La compra de alimentos, calzado, medicinas y ropa en pesos o dólares se ha convertido en una constante en el Táchira. La entidad andina parece más un departamento colombiano, que un estado venezolano. Tan solo falta que los ciudadanos venezolanos que trabajan de este lado de la frontera también ganen en pesos
Por: Mariana Duque – Los Andes Semanario del Táchira
La venta de productos de primera necesidad, alimentos, medicina, ropa y calzado en pesos colombianos, se ha convertido en una constante en el estado Táchira. Ante la falta de materia prima en Venezuela y la inminente necesidad de adquirirla fuera de sus fronteras, más el bajo valor del bolívar frente al peso, los comerciantes han optado por permitir esta moneda.
Aunque el gobierno nacional tiene prohibida la venta y compra de divisas en el país, no hay lugar de San Cristóbal, del estado Táchira y estados cercanos –Barinas y Mérida-, que no tenga un aviso que diga: “Se aceptan pesos” o “se compran pesos”, pareciera que la fiscalización por parte de los organismos encargados no existe, y el bolívar dejó de ser la moneda principal.
Los alrededores del Terminal de Pasajeros, en la plaza Bolívar del centro de San Cristóbal, y los mercados de mayoristas de La Ermita, La Concordia y en Táriba, son los lugares con mayor cantidad de venta de productos en moneda extranjera. Las troncales 001 y 005, que comunican al estado Táchira con Mérida y al Táchira con Barinas, también muestran sus avisos y ponen de manifiesto hasta dónde ha llegado la comercialización de la moneda del vecino país en Venezuela.
¿Bajo qué valor se aceptan los pesos?, de acuerdo a como las casas de cambio en Colombia los establezcan, y aunque esto es sancionado por el Capítulo IV de la Reforma de la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos, en su artículo 22, establecida el 29 de diciembre del año 2015 bajo decreto N. 6.210, parece que ningún organismo le pone regulación a la situación.
Dicho artículo establece que: “Quienes promocionen, comercialicen o determinen los precios de bienes y servicios utilizando como referencia un tipo de cambio distinto a los permitidos por la normativa cambiaria, o al fijado para la operación cambiaria correspondiente por la administración cambiaria, será sancionado con prisión de siete (7) a (12) años y multa de doscientos por ciento (200 %) de la diferencia resultante de restar, al valor fijado por el infractor para la divisa, el valor que corresponde a la operación, de conformidad con la normativa cambiaria aplicable”.
“SI TIENEN PESOS LES ACEPTO”.
Las ventas de alimentos y los restaurantes son los que más aceptan pesos. En Venezuela comer se ha convertido prácticamente en un lujo, y el vendedor está consciente de que es mucho el venezolano que vive en el país, pero trabaja al otro lado del “Puente Internacional Simón Bolívar”, que comunica a San Antonio del Táchira con Cúcuta, por lo que gana en pesos.
Los constantes apagones, la falta de efectivo, fallas de internet y de los puntos de venta, han llevado al mismo usuario a ofrecerle, a quien no tenga un aviso de “se aceptan pesos”, la moneda extranjera a cambio de lo que venda.
Juan Ramírez es administrador de un restaurante en la vía hacia la frontera. Mientras el “Semanario de Los Andes” conversaba con él se fue la luz, no tenían planta generadora de electricidad, pero ofrecieron la posibilidad de que los clientes hicieran transferencias. El internet era escaso, y en vista de que había pasado más de una hora y no llegaba ni la luz, ni la conexión, decidieron aceptar el pago en pesos a quienes lo ofrecieron. De cuatro mesas que estaban atendiendo, tres cancelaron en moneda extranjera.
“A nosotros nos beneficia recibir moneda extranjera porque no se devalúa, y sin problema podemos comprar comida en cualquier momento para surtir la cocina. Nuestro único temor es para reflejarla en el cuaderno de contabilidad, pues no es algo que esté establecido en la ley, y las multas pueden llegar en cualquier momento”, expresó.
Al consultar a una de las personas que canceló en pesos sobre cómo obtuvo la moneda extranjera, indicó que había ido al vecino país a hacer un trabajo y que los viáticos se los pagaron en pesos, por lo que pudo cubrir la necesidad. “Todavía me quedaban pesos de los viáticos, porque preferí no comer allá para que me quedara dinero, pero me tocó gastarlos aquí porque no puedo esperar que llegue la luz en cuatro o cinco horas. Si esto me ocurre en cualquier otro momento me toca buscar otra alternativa, porque mi sueldo por lo general es en bolívares, aunque gano más de sueldo mínimo”, añadió.
HUEVOS EN PESOS.
En los alrededores del Terminal de Pasajeros de San Cristóbal la venta de un cartón de huevos que llega ya a los 800 mil bolívares, puede comprarse en pesos, con el cambio a cómo esté. Esta semana el peso estaba a 0.004 bolívares, por lo que se trataría de 49.114,23 pesos.
Pero existen tres tipos de precio. Si es con punto el valor es de 800 mil bolívares, si es con efectivo se pueden adquirir hasta en 400 mil bolívares, y si es con moneda extranjera, de acuerdo al valor que tengan las casas de cambio en Cúcuta.
Y no son solo los huevos, la panela, el arroz, la harina pan, cambures, aguacates y hasta helados son vendidos en pesos. San Cristóbal y el Táchira parecen un nuevo estado colombiano, no hay carretillero o vendedor en kioscos, heladero, buhonero o vendedor en tiendas de renombre, que no acepte pesos.
“Estamos colombianizados” contestó una vendedora al preguntársele por la venta en pesos. Aunque no quiso dar su nombre, manifestó que el comerciante debe adaptarse a lo que haya, y si los compradores manejan moneda extranjera para ellos mejor, pues garantizan comprar de la nueva mercancía o materia prima sin estar pendientes de la devaluación.
“Si recibimos pesos o dólares es mejor todavía, porque aquí todos los días esos suben de precio y uno termina comprando más cantidad de cosas. Nadie nos puede juzgar ni meter presos por eso, porque estamos trabajando honradamente, sólo que el venezolano ahora trabaja en Colombia y viene aquí a comprar, o los mismos colombianos también son nuestros clientes”, expresó.
A PUNTO DE CERRAR.
María Camacho es vendedora de lanas en Barrio Obrero. Tiene el negocio desde hace diez años, y asegura que esta semana que el bolívar bajó tanto corre el riesgo de cerrar, pues toda su mercancía es comprada en Colombia, no recibe pesos, ni tampoco punto, por lo que depende del efectivo y las transferencias en bolívares hiperdevaluados.
“No he querido aceptar pesos para evitar que me estafen, pero ya ni siquiera puedo garantizar comprar mercancía porque todo está muy caro, y una cliente no me va a comprar lanas en 2 millones de bolívares porque en ¿cuánto le puede salir un sweter, un vestido, un cobertor de cama?, esto es desesperante. Comprar un punto sale en 600 millones de bolívares, me va a tocar aceptar pesos, pero me da miedo que ahí si me lleguen aplicando la ley y no sólo me cierren el negocio, sino que me metan presa”, manifestó.
SE VAN DEL PAÍS.
Otros como Marcos Sánchez reciben moneda extranjera porque tienen pensado irse del país, y es una manera de hacer la conversión del efectivo sin estar buscando a quién comprarle pesos o dólares.
“Todo lo que tengo en mi negocio lo voy a vender porque tengo pensado irme del país, entonces a quien venga con dólares o pesos se los recibo, es mucho más fácil para mí porque voy sumando la moneda y no corro riesgo de estarle comprando a cualquier loco en la calle, porque hasta peligro corre uno cuando dice que está comprando dólares”, añadió.
“Se protegen de la devaluación”
Para el economista y profesor universitario Aldo Contreras, los agentes económicos –comerciantes- buscan protegerse de la devaluación de la moneda, en este caso del bolívar, haciendo uso de una más fuerte, por lo que en el Táchira, por formar parte de la frontera, aceptan vender su mercancía en pesos, ya que eso les impide descapitalizarse ante el proceso hiperinflacionario existente.
“Cuando las economías entran en hiperinflación, no se dolarizan de hecho sino de facto, para protegerse del cambio de precio que se produce semanal o diariamente, y esto solo se logra dolarizando la materia prima. En el caso del Táchira, es un estado de frontera, y el peso es una divisa fuerte que tiene cerca, por eso los agentes económicos dolarizan sus ventas y compras y se protegen”, explicó.
Precisó Contreras que esto no es permitido por los 33 convenios cambiarios que se han establecido desde el año 2003, siendo el primero la creación de Cadivi, pues los comerciantes deben regirse por el tipo de cambio establecido por el Banco Central de Venezuela. Quien lo haga incurre en un delito cambiario, que los puede llevar hasta a pagar con años de prisión.
“Nadie está autorizado para comprar ni vender en divisas, de hecho no lo pueden reflejar en su contabilidad. Los convenios cambiarios ni siquiera permiten que existan casas de cambio en Venezuela. También hay una Ley de Precios Justos que impide cambiarle el precio a los bienes de acuerdo a otra moneda, pero como el Estado venezolano no tiene oferta de divisas, la única manera de obtenerlas es por el mercado negro”.
Destacó que ninguna persona natural ni jurídica puede cruzar el país con más de 10.000 dólares, y a quien consigan con esa cantidad de dinero lo pueden culpar de legitimación de capitales, pues en Venezuela la única manera legal de adquirirlos es a través de los procesos de subasta.
Al ser consultado sobre la actuación en estos casos de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos –Sundee-, indicó que se desconoce por qué los fiscales no han actuado para proteger el derecho del consumidor, al tiempo que recordó que ningún organismo de gobierno, ni ninguna ley, saben cómo actuar ante una hiperinflación.
“Ninguna ley prevé la hiperinflación. Estamos es un limbo jurídico y por eso no hay actuaciones al respecto, no hay sueldo ni presupuesto que aguante, todo se lo come la situación económica”, manifestó el economista Aldo Contreras.
****Texto Publicado en Los Andes Semanario del Táchira edición 109