo análogo a un juego de muñequería, oneroso para el erario, pues la tendencia remarcada es a imponerse, a la Cañona, el provecho electorero del chavismo y acabose.
Evidentemente, el régimen pretende un juego engorroso sobremanera, para el cansancio y tedio del electorado, con miras a promover un nerviosismo que, por la incertitud a generarse, derive en alteraciones del orden público y restringir “constitucionalmente” las garantías, cuya confusión y caos conlleve un zarpazo electoral; y, de nuevo, por detentación, a otro cuadrienio, con una oposición bufa, desunida y hasta personalista, ante una Venezuela desconcertada, impotente y sin recurso alguno de expectativa inmediata. Pero, doblegada para sobrevivir sometida a los embates sociopolíticos.
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