El encuentro entre la ética, disciplina filosófica, y la comunicación ciencia, produce una simbiosis extraordinaria. No ha sido fácil asumir esa interacción. Se ha pensado que no tenían nada que ver. La realidad es que ética y comunicación están entrelazadas desde el origen.
Para que exista auténtica y mediana comunicación -para la plenaria, más aun- es imprescindible la ética. De lo contrario no se puede producir ese momento en que se activa e inicia el proceso comunicacional. Por su parte, la comunicación, requiere del “modo de ser”, es decir el ethos, para que fluya y comience a circular el proceso de la comunicación.
Los humanos somos dependientes de la comunicación al nacer. La necesidad vital se inicia con gritos, gemidos, muecas, llanto, risas y sonrisas, entre otras formas de expresión primarias en el humano. Logra establecer el primer nexo afectivo del modo de ser (ethos) comunicacional. Es la grandeza del comienzo de la vida, por vía de la comunicación.
Quienes hemos sido madres, nos dimos cuenta pronto de la eficacia de esa comunicación, en ese primer momento.
Muchos conocen de las actividades de los nazis por demostrar que eran la raza “aria”. Fundamental conocer que en esos años, los niños que lograron sobrevivir, recibieron afecto y comunicación de algunas niñeras y enfermeras; fueron tratados especialmente. Otros, sin afecto ni comunicación, murieron. Se demostró entonces la importancia de saber comunicarse en esas primeras instancias de la vida.
En California, en la Escuela de Palo Alto, se descubrió lo que es “una impronta” (huella) comunicacional, que marca las relaciones entre los humanos y, también, algunas especies de animales.
El detalle de la relación entre la ética y la comunicación es primordial: refiere a un Derecho Humano, la posibilidad del derecho a la vida. Cada quien requiere y necesita de la ética, (normas, principios, límites, reglas, entre otros aspectos) y de la comunicación, “como circulación del pensamiento en tres dimensiones: unidimensional, bidimensional y tridimensional”. Con uno mismo, con los otros, y con los otros a través de un medio (Roger Malicot).
Por eso la libertad de pensamiento, opinión, expresión e información forman junto con el Derecho a la Vida de los más interesantes derechos, privilegios y necesidades: nuevos derechos de la comunicación.