“Guerra y Paz” y “El sitio de Sebastopol” dos obras de León Tolstói
El desarrollo de la Geografía Humana o Antropogeografía originó la importante Geografía Política, considerada por algunos como “la piedra coronaria de todo el edificio geográfico, …que debe ser considerada como el campo más fecundo abierto a los estudios geográficos”. Sobre ella se dan plurales definiciones que la destacan como “ciencia que estudia la morada y esfera de poderío de los Estados”; se ocupa de las relaciones de las colectividades políticas con el espacio que habitan y el área de tráfico interactivo donde se mueven; el progreso constante de esos estudios fue desbordando el marco geográfico y ha servido para imponer un sentido dinámico de base a una ciencia de Estado: la Geopolítica.
La geopolítica es una rama de la ciencia política orientada a las relaciones con respecto a procesos políticos que se desarrollan en el tiempo y en el espacio, por lo que intervienen otros conocimientos como la economía, sociología, etnografía, psicología social, geo-historia, los valores y el pensamiento político prevaleciente, entre otros. Podemos decir que la Geopolítica -basada en las conclusiones de los estudios sobre las organizaciones políticas estatales-, trata de orientarles en su conducta política y predecir su futuro.
Las olas bélico-políticas de este tiempo histórico están encrespadas y presagian tempestades en el dominio mundial. Los movimientos del mar Negro, agitan los vientos en los mares de China y otros del Pacífico; igualmente del Mediterráneo, el Báltico y el mar del Norte; también podrían alcanzar las aguas de nuestro Caribe, -desde 1492 parte importante en el juego de las potencias europeas e imperios anglosajones-, en el presente tiempo histórico colocado en renovada mesa del póker mundial con importantes apuestas, sobre las cuales enfocaremos artículo en otra ocasión.
Hoy quiero llevarles -en vuelo de pájaro-, por la extensa planicie de la geografía europea que va desde Los Pirineos hasta las costas del mar Negro e incluso riberas del mar Caspio en el Asia occidental caucásica; un espacio que ha marcado la historia de las poblaciones nórdicas de Europa y enlazan con la vasta región asiática. Esta situación cada día se presenta con mayor fuerza y ocupa un lugar predominante en los medios y redes, al punto de haber desplazado la prolongada inquietud en torno al covid-19, el confinamiento mundial y la realidad política en torno a las vacunas y su aplicación masiva en las naciones.
La invitación es ir con un mapa físico y político por esa vasta geografía, de manera que nos aproximemos a su oro-hidrografía y características generales para darle una mirada a ese espacio territorial, histórico y étnico-cultural; lo cual cada uno podrá enriquecer con sus propios conocimientos y aproximaciones. No soy geógrafo, ni historiador, tampoco experto, si curioso en el interés por entender cómo se pasa la vida de los pueblos en sus contradicciones, con el desarrollo de tantos vínculos y tantas guerras en los mismos escenarios.
Emprendamos el viaje desde la fachada norte de los Pirineos; allí nace el rio Garona que se va a explayar por toda la plenillanura desde Toulouse a Burdeos para desembocar conjuntamente con el Dordoña en un gran estuario sobre el Atlántico. Más arriba desemboca el Loira, que se alimenta desde el macizo central y las estribaciones alpinas, para abarcar el vasto valle donde se desenvolvió buena parte de la historia de Francia, incluida la guerra de los cien años y las invasiones británicas, hasta ser liberada con la intervención providencial de Santa Juana de Arco, quien terminó sacrificada en la pira de la intolerancia. Continuamos hacia el mar de La Mancha, en la región de la Normandía, donde se ubica el muy importante puerto de El Havre, allí desemboca el famoso Sena, después de arrancar los suspiros de artistas y enamorados al pasar bajo los puentes de París, con sus aguas venidas desde los Alpes. Ellos determinan una extensa, hermosa y fértil llanura del norte, centro y oeste, que constituye las dos terceras partes del territorio de Francia, donde se desarrolla su mayor grado de actividad productiva y política.
Pasamos la frontera con Bélgica para acercarnos a Bruselas, y nos seguimos desplazando por tierras bajas, muy fértiles y bien cultivadas; dos ríos de menor significación el Escalada y el Mosa, atraviesan las llanuras que constituyen la región noroeste, frente a la del sudeste con sus selvas y colinas de las Ardenes. Pasamos al suelo de fértiles aluviones en las tierras bajas (neederland) de Holanda, donde su posición privilegiada junto a sus ambiciosos pobladores le permitió ser -durante el siglo XVIII-, la primera potencia comercial y marítima de Europa. Seguimos por la vasta región del bajo llano septentrional germano-polaco, arenosa en parte pantanosa, con pastizales y lagunas litorales, grandes cultivos y ganadería, en especial porcina; en ella nos encontraremos con el Elba, el Weser, el Ems y el famoso Rin que nacido en los Alpes, sus aguas navegables unen toda la gran región agrícola e industriosa de Alemania hasta llegar al importante puerto de Rotterdam para desembocar en el mar del Norte, donde también lo hacen los nombrados ríos.
Esas llanuras continúan por todo el territorio de Polonia, antiguamente habitada por tribus eslavas; su historia es legendaria hasta el siglo IX, cuando aparecen los polacos “habitantes de las planicies” bajo la conducción de Piast, fundador del reino y de la primera dinastía de Polonia. En el siglo XIV se unió con Lituania por el matrimonio de la reina polaca con el gran duque; en el XVII, debilitada internamente, fue repartida entre sus vecinos Rusia, Prusia y Austria; en la gran guerra del siglo XX (de 1914 al 45), fue devastada por rusos y alemanes. Su territorio es una gran llanura con tierras de alta calidad para la agricultura y ganadería, regadas por el Vístula y sus afluentes, uno de los ríos más navegables de Europa, que nace en los Cárpatos y desemboca en la bahía de Danzing del mar Báltico; en Varsovia, su capital a orillas del rio, se firmó el Tratado del mismo nombre entre la URSS y los países bajo su influencia, para conformar el frente ante la OTAN, pactada entre los EEUUA y los países de la Europa Occidental.
Entre el norte de Polonia y suroeste de Lituania está Kaliningrado, una tierra llana perteneciente a la Federación Rusa, de alta importancia geopolítica por su posición en el mar Báltico; sus llanuras hacen continuidad en la vecina Lituania, fertilizadas por las aguas del Memel o Nemunas que desemboca en el Báltico.
Seguimos por la inmensa llanura agrícola de Bielorusia surcada de numerosos ríos y tierras fangosas que con rellenos y obras de drenaje, permitieron aumentar el suelo apto para las granjas de producción alimentaria. Esa Rusia Blanca, fue prolongado teatro de grandes acciones militares desde 1914 hasta 1920; proclamada república en 1919, dio impulso a la contraofensiva para enfrentar la revolución bolchevique de 1917, con una sangrienta guerra civil, la cual finalmente fue dominada por el ejército rojo bajo la conducción de Trosky. La pasada década, en su capital Minsk, fueron firmados importantes acuerdos cuyo incumplimiento motiva y sostiene la presente guerra.
Moviéndonos al sureste, entramos en Ucrania, vasto territorio cercano a medio millón de kilómetros cuadrados en una dilatada llanura de lluvias abundantes, atravesada por los ríos, Dniester, Buj y Dnieper que desembocan en el golfo de Odessa del Mar Negro. La ganadería de ovinos, vacunos, equinos y porcinos es muy próspera y la famosa zona de Tierras Negras produce buen cereal y abundante trigo que los gallegos y muchos otros europeos consumen para sí y la alimentación de sus animales; también remolacha azucarera y semillas oleaginosas. La actividad extractiva de hierro, carbón y siderurgia es importante, asimismo su industria química, junto a otras, son significativa fuente de fertilizantes para los cultivos de las tierras de Europa occidental.
El gran Donest fertiliza la tierra y la historia de la región; por allí pasaron las tropas alemanas en aquel 1942 sangriento, para alcanzar el Don -que nace en la región cercana a Moscú, y desemboca en el mar de Azov, (¿alguno recuerda la película “El Don apacible”?)-, hasta que fueron contenidas en las orillas del Volga, por la fortaleza patriótica rusa en Stalingrado, hoy Volgogrado.
La vieja Europa ha sido escenario histórico de grandes encuentros y desencuentros. La ambición de sus gobernantes en la intención de imponer sistemas cerrados de ideas y creencias ha sido motivo de largas y sangrientas guerras de intolerancia y crueldad; hoy, -por medio de la OTAN-, sus políticas están sometidas a los intereses de EEUUA, lo cual le impide buscar caminos de paz.
Las posibilidades que ofrece ese vasto espacio para una Unión Europea con fuerza y voz propia, capaz de dar sus mejores aportes en torno al momento de lo humano sobre la Tierra, son inmensas en el camino de procurar bienestar general para el buen vivir compartido. En esta primavera del 2022 ¿ podrán rescatarlas sus pueblos ?.
Casatalaya, caracas 24 abril 2022